«Desde 1800, las decisiones de España en política exterior han estado subordinadas a Francia, y eso ahora ya no es así. Algunos están contentos, otros no. Yo estoy feliz de que España tome sus propias decisiones». Declaraciones de José María Aznar a un diario norteamericano.
La política exterior española ¿subordinada a Francia desde 1800?
Si dejamos de lado el siglo XIX, en el que hubo de todo, y nos fijamos en el XX, lo primero que habremos de constatar es que, a la hora de las grandes citas con la Historia, los gobernantes españoles nunca se pusieron del lado de Francia. No lo hicieron en la Gran Guerra del 14-18, porque se declararon neutrales, y tampoco lo hicieron durante la II Guerra Mundial, porque apoyaron a las potencias del Eje, aunque sólo entraran en la contienda por el frente ruso.
El examen de la letra pequeña no mejora el panorama. De un lado es inevitable recordar los reiterados forcejeos hispano-franceses en el norte de África. Del otro, los 40 años de franquismo, a lo largo de los cuales las relaciones entre las autoridades de París y Madrid fueron más bien frías y distantes.
Entre otras cosas por la realidad de esa distancia, en buena medida ampliable al resto de los estados democráticos de la Europa occidental -con la excepción parcial de Gran Bretaña-, Franco optó ya en 1953 por refugiarse bajo el paraguas protector de la Casa Blanca, de la que ya había recibido más de un disimulado favor en el pasado. Se convirtió en un peón de brega de la política exterior norteamericana y permitió la instalación de bases de la USAF en España. En razón de lo cual, cada vez que desde entonces Francia tuvo sus más y sus menos con EE.UU., Madrid respaldó las posiciones del gigante trasatlántico sin la menor vacilación.
Aznar se presenta como el iniciador de una nueva política exterior española. No hay tal. Todo lo contrario. Lo único que ha hecho es simplificar el juego de alianzas, que se había vuelto un poco más complejo a partir de la Transición, poniéndose por entero y sin condiciones al servicio de la voluntad de imperio de los EEUU.
Lo de Aznar es mucho más que una torpe falsificación de la Historia. Es también una impertinencia gratuita de la que no dejarán de tomar nota las autoridades francesas. Sobre todo porque, ya metido a rescribir el pasado a su aire, remata la faena afirmando que antes del 11-S España se encontró «frecuentemente» sola en su lucha contra ETA. Una afirmación que entraña un desprecio tan absurdo como innecesario de la colaboración prestada -que no regalada, desde luego- por París. ¿Qué quiere? ¿Que le enseñen en qué consiste realmente estar solo?
Tirar piedras contra el propio tejado no es una práctica muy recomendable. Pero todavía es más estúpido hacerlo por afición, sin que nadie te lo pida.
¿O es que se lo han pedido?
Javier Ortiz. Apuntes del natural (16 de enero de 2004) y El Mundo (17 de enero de 2004). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.
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