Los dirigentes políticos de los Estados y del Reino Unidos se ponen muy serios ante las cámaras de la televisión y afirman que las torturas que sus soldados han practicado a presos iraquíes son «intolerables». Pero El País informa hoy de que las tropas norteamericanas en Guantánamo cuentan con un manual de interrogatorios que les ilustra sobre el uso de determinados métodos de «intimidación» que representan, de hecho, otras tantas formas de tortura. Otrosí, he oído en la radio que el primer soldado estadounidense que será juzgado por infligir torturas a presos iraquíes, Jeremy Sivits, afrontará una petición fiscal de un año de cárcel.
A modo ilustrativo, recordaré que el Código Penal español prevé un doble castigo para los servidores públicos que sean hallados culpables de hechos semejantes a los que se reprocha a Sivits. Dicta que sean condenados, en primer lugar, a la pena que corresponda por las lesiones o daños causados al detenido o detenidos y que, además, se les imponga un castigo de entre dos y seis años de cárcel, según los casos, por el delito específico de tortura. Es cierto que en España los funcionarios públicos acusados de delitos de tortura rara vez son juzgados, que cuando son juzgados casi nunca son condenados y que, cuando por muy excepcional circunstancia resultan condenados, nunca entran en la cárcel, pero por lo menos sobre el papel aquí se hace como si la tortura con lesiones fuera un delito grave. Si ya de entrada las autoridades judiciales de EEUU tratan las torturas a los prisioneros como delitos menores, ¿cómo quieren que se crea nadie que consideran «intolerable» que se hayan producido? No digamos ya si instruyen a sus soldados sobre cómo obligar a declarar a los prisioneros sirviéndose de métodos de intimidación catalogados como torturas en las leyes internacionales.
Bush y Blair han pedido «perdón» a los iraquíes por el comportamiento de «algunos» de sus soldados. Trasladan los trucos de su religión a la vida pública. No se trata de pedir perdón sino, de un lado, de destituir a los responsables políticos y de castigar severamente a los autores materiales y, de otro, de tomar las medidas necesarias para que algo así no pueda volver a suceder. Y de eso, como se ve, todavía no han hecho prácticamente nada.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (10 de mayo de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de mayo de 2017.
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