Hay un buen puñado de asuntos que merecen un comentario, tratándose de la llamada «Constitución Europa».
El primero ya lo he hecho alguna vez de pasada y tiempo habrá de retomarlo con más detalle: no es realmente una Constitución. Es otro tratado europeo, como el de Maastricht. Algo más ambicioso, quizá, pero tampoco nada del otro jueves.
El segundo asunto se refiere a su valoración. Tiene cosas positivas, qué duda cabe, pero en lo esencial retrata con fidelidad el modo en que conciben la construcción europea los globalizadores mierdosos que nos gobiernan. Excuso decir que ese tratado no tendrá mi voto positivo. Tampoco veo que tenga demasiado sentido votar «No», de modo que supongo que optaré por la abstención, una vez más. Entre otras cosas, para chincharles: parece que es lo que más les preocupa es que se demuestre que sus manejos por las alturas no consiguen ni siquiera interesar.
Pero el tercer punto, y el que puede resultar más gracioso, es el de su legalidad. El Consejo de Estado ha dictaminado -si he entendido bien la papela- que la aceptación de ese tratado altera principios fundamentales de la Constitución Española y que, por tanto, si quieren ratificarlo, deben seguir los trámites necesarios para la reforma de la Constitución, incluida la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones generales.
Jo, jo, jo.
El pasado jueves, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, que estuvo con nosotros en un acto organizado por Elkarri en Madrid, comentó como de pasada, haciendo mofa de los que tienen en los labios «la soberanía del pueblo español» día sí día también y luego se la regalan a los organismos comunitarios cada dos por tres sin pestañear, que, para cesión de soberanía, la de la llamada «Constitución Europea». Me pareció un comentario bien traído -cómo no, si coincide con mis propios criterios, reiteradamente expuestos-, pero no me di cuenta de un detalle del mayor interés: que Miguel Herrero es miembro del Consejo de Estado, organismo consultivo encargado de emitir un dictamen sobre la entrada en vigor en España del tratado recién firmado en Roma. Nos estaba avanzando de hecho el sentido de su dictamen.
Bueno, ya veremos. Pero lo mismo nos divertimos. Recordemos que Rodríguez Zapatero ganó las elecciones como las ganó, y los riesgos que corre si se ve obligado a repetir la proeza.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (30 de octubre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de julio de 2017.
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