La gente de Lo más +, programa del canal televisivo de Polanco, ha entrevistado a Manuel Chaves. No digo qué día, porque no lo sé: repiten tanto las emisiones que uno no sabe ya cuando es en directo y cuando es copia.
El objetivo patente -muy patente- de la entrevista era presentar al presidente de la Junta andaluza no como el soso que parece, sino como un tipo simpático. Y como un cinéfilo consumado. Más que nada para echarle una mano en estas vísperas electorales.
En plan de broma, y para demostrar lo mucho que sabe el hombre sobre el séptimo arte, le hacieron algunas preguntillas sobre películas famosas. Casablanca entre ellas, claro. Tenía que acertar qué frase figura en el guión de la película de Curtiz, de entre tres que le proponían. Una era un diálogo entre Rick y Elsa sobre latidos de corazón y cañones alemanes. La segunda, no la recuerdo. La tercera, la famosa frase: «Tócala otra vez, Sam». Pregunta: ¿cuál de ellas pertenece al filme?
Chaves no dudó ni por un momento: «Tócala otra vez, Sam».
Los presentadores -ellos sí- dudaron por un segundo, pero en seguida cayeron en la cuenta de que estaban ante un asunto de Estado y palmotearon: «¡Muy bien!».
Pequeño problema: Chaves erró. Rick-Bogart no pronuncia en ningún momento la famosa frase «Play it again, Sam». Si la memoria no me traiciona, el diálogo de la celebérrima escena, traducido al román paladino, es:
-¡Tócala, Sam!
-No, patrón.
-¡La tocaste para ella! ¡Tócala para mí!
Y Sam, con gesto de resignación, arranca con la pieza («You must remember this...»), aunque esta vez sin cantarla.
Play it again, Sam es una frase muy famosa, cierto, pero sólo porque es el título que puso Woody Allen a la película en la que homenajeó Casablanca, componiendo un personaje que es un trasunto cochambroso y risible de Rick.
La frase que sí forma parte del guión de Casablanca es la referida a los latidos del corazón y los cañones alemanes. Sale en el flash back de los días felices de Elsa y Rick en París, cuando están con Sam tomándose una copa de champagne en plan despedida, porque las tropas alemanas pisan ya las afueras de la ciudad. Ella confunde los disparos de los cañones alemanes con los latidos de su corazón, lo que no sólo es una cursilada de mil pares sino también una de las muchas extravagancias que se permitieron los guionistas de la película: los nazis no usaron cañones para abrirse paso en las afueras de París, porque nadie defendió París. (También asistimos en esa misma evocación a un amoroso baile de Rick y Elsa a los aires de Perfidia, que aparece interpretada en el arreglo orquestal que Glenn Miller hizo de la canción de Alberto Domínguez... bastante después de la ocupación de París).
Chaves respondió mal a la pregunta, lo cual no tiene nada de escandaloso, porque hay cinéfilos empedernidos que no son especialmente devotos de Casablanca. Lo que sí tuvo delito es que le pusieran la prueba, él aportara una respuesta equivocada... ¡y se la dieran por buena!
¿Es esa gente más chavista que Chaves? No. Sólo se esfuerza por ser más polanquista que Polanco.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de febrero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de mayo de 2017.
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