Almunia ha hecho cuentas: tanto por aquí, tanto por allí... y hala, mayoría al canto.
Está tirado: basta con que Izquierda Unida no presente candidaturas en 34 circunscripciones de nada y con que diga a sus votantes que ahora toca apoyar al PSOE: zas, hecha la mayoría de progreso y a gobernar, que son dos días.
Es la versión actualizada del cuento de la lechera.
El secretario general socialista habla como si los votantes fueran propiedad de los partidos, cual esclavos de nuevo cuño.
Imaginemos por un momento que a Francisco Frutos le da un pasmo y se aviene a hacer lo que Almunia le solicita. ¿Quién le dice que los votantes de IU aceptarían la consigna del jefe y acudirían mansamente a los urnas con la papeleta del PSOE en la mano?
Almunia no sabe -o no quiere saber, o hace como que no sabe: tanto me da- que buena parte del electorado de IU se abstendría gustosamente antes que dar su voto a alguno de los peregrinos a la cárcel de Guadalajara. Es más: me consta que los hay -y no pocos- que rechazarían no ya el voto directo al PSOE, sino incluso el voto a IU, si ésta se proclamara dispuesta a marchar de la mano de los felipistas tras las elecciones.
Almunia parece no darse cuenta de cuánta cizaña ha sembrado el PSOE en el terreno de la izquierda durante las dos pasadas décadas. ¿Cree que les basta con quitar a Felipe González de la cabeza de la candidatura por Madrid para que toda esa cizaña sea tenida por trigo limpio?
No sólo se equivoca en sus cuentas con IU. Probablemente también en las de su propio bando. Porque, si hay una parte del electorado de IU que no respaldaría a Frutos si se aliara con el PSOE, hay también un sector del electorado del PSOE que le daría la espalda a él si se aliara con IU. Hablo de votantes situados en esa parte oscilante del electorado que en su día apoyó a la UCD, que luego pasó a respaldar a González en la medida en que éste se presentó como «centrista», con la OTAN y el neoliberalismo por bandera, y cuyo voto podría tomar fácilmente otros derroteros si la perspectiva que Almunia le plantea tiene aires de «unión de la izquierda» (o «frentepopulistas», por emplear la expresión de un comentarista involuntariamente cómico).
A Almunia le salen las cuentas finales, sí, pero sólo en la medida en que suma churras y merinas... y recentales, y ternascos, y chotos, y moruecos, y añojos... O sea: todo el ganado lanar que atisba en el horizonte electoral, próximo o lejano.
Me temo que haya olvidado que hay también mucho trashumante.
Javier Ortiz. El Mundo (26 de enero de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de enero de 2013.
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