Esperanza Aguirre se declaró feliz anteayer porque el último pulsómetro de la Cadena Ser ha indicado que Mayor Oreja es el cabeza de lista a las elecciones europeas mejor valorado por los presuntos votantes. «¡Hasta ellos lo reconocen!», clamó en un mitin, sin darse cuenta –supongo– de lo raro que quedaba ese «ellos» aplicado a las personas consultadas en un sondeo de opinión.
Digo yo que doña Esperanza no habrá olvidado que otros «ellos» de idéntica procedencia se mostraron persuadidos hace algo más de dos meses de que Mariano Rajoy ganaría las elecciones generales. Y que, tres años atrás, otros «ellos» muy similares daban por hecho que Mayor Oreja vencería en las elecciones autonómicas vascas. Seguro que recuerda lo mucho que todos esos «ellos» acertaron.
A lo largo de su ya dilatada carrera política, Jaime Mayor ha evidenciado que tiene un serio problema con las urnas. Los sondeos se le dan bien pero, cuando llega la hora de la votación, se atasca. No es que fracase en la movilización de sus partidarios; es que, según todas las trazas, resulta todavía más eficaz movilizando a los electores contrarios.
Las listas al Parlamento Europeo están siempre bajo sospecha. La ciudadanía se barrunta que los partidos envían allí a tres tipos de dirigentes: a los fracasados, a los que incordian y, muy en especial, a los fracasados que incordian. No creo que haya muchos electores que duden de que, si el PP ha optado por mandar a Mayor Oreja a Estrasburgo, es para ofrecerle una salida más o menos honorable, pero sobre todo lejana.
No son circunstancias que ayuden a suscitar un entusiasmo loco en los votantes.
El exaspirante a presidente de la Comunidad Autónoma Vasca ha trazado las grandes líneas de su campaña electoral para el 13-J acusando al PSOE de pretender una Europa «socialdemócrata, laica y enfrentada a los EE.UU.». Se ve que ignora que la mayoría sociológica de este país responde punto por punto a ese preciso patrón: simpatiza con las medidas políticas que suelen identificarse con el Estado de Bienestar y la socialdemocracia, es partidaria de la plena separación de la Iglesia (de las Iglesias) y el Estado y, después de lo sucedido en los últimos meses, ha renovado su tradicional animadversión hacia los gobernantes de Washington. Tratar de asustar al electorado diciéndole que como vote al PSOE va a contribuir a una Europa social, laica y con fuerte personalidad en el escenario internacional es, lisa y llanamente, hacer campaña a favor del adversario.
He oído en las últimas horas un par de intervenciones públicas del cabeza de lista del PSOE, Josep Borrell. Bastante flojas. No creo que el exministro de González vaya a dar la victoria a su partido. Para mí que, tal como están las cosas, el activo electoral más importante que tienen los socialistas de cara a las próximas elecciones es Mayor Oreja.
Javier Ortiz. El Mundo (29 de mayo de 2004). Basado en un apunte llamado Mayor y los bobos. Javier añade en éste una nota que podéis consultar en el enlace. Subido a "Desde Jamaica" el 21 de abril de 2018.
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