Se ha convertido en un lugar común de las conversaciones sobre el terrorismo de ETA: «¡Pues algo habrá que hacer, porque así no se puede seguir!». No importa el lugar: tanto da la sede del Consejo General del Poder Judicial que el bar de la esquina. Siempre hay alguien que lo dice, y la mayoría de los circundantes acoge el aserto con unánime aprobación.
Pues bien, y para conservar las costumbres: no estoy de acuerdo.
Vayamos por partes.
Primer punto: «Así no se puede seguir».
Falso. Sí que podemos seguir así. Llevamos en las mismas ya más de dos décadas y España no se ha hundido, ni nada que se le parezca. Lo que sucede es penoso, sin duda, y es horrible que tanta gente sufra por culpa de ello, pero no representa ningún obstáculo insalvable para el mantenimiento de las pautas básicas de la vigente organización social y política.
De hecho, todo indica que el Gobierno de Aznar cuenta con que vamos a continuar soportando el desastre del terrorismo durante muchos años, e incluso décadas. No por otra razón se dispone a seguir aplicando en lo esencial -variaciones de mero grado al margen- la misma política que hasta ahora: porque sabe que podemos seguir así y no quiere pagar ningún precio («La paz no tiene precio», dice y repite) para experimentar otro escenario.
Segundo punto: «Algo habrá que hacer».
Vaporosa afirmación donde las haya. ¿Qué se entiende por «algo»? Formulado así, en general, «algo» puede ser cualquier cosa. Y en cualquier sentido.
Aun a riesgo de equivocarme -odio indagar en cabeza ajena-, creo entender que ese «algo» al que se apela oblicuamente va por la vía de un endurecimiento de la actual política antiterrorista. Que se piensa, por ejemplo, en agravar las penas de cárcel y en ampliar el catálogo de las conductas tenidas por terroristas, en la estela de esa «desobediencia civil» que tanto persigue Garzón.
¿Y qué les hace suponer que con «algos» de ese género se lograrán resultados prácticos desconocidos hasta ahora? La experiencia de los últimos años indica lo contrario: ETA ha sobrevivido siempre a las sucesivas iniciativas policiales y legislativas ideadas en su contra. La prueba es que estamos en el punto en el que estamos.
En realidad, ese «algo habrá que hacer» quiere decir: «Insistamos en lo de siempre, pero llevándolo más lejos todavía». Como ni se plantean siquiera la posibilidad de que la medicina que aplican no sea la adecuada, tan sólo les queda una posibilidad: aumentar la dosis.
Otros pensamos que, si insisten en recetar más de lo mismo, nada tendrá de especial que el resultado sea también más de lo mismo.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (3 de noviembre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de abril de 2017.
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