Joseba Egibar tenía -o le han puesto- una imagen que inquietaba a una parte considerable del nacionalismo moderado. Se le tenía -se le tiene- por demasiado intransigente. Por demasiado próximo a eso que llaman el mundo de HB. Todo lo contrario que Josu Jon Imaz, que es discreto, afable y cualquier cosa menos áspero.
Para mí que las formas, tan importantes en estas sociedades mediáticas, engañan. Porque Egibar será cortante, pero me consta que sabe mostrarse muy flexible cuando la situación lo requiere. E Imaz sonríe mucho y habla sin levantar nunca la voz, pero ése es también el estilo de Ibarretxe, y ya ven.
Desde la crisis que condujo a la escisión de Garaikoetxea, el PNV ha optado por la bicefalia: un ideólogo al frente del partido, un gestor como lehendakari. Hasta que llegó Ibarretxe, al que eligieron como gestor y resultó también ideólogo. Ahora el PNV va a funcionar como el común de los partidos de gobierno: con un solo jefe.
Supongo que Imaz será consciente del perfil de algunos de sus apoyos. De dentro del PNV y de fuera. Imagino que, como el viejo Augusto Bebel, se preguntará qué habrá hecho mal para que tantos impresentables lo prefieran. Pero, sobre todo, espero que Ibarretxe se lo pregunte también, y acierte con la respuesta.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (19 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de diciembre de 2017.
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