Veo en la televisión al presidente de Nicaragua, Arnoldo Alemán. Parece contrito.
De Nicaragua me llega un informe detallado sobre los primeros días del desastre. Le concedo la palabra: «El Gobierno levantó la alerta de la llegada del huracán el lunes pasado [se refiere al día 2] porque dijeron que no golpearía Nicaragua y que pasaría al norte (...). El propio Arnoldo Alemán dijo el martes que los periodistas éramos muy alarmistas y que no había peligro (...). El miércoles el huracán estaba golpeando Honduras con toda su fuerza y llovía intensamente en el centro y en el norte del país, pero INETER [el servicio metereológico nicaragüense] guardó silencio. Ese día Alemán se fue con una enorme caravana por Jinotega y se quedó entrampado. Sus vehículos se pegaron en unos lodazales y tuvo que ser rescatado en helicóptero. (...) Ese día, el Centro de Huracanes de Miami alertó a Nicaragua, pero aquí no hicieron caso. (...) En la noche del jueves, Alemán dio declaraciones diciendo que todo estaba bien, bajo control; que no había pérdida de ninguna cosecha, que más bien las lluvias iban a ayudar a la maduración del café, que INETER estaba seguro de que el jueves dejaría de llover. (...) El viernes fue el fatídico deslave en el Casitas, pero nadie se dio cuenta. (...) Sandinistas y liberales se enfrascaron en una estéril pelea sobre si decretar o no el estado de emergencia, y en eso se pasaron el viernes y el sábado, mientras miles de personas morían. (...) El Gobierno pasó 72 horas de incapacidad total, diciendo sólo que había que tener paciencia y pedirle ayuda a Dios. (...) Algunos funcionarios-empresarios y los banqueros presionaron a Alemán para que no decretara la emergencia porque tenían miedo de quebrar, que venía la Navidad y que las ventas se les venían al suelo. (...) Alemán dijo que si decretaba la emergencia saldrían algunos vivianes cargándose la ayuda y que, además, algunos productores malapaga jamás cumplirían con los bancos privados. (...) ¿Cómo es posible que el lunes, en plena desgracia, Alemán se fuera al Mirador Tiscapa a celebrar el cumpleaños del alcalde de Managua, con mariachis y todo? (...) ¿Cómo se entiende que en el mercado oriental de Managua hayan aparecido bidones de aceite y cajas de leche de las que acaba de enviar Estados Unidos, vendiéndose? (...) Los diputados liberales se negaron a entregar siquiera mil pesos de sus salarios; dijeron que ya habían asistido a sus comunidades por otras vías. (...) Hoy volvieron a abuchear a Alemán en Tipitapa. La gente lo esperó en la calle y le gritó: '¡Somos liberales, pero queremos comida!'. El anda como de paseo con una caravana de 15 vehículos, en una enorme limusina negra».
Así son los liberales de Centroamérica.
El huracán se abatió sobre aquella tierra durante un par de días. Es de temer que esta gente la va a afligir durante mucho más tiempo.
Javier Ortiz. El Mundo (13 de noviembre de 1998). Subido a "Desde Jamaica" el 20 de noviembre de 2010.
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