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1994/01/05 07:00:00 GMT+1

Mario Conde y el trust dominante

Decía Marx que la política es la expresión concentrada de la economía. Y es muy probable que fuera así en la época en que lo dijo. Ahora no podría serlo. Ahora es imposible distinguir entre política y economía.

Mi buen amigo Gervasio Guzmán está que trina a cuenta del affaire Mario Conde: «Ha sido una jugada de los banqueros del Gobierno». Le digo que su fórmula es incorrecta: los banqueros que mandan en este país no pueden ser catalogados como banqueros del Gobierno, a menos que se hable a continuación del Gobierno de los banqueros, y de la Prensa de los banqueros y el Gobierno, y del Gobierno de esa Prensa y de los banqueros...

En la España de hoy manda una casta amalgamada, un férreo trust de intereses --digamos mejor de interesados--, cuyos protagonistas sólo se diferencian en virtud de su división de trabajo: el uno defiende al trust desde la política, el otro desde la Banca y el de más allá desde sus diarios, sus revistas, sus teles y sus radios. Los más listos o con mayor capacidad de trabajo son capaces incluso de simultanear varios frentes, y operan a la vez, más o menos camufladamente, en la Banca y la Prensa, o en la política y la Banca, o como banqueros de la política, o como periodistas del PSOE. Otros, de vocación menos definida, optan por transitar con alegre naturalidad de un campo a otro, y así nos encontramos con políticos que desembarcan en Consejos de Administración, y con periodistas que tres cuartos de lo mismo...

Aquí se ha acabado el esquema social clásico. Antes, la sociedad contaba con una elite en el Poder político, una clase económicamente dominante y un aparato de control ideológico, y los tres elementos se relacionaban y condicionaban mutuamente a través de un sutil entramado de mediaciones en el que, «en última instancia» era la expresión obligada--, primaban los intereses económicos. Ahora, gobernantes, oligarcas financieros y propagandistas integran una sola camada, y ni mediaciones sutiles, ni últimas instancias, ni gaitas.

A lo que parece, Mario Conde fue un gestor nefando y armó en Banesto una zapatiesta de mucho cuidado. Pero estoy convencido de que su caída no se ha producido sólo por eso. Que lo que al final le ha llevado al desastre es no haber comprendido que, con respecto al trust que domina hoy en España, sólo podía adoptar dos posturas: o integrarse en él o enfrentarse a él. Su yerro más grave fue tratar de sentar el hemisferio derecho de sus posaderas en la poltrona del trust dominante, y el otro hemisferio --el díscolo-- en la silla de la oposición. Como casi siempre pasa a quienes pretenden descansar entre dos asientos, se ha dado el morrón.

Cuando todo se divide en dos bandos, hay que elegir trinchera. Conde quiso montar su negocio en tierra de nadie. Un sitio ideal para acabar acribillado por cualquiera de los dos oponentes. O por los dos.

Javier Ortiz. El Mundo (5 de enero de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de enero de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/01/05 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1994 preantología mario_conde gervasio_guzmán poder el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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