Al parecer, Bill Clinton cree que Javier Solana está llevando de pena la gestión de la guerra en Yugoslavia. Cuentan que se lo dijo a Aznar el otro día. Y, por lo visto, sin demasiados tapujos.
El portavoz militar de la OTAN también se muestra insatisfecho con la operación. Y lo mismo el comandante en jefe de las fuerzas aliadas.
¿Deberemos suponer que es Solana la cabeza pensante de la estrategia que está siguiendo la OTAN en Yugoslavia? Vamos ya. No me creo que haya nadie con dos dedos de frente capaz de delegar en Javier Solana la determinación de una estrategia. Sobre lo que sea. Más me pega que se estén buscando ya un chivo expiatorio para presentar ante la opinión pública a un culpable del desastre en que se han metido.
Para mí que hasta Solana se está dando cuenta del triste destino que le están preparando. Ayer, en pleno desvarío errático, afirmó a la BBC que la OTAN no dudará en invadir Yugoslavia «si es necesario». Horas después, medio lo desmintió.
Supongo que soltó eso más que nada para que no se consolide la idea de que él es el pirado que creyó que era posible derrotar en unos pocos días a Milosevic, y hacerlo además sólo a base de ataques aéreos.
Toma cuerpo cada vez más la idea de que, si quiere acabar con la resistencia de Milosevic, la OTAN no tendrá más remedio que atacar por tierra en Yugoslavia. Y así es, técnicamente, sin duda: ninguna guerra se ha ganado jamás desde el aire. Pero esa conclusión nos retrotrae al escenario de hace 15 días, cuando Moscú puso el grito en el cielo y Madeleine Albright se apresuró a sacar los paños calientes asegurando a Yeltsin, Ivanov mediante, que la invasión terrestre de Yugoslavia estaba por entero descartada.
Las contradicciones, evidentes, no pertenecen en exclusiva a Solana. Es la propia OTAN las que las arrastra. Partió de la convicción de que Rusia, por razones económicas, no estaba en condiciones de implicarse a fondo en este conflicto. Y no lo está de ningún modo, por supuesto. Pero sólo los marxistas de pacotilla creen que la economía lo determina todo, de pe a pa. El miedo, el orgullo, la pasión, la cultura -la ideología, en suma- pueden llegar a inclinar la balanza del otro lado -¡lo han hecho tantas veces en la Historia!-, sin mirar a la cartera.
Ahora se han dado cuenta, y no saben a qué carta quedarse. Solana pagará sólo por haberles prestado la cara.
Javier Ortiz. El Mundo (19 de abril de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de abril de 2013.
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