Ronda intensiva de encuentros políticos en Bilbao: Josu Jon Imaz, Jesús Eguiguren, Arnaldo Otegi (acompañado de Joseba Permach) y Juan José Ibarretxe. Interesantes, en general, aunque no me sea posible entrar en el detalle, al tratarse de conversaciones sometidas a las restricciones del off the record.
No traiciono ningún secreto, de todos modos, si afirmo que en Euskadi se ha generalizado la idea de que la victoria electoral del PSOE inaugura un nuevo tiempo político en el que puede desatascarse más de un asunto bloqueado desde hace años. Es tan general ese sentimiento que puede afirmarse que abarca incluso al PP. (Sólo que a los populares vascos -sumidos en una crisis importante, con la proyectada marcha de Mayor Oreja e Iturgaiz a Estrasburgo- les parece mal.)
Acabados los encuentros y dedicado un rato a oír la radio y consultar las novedades por Internet, informo a los presentes del clima de camaradería que ha reinado en la reunión de los dos partidos del Pacto Antiterrorista y de la decisión del PSOE, anunciada por Pérez Rubalcaba, de instar a los tribunales a declarar ilegal la candidatura al Parlamento Europeo discretamente auspiciada por Otegi y los suyos, Herritarren Zerrenda (HZ). La candidatura en cuestión ya ha pasado el primer filtro de la Junta Electoral Central, al no haber apreciado ésta que incurra en ningún defecto de forma. El lunes se abrirá el plazo para que cada candidatura pueda recurrir la presencia de las otras, y será entonces cuando el PSOE y el PP pondrán en marcha su demanda.
Por lo que llevaba oído a lo largo del día, la poca beligerancia demostrada hasta ayer por el PSOE en ese asunto se tomaba como un signo del «nuevo clima». Sozialista Abertzaleak (o HB, o EH, o como se quiera) había hecho un esfuerzo muy especial para facilitar las cosas al nuevo Gobierno: ninguna de las personas que figuran en la candidatura de HZ había aparecido nunca en ninguna lista electoral de la izquierda abertzale y, además, los dirigentes de Sozialista Abertzaleak habían puesto mucho cuidado en no aparecer públicamente como patrocinadores de la iniciativa (es más: últimamente apenas aparecen en público, ni para eso ni para nada). Bastantes daban por hecho que, no habiendo de por medio ningún desafío, el PSOE podría escudarse en la corrección formal de la propuesta para no recurrirla. Ya vemos que no.
A decir verdad, así como en otros terrenos Zapatero ha dado ciertas pruebas de voluntad de cambio, en el caso de Euskadi no ha tomado ni una sola iniciativa pública que indique su deseo de emprender un nuevo camino. Algunos hechos a modo de muestra: el PNV fue el partido al que trató peor en la sesión de investidura (llegó a reclamarle que rectifique sus posiciones como condición... ¡para tener relaciones normalizadas!), ha colocado a Ibarretxe en el último lugar de sus encuentros con presidentes autonómicos (aunque su puesto en el protocolo sea el primero, por haber sido la vasca la comunidad que presentó en las Cortes su proyecto de Estatuto antes que ninguna otra), ha ratificado el Pacto Antiterrorista en todos sus extremos (por más que el 11-M daba razón más que suficiente para dejarlo en suspenso alegando que hay que actualizar su contenido)... y ahora vuelve a colgarse del brazo del PP para negar de nuevo a una parte de la sociedad vasca su derecho a tener representación política, en este caso en el Parlamento Europeo. La lista no tiene el menor ánimo exhaustivo: podría citar bastantes más hechos, incluyendo alguna mentira descarada que sólo puede tomarse como gesto de hostilidad. Tratándose de Euskadi, resulta inevitable decir que con Rodríguez Zapatero estamos teniendo más de lo mismo.
-Tiene que cubrirse las espaldas para que el PP no le pueda acusar de estar cediendo -me dice un reputado comentarista político.
-Sería así -le respondo- si estuviera haciendo algo en relación a Euskadi que pudiera desatar las iras del PP. Pero no hay tal. La nada no necesita protección. Y ése es el asunto: que de momento no ha aportado nada de nuevo en ese capítulo.
En estas últimas horas que he pasado en Bilbao, he oído a demasiada gente emplear la misma expresión: «Ahora o nunca». No me me gusta. Si la elección fuera realmente ésa, habría demasiadas probabilidades de que se quedara en nunca.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de mayo de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de mayo de 2017.
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