Los dirigentes del PSOE insisten una y otra vez en que no hay una alternativa creíble al gobierno de su partido. Es la suya una argumentación sumamente reveladora del momento patético por el que atraviesan: como ya no se sienten capaces de convencer a nadie de que lo hacen bien, cifran todas sus esperanzas en que se les crea cuando aseguran que los otros lo harían aún peor. «No tienen programa», argumentan. Como si el programa que ellos tenían en octubre de 1982 hubiera servido de algo.
Además, es falso que los demás carezcan de programa. El programa que tienen es sencillo, perfectamente creíble y sumamente atractivo: proponen desalojar a González y los suyos de la Moncloa. Se trata de un programa a la vez sintético y completo, que recoge y resume todas mis aspiraciones del momento: cualquier cosa menos volver a ver a éstos en el Gobierno; todo con tal de no soportarlos cuatro años más monopolizando el Poder.
¿El riesgo de un Gobierno de derechas? Basta con no dejarse hipnotizar por los fetiches para comprender que un gobierno de derechas es precisamente lo que tenemos ahora. En todo caso, lo que podría surgir es un gobierno de otra derecha, de una derecha que se reconociera como tal.
¿Se atrevería un gobierno así a ser más de derechas que el actual? Hay buenas razones para dudarlo. Con una oposición fuerte y una opinión pública en mejores condiciones de mostrarse vigilante, lo más probable es que ocurriera justamente lo contrario.
Las próximas elecciones no van a servir para decidir entre este o aquel partido, sino para responder a una opción muy clara: González sí, González no.
Esa es la alternativa que hace falta. Y está al alcance de la mano.
Javier Ortiz. El Mundo (6 de diciembre de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de diciembre de 2011.
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