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2002/09/21 07:00:00 GMT+2

Jueces y agitadores

Curiosa la precipitación con la que el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, se lanzó a descalificar, sin que nadie se lo hubiera pedido -¿o sí?-, la decisión del Parlamento vasco de rechazar una orden de Garzón.

La verdad es que el señor Hernando, con los nervios, se hizo un lío: primero invocó una figura delictiva que ya no existe, luego se quejó con total desenvoltura de que el legislador la haya suprimido y, finalmente, especuló con la posibilidad de que el Parlamento de Vitoria haya cometido un delito de desobediencia. ¿No temió que tal cúmulo de prejuicios pudiera contaminar su juicio, en el caso de que el Supremo o el CGPJ acaben implicados en el asunto?

Igual de curiosa fue la solemne urgencia con la que los magistrados de la Audiencia Nacional decidieron solidarizarse con Baltasar Garzón, dictaminando sin que nadie se lo requiriera -¿o sí?- que la decisión del Parlamento vasco puede suponer una quiebra del Estado de Derecho.

Me gustaría que el uno y los otros respondieran a tres preguntas sencillitas. Primera: ¿se han leído el Código Penal? Segunda: ¿llegaron hasta el artículo 410, que tipifica el delito de desobediencia? Tercera: ¿saben que, según ese artículo, hay circunstancias en las que las autoridades y los funcionarios públicos tienen derecho a no cumplir la orden de un juez?

La Mesa del Parlamento vasco ha invocado esas circunstancias excepcionales, y no lo ha hecho por su cuenta y riesgo, sino tras considerar un dictamen de los servicios jurídicos de la propia Cámara. Sostiene que Garzón se ha atribuido competencias de las que carece, lo cual, de ser cierto, liberaría al legislativo vasco de la responsabilidad de dar cumplimiento al mandato judicial. Y, además, todo -salvo lo de Garzón- sería legalísimo.

En realidad, ése es el asunto que hay que dilucidar. Y no micrófono en mano, en plan mitinero, sino con la ley delante: esa ley a la que todavía se pinta con los ojos vendados, por el aquél de su presunta imparcialidad.

Cálmense un poco Hernando y los TOP Brothers de la Audiencia y contesten: ¿no se les ha pasado por la cabeza que Garzón haya metido el cuezo también en este caso? Conocen de sobra la experiencia. Ni siquiera los enemigos del juez llevan ya la cuenta de las veces que la ha pifiado como instructor con sus torpezas y sus extravagancias, malogrando incluso sumarios que, de no ser por él, habrían caído por su propio peso.

Venga: dejen los jueces la política para los políticos, que los hay de sobra, y hagan méritos de otro modo. Que como agitadores, francamente, son un desastre.

Javier Ortiz. El Mundo (21 de septiembre de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de abril de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/09/21 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: justicia el_mundo baltasar_garzón 2002 aznarismo euskal_herria ibarretxe euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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