Oído ayer en la radio, dentro de la información sobre la destrucción de casas palestinas llevada a cabo por el ejército israelí: «Colin Powell ha criticado estas acciones y ha afirmado que destruir casas no es constructivo».
He repasado con atención los periódicos de hoy para confirmar la frase, que me encantó. ¡Todo un hallazgo del secretario de Estado! ¡Destruir no es constructivo!
Pero no aparece por ningún lado. El hallazgo, según todas las trazas, fue del periodista que redactó la noticia. (*)
Según constato el patinazo, la vista se me va a un recorte de periódico que traje en mi último viaje y que dejé en un rincón de la mesa. Procede del Diario de Burgos del martes 11. Es una columna titulada «Torturas», firmada por una conocida periodista y comentarista radiofónica. «Una firma», que se diría en el gremio.
La recorté no porque lo que dice me pareciera mal -que también- sino por la extraordinaria desidia y desaliño de su redacción, realmente ejemplares.
Tras aludir un tanto caóticamente a las noticias sobre malos tratos a los prisioneros iraquíes, aborda la columnista el segundo párrafo de su artículo. Y escribe: «Es una vergüenza para EEUU y el Reino Unido que esos hechos miserables estaban protagonizados por un puñado de hombres, no por todos los soldados». ¡Curiosa vergüenza, a fe!
Toda la columna es de traca, pero tampoco la voy a reproducir entera. Me conformo con dar cuenta del final: «No es que esos métodos vayan contra la Concención (sic) de Ginebra; es que va (sic) contra todo lo humanamente aceptable, va contra la ética y la estética, va contra los sentimientos, contra el respeto a los demás, contra todo aquello que da grandeza a los hombres frente a los animales. Y es que ni los animales tratan a sus víctimas como han sido tratados los presos iraquíes.»
Espectacular.
Una cosa es que las ideas de la periodista sean las que son, en cantidad y en calidad, y otra es esa exhibición de verborragia estrafalaria, que pasa cual panzer sobre el sentido común y sobre la gramática.
Dad por hecho que ni siquiera releyó lo escrito. ¡«Va contra los sentimientos»! ¿Contra qué sentimientos? ¡«Ni los animales tratan a sus víctimas...»! ¿Y qué son los hombres? ¿Vegetales? ¿Habrá visto esta señora cómo se comportan los buitres, las pirañas y las hienas, mejorando lo presente?
Es obvio que vende sus escritos a tanto el kilo. Como tantos otros.
Y a eso es a lo que iba. A que cada vez esta profesión se ejercita con menos respeto hacia las víctimas -la audiencia, los lectores- y con más desgana, más incompetencia y más impúdica codicia.
Dicho sea para empezar con buen ánimo la semana. Ea.
(*) Según me informa mi amigo Alberto Piris, lo que dijo Powell, en concreto, fue: "We oppose the destruction of homes, we don't think that is productive." Es decir: «Nos oponemos a la destrucción de casas. No creemos que sea productivo.» La frasecita también se las trae, desde luego, pero la gracia definitiva estaba en el uso en paralelo de las ideas de construcción y destrucción. Y eso fue obra del traductor.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de mayo de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de mayo de 2017.
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