No tengo ni pajolera idea de economía, pero algo me dice -debe ser mi fina intuición- que las medidas que está tomando el Gobierno de Aznar no nos van a encaminar, por lo menos no muy directamente, por la senda de la igualdad social. A los financieros y capitalistas se les ve la mar de contentos, y eso es escamante: a diferencia de muchas risas, la de estos caballeros no suele tener nada de contagiosa.
Oigo decir y repetir que, para que sea posible repartir la riqueza, primero tiene que haberla. Es un argumento muy simpático, que sólo presenta un inconveniente: olvida que hay otra condición necesaria para que sea posible repartir la riqueza: que quienes la controlan quieran repartirla. Y eso es lo malo: no suelen querer. La experiencia demuestra que, cuando la economía va a toda máquina, los propietarios apelan a la necesidad de reinvertir, expandir los negocios y acumular capital para no repartir sino lo imprescindible, y cuando vuelve la crisis, pues no necesitan apelar a nada, porque el asunto cae por su propio peso. De ahí que haga falta crear riqueza, desde luego, pero también forzar a los que la atesoran para que se vean obligados a soltar una parte. Y si el Gobierno no lo hace, para no frenar la creación de más y más riqueza, y si los líderes de los sindicatos se maniatan solos aceptando que hay que ceder en lo que sea para cumplir con las condiciones de la Unión Monetaria, pues entonces es razonable pensar que la expansión de la economía, en el caso de que se produzca -que ésa es otra-, vendrá muy bien a algunos pocos, y que los demás podremos darnos con un canto en los dientes si no nos va peor.
Me hace gracia escuchar a los capitostes felipistas bramando contra las medidas económicas del PP. Lo que está haciendo el Gobierno de Aznar ahora no es cualitativamente diferente de lo que hicieron ellos hasta su derrota del 3-M. Responde a la misma lógica. Sencillamente, el PP, que tiene menos hipotecas, cuenta con toda una legislatura por delante antes de que nadie le pueda pasar factura electoral y está algo menos cerrilmente obsesionado por el monetarismo que Solchaga y los solchaguistas, aplica esa lógica con más desparpajo y más coherencia. Pero pretender vendernos como «alternativa socialdemócrata» y «de progreso» los dogmas monetaristas a los que se esclavizó el felipismo, y que le llevaron a vivir en perfecta simbiosis con la Banca y el capital especulativo, no pasa de ser una broma de mal gusto. Distintos perros con los mismos collares: vaya una alternativa ilusionante.
De modo que el panorama que se divisa es éste: los ricos van a contar con las mayores facilidades para ganar más, y quienes controlan los instrumentos que sirven para forzar una mejor redistribución de la riqueza -instrumentos políticos, sindicales, etc.- quizá hagan algo, pero probablemente no mucho, y probablemente sin muchas ganas, y probablemente mal.
O sea, como hasta ahora. Doble ración de lo mismo.
Javier Ortiz. El Mundo (12 de junio de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de junio de 2011.
Comentarios
(con todas las letras) para cambiar el rumbo de esta rutinaria riada. ¿la tiene el 15M? o seguiremos poniendo palitos para interrumpir apenas parte de la corriente de este pensamiento unico e inmutble en el tiempo.
Escrito por: Flamboyan.2011/06/16 12:01:29.094000 GMT+2
Escrito por: Daniel.2011/06/17 08:04:53.388000 GMT+2