Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2005/08/02 06:00:00 GMT+2

La ley del más fuerte

Desde la última Guerra Mundial -y durante-, los sucesivos gobiernos de Estados Unidos han tenido una actitud muy descarada en relación con las bombas. Su planteamiento general al respecto es: «EE.UU. puede fabricar todo tipo de bombas, sean las que sean, y usarlas cuando quiera y dónde quiera, si conviene a sus intereses. Pero no acepta que otros hagan lo mismo». Han obrado según ese criterio con toda suerte de artefactos, desde los más pequeños (las minas antipersonas) a los más grandes (los atómicos), pasando por los de neutrones, los químicos y los bacteriológicos.

La historia del armamento nuclear es muy aleccionadora. Mientras la industria militar norteamericana necesitó realizar pruebas atmosféricas para perfeccionar sus bombas, Washington no quiso ni oír hablar de la prohibición de ese tipo de ensayos. Pero, así que pudo reemplazarlos por pruebas subterráneas, se convirtió en el máximo defensor de un acuerdo internacional contra las pruebas atmosféricas. La URSS, como tampoco las necesitaba, aceptó. Pero Francia y China -De Gaulle y Mao- se negaron a firmar.

El otro frente que Washington abrió de inmediato fue el de la lucha contra la proliferación del armamento nuclear. Comprendió que su fuerza de imposición política en determinadas áreas del mundo -en el Oriente Medio y en Asia, sobre todo- podía verse reducida drásticamente si empezaban a menudear los estados dotados de bombas atómicas. Su experiencia con Pakistán y la Unión India le resultó concluyente: hubo de empezar a tratarlos con guante blanco. Por la misma razón pone ahora tanto cuidado en su diplomacia hacia Corea del Norte, cuyos habitantes, por lo visto, no tienen tanto derecho a ser liberados de la tiranía, etcétera, etcétera, como los afganos o los iraquíes.

También está muy inquieto con el programa nuclear iraní. Es comprensible. Un Irán con armas nucleares representaría un obstáculo formidable para su estrategia de control de toda la extensa área que va de Afganistán al Mediterráneo.

Dicen: «Sólo tratamos de impedir que haya Estados gamberros, irresponsables, que se doten de bombas nucleares que podrían llegar a usar». La excusa se convierte en un sarcasmo así que se recuerda que la Historia sólo da cuenta de un Estado cuyos dirigentes hayan mostrado el grado de barbarie necesario para dar la orden de lanzar bombas atómicas sobre objetivos civiles. En Hiroshima y Nagasaki lo recuerdan todos los años.

Algunos se declaran estupefactos por el hecho de que el encargado de dictar al mundo entero quién, cuánto y cómo puede armarse sea alguien que ha demostrado de sobra que él mismo no es capaz de abordar con un mínimo de sensatez ni la fabricación de las peores armas ni su uso.

Parece paradójico, en efecto, pero no lo es. La ley del más fuerte es tan vieja como el propio mundo.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (2 de agosto de 2005) y El Mundo (3 de agosto de 2005). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 18 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/02 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: irán apuntes usa armas nuclear urss china corea_del_norte francia 2005 el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)