De todo lo que declaró ayer el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI, antes Cesid) ante la Comisión de Gastos Reservados del Congreso de los Diputados, lo que me ha parecido más curioso es que dijera que, aunque no haya pruebas de que Sadam Husein contara con armas de destrucción masiva, él está convencido de que tenía «vocación» de disponer de ellas.
Es cómico el lenguaje que utilizan los justificadores profesionales. ¡«Vocación»! No pasa de ser un modo pretencioso -y nada adecuado, en realidad- de decir «ganas». Pero, claro, si don Jorge Dezcallar hubiera dicho: «Bueno, no tengo ningún motivo para afirmar que Sadam tuviera armas de ésas, pero para mí que le habría gustado mucho tenerlas», lo más probable es que los diputados le hubieran obsequiado con una hermosa carcajada.
Dicen «No está acreditado» cuando lo que quieren decir es «No hemos conseguido probarlo». Dicen «No se descarta» para decir «Ya me gustaría».
Y así todo.
Pues téngalo por seguro el señor Dezcallar: si alguna «vocación» ha quedado «acreditada» en todo este asunto, ésa ha sido la «vocación» de Bush, Blair y Aznar de ordenarse sacerdotes cuanto antes y dedicarse a repartir hostias.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (5 de septiembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
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