«De no ser por Mendiluce...», se quejan entre dientes los del PSOE madrileño. ¿De no ser por Mendiluce? De no haberse presentado Mendiluce, los partidarios de Mendiluce en Madrid se habrían quedado sin su candidato predilecto.
Hay gente que cree tener la propiedad de una parte del electorado. Anoche oí en Radio Euskadi -hasta la 1 de la madrugada estuvimos hablando allí por los seis costados, que son los que tienen las urnas- que Arnaldo Otegi se había referido en términos similares a los votos de Aralar.
Me recuerdan los unos y los otros a José Luis Perales cantando aquello de «¿Y quién es él...?¿A qué dedica el tiempo libre?», etcétera. Recordaréis que el tipo de la canción lanza amargas quejas contra el amante de su chica: «Es un ladrón -dice- que me ha robado todo». El protagonista de la cosa -Perales, por delegación- no sólo se pensaba que la moza era de su propiedad, sino que ni siquiera concedía a la chica capacidad de elección: si se había ido con otro, sólo podía ser porque el otro se la había llevado.
No concedo a Mendiluce el menor valor político. Me parece como su amigo Esteban Ibarra, dirigente vitalicio de Ancianos Contra la Intolerancia (¿o es Aprovechados Sin Fronteras?). Estoy dispuesto a pensar incluso que su candidatura ha sido favorecida por el PP. Y qué. Se habrá puesto ahí solo o con ayuda, pero no sé de ningún elector que le haya votado tras ser conducido por la oreja hasta la ranura de la urna. Si ha habido un millón y pico de censados -y censadas- que han respaldado la candidatura de esa perfecta nadería -y naderío- llamada Trinidad Jiménez, y algunos miles más que se han inclinado ante la impostada liberalidad del hipócrita de Ruiz Gallardón, ¿por qué no iba a haber un pico al que le cayera en gracia la sosería del trosco advenedizo y renegado? Con todo el derecho, oigan.
Por un momento pasé ayer por el espejismo de los sondeos a pie de urna -por más que supiera de sobra que las urnas no tienen pie- y me creí que el electorado hispano podía dar un revolcón a las huestes de Aznar. Volví poco a poco a la realidad para comprobar que sólo queda en la Galia una pequeña aldea en la que las legiones del César todavía no han logrado imponer su SPQR (¿o era CGPJ?).
Han borrado del mapa al 20% de los electores y siguen sin ganar. Algún día comprenderán que los primeros interesados en la independencia de Euskadi son ellos. Lo mismo consiguen incluso que Mendiluce se vuelva para Bilbao.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (26 de mayo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de junio de 2017.
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