Las autoridades de Washington hablan y hablan sobre el Irak post Sadam. Colin Powell recorre medio mundo disertando sobre cómo será la nueva Administración iraquí, quiénes intervendrán en la reconstrucción del país y quiénes no, qué otras operaciones militares en países limítrofes emprenda tal vez su Gobierno -cita a Siria y a Irán-, a qué papel habrá de ceñirse la ONU a partir de ahora... Aún no ha cazado el oso, pero tiene clarísimo qué hará con su piel.
Casi todo el mundo, incluyendo algunos que se declaran hostiles a esta guerra, da por hecho que asistimos a los últimos días del conflicto armado.
Yo no discuto que la fase convencional de la guerra pueda concluir relativamente pronto. Tampoco lo afirmo, de todos modos, a la vista de que el mando angloestadounidense no sabe cómo rematar la toma de las ciudades sin recurrir a un cuerpo a cuerpo en el que sus tropas podrían sufrir cuantiosas bajas.
Pero, incluso en la hipótesis más favorable para ellos, incluso aunque consiguieran hacerse con el control formal de Irak en el plazo de algunos días o de unas pocas semanas, eso no querrá decir que todo se haya terminado. Ni mucho menos. Según ha podido constatarse durante los primeros 15 días de guerra, el Gobierno de Sadam Husein preparó a su población para que, en la más que probable eventualidad de que su Ejército no pudiera detener el avance de las tropas invasoras, pasara a hostigarlas con técnicas de guerra de guerrillas. ¿Cómo? Buscando unidades pequeñas que queden en situación momentánea de aislamiento para atacarlas con fuerzas superiores; sometiendo al ocupante a atentados constantes; obligándolo a hacer un gran despliegue por todo el territorio para que no se fijen bolsas fuera de control y aparezcan «zonas liberadas»...
Los rusos podrían dar a los estadounidenses un curso muy completo al respecto. Por doble vía: porque ellos han sacado un muy fructífero partido de las formas irregulares de guerra en las ocasiones más decisivas de su Historia... y porque las sufrieron en Afganistán, de donde acabaron por salir con el rabo entre las piernas, pese a su aplastante superioridad militar y pese a que contaban con el respaldo de una parte importante de la población local, cosa de la que EE.UU. carece en Irak.
Es un error confundir la fase convencional de la guerra con la guerra en su totalidad. Washington puede demostrar que el Ejército de Sadam Husein no tiene capacidad para plantarle cara. Pero la cara es sólo lo que se ve de frente. Las Fuerzas Armadas de los EE.UU. tienen también espalda. Y flancos. Y los tienen ahora, y los tendrán el mes próximo, y el siguiente.
Se están repartiendo la piel del oso como si ya lo hubieran cazado. Pero un país no es una pieza de caza. Son muchísimas. Y durante mucho tiempo. Demasiada caza para un cazador furtivo.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (4 de abril de 2003) y El Mundo (5 de abril de 2003). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 16 de marzo de 2017.
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