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1994/12/31 07:15:00 GMT+1

Las ratas no quieren abandonar el barco

No abandonan el barco...

Se aferran al Poder como posesos. Ya, para estas alturas, les da lo mismo lo que pueda descubrirse sobre ellos, por grave que resulte. Cuando sale, lo niegan y continúan como si tal. O lo justifican como sea.

Entre los que niegan, el especialista número uno: Felipe González. Para él -ya lo vieron el jueves- aquí no pasa nada, todo va bien, la economía marcha viento en popa, el Gobierno nunca ha tenido nada que ver con los GAL, las Fuerzas de Seguridad del Estado se han atenido siempre a la Ley, a su juicio los fondos reservados siempre se han administrado correctamente, su Ejecutivo está en una posición perfectamente sólida... Y, por consiguiente, él va a seguir hasta agotar la legislatura.

Mentira tras mentira. Pero previsible: inicialmente él siempre lo niega todo, sin preocuparle ni poco ni mucho que nadie le crea. No pretende ganar credibilidad, sino tiempo. Y, como así gana tiempo, pues perfecto.

Más disparatado ha sido el comportamiento de los que han optado por -o se han creído obligados a- tratar de justificar lo ocurrido. Ha sido patético ver a José Barrionuevo apelando a lo duras que eran las condiciones en que se desarrollaba la lucha contra el terrorismo hace diez años, es decir, tratando de blanquear la fachada de los GAL. Y aún más patético ha sido ver a Rafael Vera comparando a Julián Sancristóbal y sus compañeros de sumario con los «poli-milis» de ETA, pidiendo que la sociedad muestre ahora la misma «generosidad» que tuvo con aquellos, algunos de los cuales tenían sumarios abiertos por delitos de sangre y fueron puestos en libertad. He ahí a todo un ex Secretario de Estado para la Seguridad, recién apeado del cargo, admitiendo implícitamente que los policías arrestados son culpables y poniendo en el mismo plano a ETA y el Estado, como si los servidores públicos no tuvieran deberes especiales.

¿Se aferran al Poder por inconsciencia, como afirma Julio Anguita? Cabría pensarlo. Porque el hecho es que su resistencia numantina está teniendo efectos realmente desastrosos en muy diversos planos. En el exterior, se extiende la idea de que España se ha convertido en una jaula, habitada a partes iguales por grillos y por zánganos. En el interior, se ha generalizado la sensación de que todo cuanto depende del Consejo de Ministros es provisional e incierto. «Gobierno» es sinónimo de incógnita, de marcha a la deriva, de bandazos, de falta de rigor. Resultó sintomático el comportamiento que tuvieron los mercados financieros y bursátiles el pasado jueves: inmediatamente después de hablar el jefe del Ejecutivo, la Bolsa sufrió una brusca bajada y la peseta descendió hasta su mínimo histórico frente al marco. «En estos momentos, el anticipo de las elecciones generales habría sido la mejor noticia que se nos podía dar», dijo un agente financiero.

...Porque les gusa el queso

No; la explicación del comportamiento de González y los suyos no hay que buscarla en la inconsciencia. No digo que sean plenamente conscientes de los efectos generados por sus actos -para serlo tendrían que interesarse realmente por ellos-. Sostengo que la motivación de fondo que les mueve es otra: seguir, seguir como sea, ganar tiempo.

Si González no dimite y si descarta la celebración de elecciones generales a corto plazo, es porque sus expertos le han anunciado que, de apelar ahora mismo al veredicto de las urnas, saldría condenado. Lo que le conduciría a dejar La Moncloa no «con la cabeza bien alta», como él desea, sino con el rabo entre las piernas: un golpe durísimo para su ilimitada soberbia y, sobre todo, una condena para su carrera política posterior. Si se va en medio del pateo del público, ni soñar con volver al escenario. Necesita aguantar a toda costa para que le llegue, en el segundo semestre de 1995, el turno de la Presidencia de la UE. En ella espera apoyarse para levantar su imagen, ahora por los suelos.

Esa es la clave del empecinamiento de González: su interés personal.

¿Y por qué le apoya su entorno? Por lo mismo: el uno se acuerda de repente de que cuando le hicieron gran jefe de esto o de lo otro era un mindundi, y no quiere volver a tener sueldo de mindundi; el otro ya se ha olvidado incluso de lo que era, si es que era algo; el de más allá no se imagina sin salir en el Telediario...

Las ratas no abandonarán el barco mientras a bordo haya queso. Sobre todo si fuera sólo espera el océano frío y gris.

Javier Ortiz. El Mundo (31 de diciembre de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de marzo de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/12/31 07:15:00 GMT+1
Etiquetas: anguita 1994 felipismo barrionuevo felipe_gonzález el_mundo sancristóbal | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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