Arzalluz dice que si patatín y que si patatán. Felipe González afirma que si esto y que si lo otro. Rajoy responde que el uno es un tal y el otro un cual. Y con eso ya tenemos cubierta la sección de política nacional de los medios informativos.
Porque en el mundo de la economía, hay gente que dice cosas, pero muchas otras cosas suceden: suben los precios de los carburantes, se dispara el IPC, se congelan los salarios, las eléctricas reclaman subidas tarifarias para que no haya cortes de suministro eléctrico durante el verano (?)... Y en el mundo del deporte, tres cuartos de lo mismo: hablan, sí, pero aparte de eso meten goles, encestan, obtienen marcas, ganan -o pierden- copas... Y tres cuartos de lo mismo en eso que los periodistas llamamos «Sociedad»: se accidentan helicópteros, se caen los obreros de los andamios -o los tiran, según se mire la cosa-, hay inundaciones...
En la práctica totalidad de los campos en que la Prensa divide la realidad, hay declaraciones, pero también hay hechos.
En el terreno de la actualidad política, a juzgar por el contenido de los medios de comunicación, no. Sólo hay palabras.
Basta con mirar los titulares. Apenas hay alguno que no incluya verbos verbales: decir, sostener, afirmar, denunciar, replicar...
Políticos y medios de comunicación se potencian y jalean mutuamente: los unos no paran de hablar y, como los otros no paran de hacerse eco, el ciclo se retroalimenta. Además, como hay una relación directa entre la contundencia de lo dicho y el tamaño de los titulares -cuanto más gruesas son las palabras, más gruesa también la tipografía empleada-, las escaladas verbales se suceden la una a la otra. El que quiere estar presente en prensa, radio y televisión -y todos quieren estarlo- ya sabe lo que tiene que hacer: meterse a tope con los demás.
Entretanto ocurren cosas, claro que sí, pero apenas se ven. Están enterradas bajo montañas de palabras.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (22 de mayo de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.
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