Lo he contado ya alguna vez, pero no aquí. Fue en 1976. Se cumplía un año del bochornoso Acuerdo de Madrid, por el que el Gobierno moribundo del moribundo Franco regaló el Sáhara Occidental a Hasán II. Con tan infausto motivo y con el PSOE como organizador, se celebró en Madrid una cena masiva para que, tras ella, los líderes de todos los partidos democráticos firmaran una solemne declaración de solidaridad con el Frente Polisario y de expreso reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática.
Mi memoria es malísima y se me desdibujan las circunstancias del ágape, pero hay un detalle que no se me ha olvidado: de primer plato sirvieron entremeses.
Recuerdo muy bien el detalle porque se me quedó grabado el gesto de horror que hizo uno de mis vecinos de mesa, saharaui, cuando le pusieron delante el plato, con sus inevitables lonchitas de jamón cocido y serrano, su rodajitas de chorizo y salchichón, etc. ¡Cerdo a un musulmán! ¡Qué oportunos los organizadores del PSOE, olvidando que los saharauis creyentes son mahometanos, y que la religión mahometana prohíbe tajantemente el consumo de carne de cerdo!
Los rostros de los representantes del Frente Polisario se nublaron y ya la tristeza nos acompañó hasta el final de la cena. Las encendidas proclamas de amor eterno que les dedicaron los oradores en los brindis finales, muy aplaudidas por el público, poco pudieron contra la evidencia de aquellos entremeses, auténtico acto fallido, inapelable augurio de lo que podía esperar el pueblo saharaui del PSOE si éste llegaba un día al Gobierno de Madrid.
La Historia ha demostrado que fueron aquellos entremeses, y no los discursos posteriores, los que proclamaron la verdad. En el mapa geoestratégico del norte de África que manejó Felipe González nadie pudo nunca disputar el lugar de honor a Hasán II, el ladrón del Sáhara. A lo largo de los trece años de felipismo, el Frente Polisario le ha pedido con infinita paciencia que cumpliera sus compromisos. No ha conseguido nada que no conociera ya en la cena de 1976: retórica y cerdo. Mucho cerdo.
Ahora la ONU, después de marear durante años a costa del referéndum de autodeterminación, ha tirado la toalla: los EE.UU. no quieren que nada desestabilice a su aliado del alma en el Magreb, y la ONU obedece una vez más a los dictados de Washington.
¿Qué quieren? ¿Que los líderes saharauis analicen lo poco que han obtenido defendiendo sus derechos por la vía del diálogo pacífico y que saquen conclusiones?
Esta mañana se celebra ante la sede de la ONU en Madrid una manifestación de apoyo al Sáhara. Los saharauis saben que, si en España no tienen un Gobierno que les apoye, cuentan a cambio con cientos de miles de amigos. Pero no basta con que lo sepan: hemos de demostrarlo. Porque su situación es desesperada. Nos necesitan.
Ya han recibido demasiadas coces de España. Y demasiado cerdo.
Javier Ortiz. El Mundo (8 de junio de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 20 de febrero de 2013.
Comentar