Repaso el correo electrónico a mi regreso a Madrid, ayer noche. Un visitante de esta web me manda una misiva alertándome de que en un foro de discusión de El Mundo, montado a partir de un artículo editorial de ayer, me estaban poniendo a caldo.
Me asomo por el foro en cuestión y me quedo de piedra. El título más común de los mensajes es «Javier Ortiz, pro-etarra».
Y los hay a porrillo.
Varios sostienen que siempre estoy «en contra de España». Uno afirma que seguro que he estudiado periodismo en Deusto (!). Algunos más se dirigen directamente a la Dirección del periódico para preguntarle, en tono airado, que cómo puede ser que publique las barbaridades que yo escribo. Lo más fantástico es que ninguno se toma el trabajo de argumentar sus acusaciones: debe de ser que mi perversidad les parece evidente. Como mucho, aluden en tono indignado a mi columna sobre Paco Rabal y la Transición.
Dos o tres salen tímidamente en mi defensa, apelando a la libertad de expresión y al pluralismo. Uno, algo más enérgico, pregunta a mis denigradores si su problema no será que añoran El Alcazar. La pregunta es pertinente, pero probablemente errónea: no da la sensación de que esa gente tenga edad suficiente como para haber sido lectora del vetusto diario fascista. Parecen ultras de nuevo cuño.
Ya me imagino que los participantes en ese foro de debate (?) no constituyen una muestra representativa del conjunto de los lectores de El Mundo. Pero tampoco me parece verosímil que todos los lectores ultraderechistas de El Mundo hayan decidido darse cita un sábado veraniego en ese foro específico.
Supongo que la verdad estará, una vez más, en el viejo adagio: quien siembra vientos recoge tempestades.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (2 de septiembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 31 de mayo de 2017.
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