El PP se ha echado las manos a la cabeza porque el proyecto de reforma estatutaria propiciado por el BNG considera la posibilidad de que se incorporen a Galicia municipios limítrofes ahora integrados en otros ámbitos autonómicos, si tal es el deseo de los habitantes de las ciudades o pueblos en cuestión. Según el partido de la derecha, ésa es una muestra más de la degeneración atomizadora que está propiciando Rodríguez Zapatero. Sin embargo, un sencillo análisis del texto de varios estatutos de autonomía en vigor revela que los hay que contienen ya disposiciones análogas, o incluso mucho más aparatosas, que el PP admitió en su momento sin pestañear siquiera.
Hace pocos días, un ciudadano bienhumorado se divirtió denunciando en diversos medios, en tanto que inaceptables ambiciones separatistas del nuevo Estatuto de Cataluña, lo que en realidad era trascripción de varios artículos del Estatut vigente, ratificado por las Cortes Españolas en 1979. Logró que picaran en su anzuelo un montón de comentaristas espontáneos, que convinieron en que las pretensiones citadas eran inaceptables, por más que procedan de una ley orgánica con más de un cuarto de siglo de antigüedad.
Se han puesto de moda las escandaleras más bobas. ¿Hablaron los socialistas vascos con HB hace cuatro o cinco años? El PP lo denuncia apoyándose en lo dicho por Otegi, y los del PSE, indignados, niegan haber mantenido «conversaciones políticas» con la izquierda abertzale durante ese periodo. Lo cierto es que esas conversaciones existieron, y fueron políticas (¿qué iban a ser, si no?), y en ellas estuvo Redondo Terreros, y el PP fue informado. Todo el asunto es una simpleza. No tiene nada de criminal hablar con unos, con otros o con quien sea, para saber a qué atenerse y afinar las propias posiciones. Una cosa es hablar y otra, muy distinta, pactar.
Pero los socialistas tampoco tienen derecho a quejarse demasiado. Son los cuervos que ellos mismos criaron los que les están sacando los ojos. Recuerdo la época en que Zapatero, por presumir de ridiculeces, incluso alardeaba de no haber hablado nunca con el presidente del PNV. Como si departir con el máximo dirigente de un partido gobernante en una comunidad autónoma fuera un desdoro. (Eso sin contar con que, además, lo que decía era mentira).
Convierten en cuestiones de lesa patria asuntos que en realidad carecen de entidad, o que han sido desquiciados, o que se los han sacado de la manga, sin más.
Hay quien recuerda el cuento y se queja de que esta gente dice tantas veces «¡Que viene el lobo!» que cuando realmente venga el lobo nadie hará caso.
Yo creo que lo hacen a propósito. Centran todo el debate en el tamaño de la cerca, en los balidos de las ovejas y en el color de la lana para distraer la atención del rebaño. Son los agentes del lobo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de diciembre de 2005) y El Mundo (12 de diciembre de 2005). Hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 22 de noviembre de 2017.
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