Llama la atención Josep Borrell sobre la posibilidad de que la tregua de ETA esté sirviendo a los nacionalistas vascos como «una pura estrategia» para conseguir el derecho de autodeterminación.
Me temo que Borrell anda un poco despistado. Se plantea como posibilidad lo que es un hecho más que sabido: por supuesto que los nacionalistas vascos conciben la tregua como un modo de avanzar hacia la autodeterminación.
A Borrell eso le parece fatal. Tal se diría que no sólo le parece fatal pretender la autodeterminación, sino incluso tener una estrategia, quizá porque piensa más en inglés que en castellano.
Despistes y anglicismos aparte, lo que sugiere Borrell es de todos modos importante, incluso a su pesar. Porque al denunciar esa «pura estrategia» está dando por hecho que la autodeterminación es pura y simplemente implanteable.
Digo yo que convendría que se aclarara eso. No ya que lo aclarara Borrell, que probablemente no está para demasiados trotes, sino que lo aclaren el conjunto de los partidos españoles. Y el Gobierno, por supuesto. ¿Tiene espacio el independentismo vasco dentro de la legalidad española? No se trata de que digan eso de que «todas las posiciones pueden ser defendidas dentro de la legalidad». No es cuestión de poder defender, sino de poder obtener. ¿Aceptarían una eventual victoria democrática, en las urnas, del independentismo vasco? Porque, si la respuesta es negativa, entonces la conclusión que se impone es sencilla.
Tan sencilla como terrible.
Yo sí que aceptaría esa victoria.
Como vasco, puesto ante una proposición de independencia, votaría decididamente en contra. En las actuales condiciones, veo a esa perspectiva muchos más inconvenientes que ventajas. Es más: me consta que la mayoría de los vascos haría como yo. No hay tantos independentistas.
Pero eso no es lo fundamental. No defiendo el independentismo vasco. Defiendo el derecho de los independentistas vascos a tener las mismas posibilidades que los demás. Su derecho a presentarse ante las urnas y, en caso de vencer, a llevar su opción a la práctica.
Pero mucho me temo que esta posición mía no tenga demasiados partidarios, al menos fuera de mi propia tierra. Cuenta con un rato más la de Borrell: la que asume la unidad de España como dogma. La de quienes admiten en privado que, para evitar la independencia de Euskadi, apoyarían incluso que el Ejército entrara allí a tiro limpio.
Dije antes que todos los partidos deberían dejar clara su posición ante este asunto. Me lo he pensado mejor: tal vez sea preferible que no la aclaren.
Javier Ortiz. El Mundo (13 de enero de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de enero de 2011.
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Escrito por: .2011/01/12 06:05:30.860000 GMT+1