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2003/04/05 06:00:00 GMT+2

La denuncia «política»

Lo de Javier Arenas es de aurora boreal. Presenta una lista con los nombres de diversos presuntos cargos locales del PSOE e IU que, según él, han participado en agresiones contra sedes del PP o han atacado a sus dirigentes, y dice a continuación que no está acusando a nadie de la comisión de ningún ilícito penal porque lo suyo es «una denuncia política».

Las relaciones de esta gente con la lógica van de mal en peor. Se ve que el esfuerzo constante por negar lo evidente -su participación activa en la guerra de Irak- ha dañado irreparablemente sus neuronas. Ya les da igual que sus palabras carezcan del menor sentido. ¿En qué cabeza cabe que acusar nominalmente a tales y cuales individuos de haber participado en asaltos y agresiones no sea imputarles actos ilícitos?

Dice Arenas que se trata de «una denuncia política». Otra estupidez más. Toda denuncia referida a políticos entra forzosamente en el terreno de la política. El asunto no es saber si entra en ese terreno, sino si se circunscribe a él. Que sea política no excluye que también sea penal. Lo que él quería decir -pero no acierta, porque está de un zote que se sale- es que su denuncia es exclusivamente política. Pero para que una denuncia sea exclusivamente política tiene que referirse a actos cuya naturaleza, sentido y consecuencias se ciñan estrictamente al campo de la política. Y la rotura de puertas y cristales de sedes del PP y el lanzamiento de objetos contra estos o aquellos miembros de ese partido son actos políticos, por supuesto, pero no son sólo políticos. Se trata de comportamientos decididamente ilegales, que el Código Penal describe y condena. (Me dirán ustedes: «Hombre, la toma de la Bastilla tampoco fue un acto legal, y estuvo muy bien». Y yo les contestaré que sí, pero que los asaltantes de la Bastilla vencieron, y la victoria es una eximente total que ningún Código describe, pero que todos acatan.)

Lo que Arenas pretende -que acusar de la comisión de actos ilegales no signifique acusar de la comisión de actos ilegales- es un perfecto contrasentido, obviamente, pero cabe entender de qué va si se examina dejando de lado la lógica formal. Lo que en realidad Arenas está diciendo es: «Acuso a esta gente de haber hecho esto, lo otro y lo de más allá, pero no quiero que el asunto se ventile ante los tribunales porque sé que buena parte de mis acusaciones son imposibles de probar, entre otras cosas porque bastantes de ellas son falsas. Yo lo único que quiero es que mi jefe no tenga que comerse con patatas la acusación que lanzó a Zapatero y Llamazares de que son los instigadores del acoso que estamos sufriendo. Si consigo esa meta estrictamente política, voy que chuto».

Ocurre que los otros no son tontos. Le han visto venir a tres kilómetros.

Tendrá que ir a los tribunales con sus acusaciones, quiera que no. Y hará el ridículo.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (5 de abril de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de marzo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/04/05 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2003 diario pp arenas aznarismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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