Dice Josep Antoni Duran i Lleida, con el tono suave y pausado que le es propio, que tanto al PSOE como al PP les ha faltado «sentido del Estado» en el caso GAL, y que por eso nos vemos ahora en una situación «lamentable». Se refiere al juicio que empezó anteayer en Madrid.
Asegura por el contrario Xabier Arzalluz, en el estilo cortante que le caracteriza, que la celebración de ese juicio es muy positiva. Según él, hubiera sido terrible que, mientras los crímenes de ETA se castigan «Código Penal en mano», los de los GAL quedaran impunes.
Se supone que Duran y Arzalluz son uña y carne: ambos nacionalistas, ambos democristianos. Sin embargo, en la práctica, como se ve, sus concepciones de la política pueden resultar antagónicas.
Duran es considerado -incluso por buena parte de la opinión pública no catalana- un hombre moderado y sensato. Arzalluz, en cambio, pasa por ser -y no sólo fuera de Euskadi- un político abrupto, irascible y con tendencia al extremismo.
Estamos ante una clara prueba de la importancia que en el escenario de la política actual tienen las formas. Porque, si dejamos la superficie de esas declaraciones y ahondamos en su contenido, veremos pronto que la posición de Arzalluz es juiciosa y razonable, en tanto la de Duran es fanática y radicalmente hostil al Estado de Derecho.
¿Cómo puede entender Duran que al PP le ha faltado «sentido de Estado» en el caso GAL? En los crímenes de los GAL, al PP ni le sobró ni le faltó nada, porque no estuvo implicado en su comisión, que yo sepa. En consecuencia, esa ausencia de «sentido de Estado» de la que habla Duran solamente puede referirse a lo ocurrido más tarde, esto es, al desvelamiento de los crímenes: él cree que ha sido dañino para el Estado que el PP contribuyera a que las barbaridades de los GAL fueran investigadas, parcialmente clarificadas y llevadas a juicio. Ni más ni menos.
Xabier Arzalluz, por su parte, se limita a defender un principio constitucional tan justo como elemental: el de la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley.
En realidad, la posición de Duran no tiene nada de nueva, ni de exclusivamente suya. Tanto su partido como el de Pujol vienen actuando desde hace años en esa línea. Jamás han hecho nada que pudiera ayudar a la fijación de responsabilidades penales o políticas por la puesta en marcha del terrorismo de Estado. Al contrario.
Es realmente terrible que unos políticos partidarios de encubrir asesinatos, inhumanos secuestros y crueles torturas puedan ser mayoritariamente tenidos por personas sensatas y moderadas, cuando de hecho son fanáticos, cegados por su veneración a eso que ellos llaman Estado, al que quisieran mantener por encima de la Ley.
Dan pena. Pero no tanto ellos como los muchos que los consideran sensatos y moderados.
Javier Ortiz. El Mundo (27 de mayo de 1998). Subido a "Desde Jamaica" el 4 de mayo de 2013.
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