Está publicando José Luis Barbería en El País una serie dedicada a la financiación del llamado Estado de las Autonomías que se pretende técnica, pero que rezuma ideología centralista por los cuatro bordes de cada página.
La entrega de ayer, titulada «La hora de la verdad del proceso autonómico», comenzaba diciendo: «Después de haber "disparado con pólvora del rey" durante años, tirando de un talonario que, en realidad, pagaba el Estado, las autonomías comprueban que no les llega el presupuesto».
El párrafo es químicamente puro. O sea: no hay por dónde agarrarlo.
Para empezar: «la pólvora del rey» no existe. Los reyes no fabrican pólvora. Ni nada. Los reyes son intrínsecamente improductivos. Si hay reyes que tienen pólvora, es porque se la han sacado a alguien, de grado o de fuerza. La expresión «disparar con pólvora del rey» es bochornosamente falaz, porque convierte al rey en explotado, cuando los reyes no pueden ser sino explotadores, por definición.
Lo cual no señalo por ponerme tiquismiquis, sino porque ésa es la esencia del rollo que se suelta el señor Barbería.
Añade: «...Un talonario que, en realidad, pagaba el Estado». Es la misma falacia. Si el Estado posee un talonario, y si ese talonario responde a una cuenta corriente con fondos, es porque otros se la nutren. Porque al Estado le pasa como al rey de la pólvora: gasta, pero no produce. Los fondos con los que cuenta el Estado provienen de los impuestos que paga la ciudadanía, que no es propiedad del Estado y que suele vivir en una u otra comunidad autónoma, más que nada porque no tiene otra posibilidad.
Y es que -aunque Barbería trate de hacer como que no lo sabe- las comunidades autónomas son Estado.
Barbería confunde Estado y Administración central. La Administración central es sólo una parte del Estado. Las comunidades autónomas, las diputaciones, los cabildos... y hasta las pedanías, las juntas de distrito y las dependencias del WC municipal del último pueblo autónomo de la comunidad más autónoma que haya, si la hay, son tan Estado como el mismísimo Jordi Sevilla.
A Barbería eso no le entra en la cabeza. Para él, la ecuación fundamental de España es la que dice «Estado = Madrid». Dejando fuera de la idea de Madrid al 95% de la gente que vive en Madrid, por supuesto.
Es su problema. Y el de muchos otros que, militen en el PP o en el PSOE, siguen creyendo que para marchar hacia el futuro es obligado subirse a las cansadas grupas de Babieca. Eso sí: con El País en la mano.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (6 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
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