Allá por el mes de mayo, las calles de Nueva York fueron escenario de dos grandes manifestaciones en el plazo de pocos días. Una, de solidaridad con Israel; otra, de apoyo al pueblo palestino. Las dos tuvieron una participación semejante. Muy elevada. La primera mereció al día siguiente la fotografía de primera del New York Times y titulares destacados en todos los medios. De la segunda apenas se habló. En todo caso, en páginas interiores. ¿Por qué? Obvio: porque el poder que tiene el lobby sionista norteamericano sobre los medios de comunicación es infinitamente superior al que recoge la causa palestina.
Algo semejante, o todavía más descarado, ocurrió hace pocas semanas en Caracas. La manifestación contra Chávez reunió bastante menos gente que la que se congregó la semana siguiente para respaldar al presidente, pero el espacio que le dedicaron y la importancia que le dieron todos los medios occidentales fue apabullantemente mayor.
Tampoco en este caso parece necesario detallar las razones de la parcialidad: el juego de intereses es muy evidente.
Vayamos ahora a la manifestación del sábado en San Sebastián. Primero a las cifras. Los medios de comunicación más importantes han hablado de 150.000 personas. El más discreto de entre los asentados en la capital del Reino ha sido El Mundo, que lo deja en «cerca de 100.000». Ha habido quien se ha tomado la molestia de hacer el cálculo a partir de la foto aérea: había unas 35.000 personas. Una cifra francamente discreta, considerando que se desplazaron hasta San Sebastián no sólo muchos simpatizantes del PP y del PSOE de otras localidades vascas, sino también de bastantes otros puntos de la península.
La manifestación que hubo hace un mes en Bilbao para protestar por la ilegalización de Batasuna reunió a mucha más gente.
Lo cual es normal, porque los partidos que respaldaban la celebrada manifestación de San Sebastián tienen en la capital guipuzcoana una base tirando a limitada y, en buena medida, de edad provecta.
Aquello estaba repleto de foráneos.
Pero ellos han decidido que fue la manifestación más grande jamás contada y, como ellos tienen en sus manos los medios que lo cuentan, pues lo fue, y ya sólo queda analizar por qué el pasado sábado se reunió en San Sebastián la manifestación más multitudinaria de su Historia.
Y que a nadie se le ocurra ni discutir las cifras ni preguntar por qué convocaron una manifestación contra el nacionalismo vasco cuando se suponía que la prioridad absoluta era la lucha contra ETA, porque lo corren por la pradera. O por la meseta.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (21 de octubre de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de enero de 2018.
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