2005/01/23 06:00:00 GMT+1
Supongo que es cuestión de escuelas. Y Josep Borrell, aunque pretendiera ocultarlo, no podría: pertenece a la escuela política de Felipe González.
Una de las más irritantes especialidades de aquel hombre -y cuidado que las tenía- era soltar evidencias insulsas cual si fueran verdades profundas. (Digo «era». Quizá lo siga siendo, pero me da igual, porque ya no me toca aguantarlas.)
Recuerdo con pesadumbre una declaración que le hizo en cierta ocasión a una de aquellas entrevistadoras de cámara (televisiva) que tenía. Exhibió la sonrisa maliciosa a la que recurría cuando quería dar a entender que iba a comunicar al mundo algo con mucha miga y dijo: «Mire, señorita: yo soy el presidente del Gobierno y, por consiguiente, voy a actuar como presidente de Gobierno».
Publica hoy El País una entrevista con el ahora presidente del Parlamento Europeo que está plagada de afirmaciones de ese tenor.
Una me ha dejado particularmente estupefacto. Dice Borrell a propósito -cómo no- del plan Ibarretxe que, para que ese plan instaurara un nuevo acuerdo entre el pueblo vasco y los otros pueblos integrados en el Estado español, no bastaría con que la parte vasca estableciera una fórmula a su gusto; que sería necesario que la representación de la otra parte admitiera esa fórmula.
El que fuera efímero candidato socialista a la Presidencia del Gobierno nos descubre que, para que se produzca un acuerdo entre dos partes, es imprescindible que se produzca un acuerdo entre dos partes. Muy profundo.
Suelta eso el ex ministro de González como quien ya ha resuelto el problema: que diga la ciudadanía vasca lo que le dé la gana que, mientras la autoridad del Estado haga oídos sordos, no habrá nuevo Estatuto.
Lo que el buen hombre no explica es cómo podría arreglárselas el Gobierno de Madrid, según él, para administrar la situación que se crearía en Euskadi en el caso de que una amplia mayoría de la población vasca se pronunciara en contra del statu quo y la respuesta que recibiera del Estado fuera que ajo y agua.
Me pregunto en qué parte del cerebro de Josep Borrell residirá la culpa. ¿Será asunto de pocas luces políticas, insuficiencia que le impediría ver que un conflicto real no se esfuma porque una de las partes implicadas se niegue a considerarlo?
No lo creo. Para mí que la cosa está más bien en su soberbia, que le mueve a creer que al personal se le puede torear de farol.
Lo pensó también su mentor González, y no le fue mal durante 13 años, pero acabó pagando el error. Ningún fuego de artificio resuelve los problemas reales. Como mucho los oculta por un rato. Pero, cuando la luz deja de deslumbrar, vuelven a aparecer tal cual.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (23 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/23 06:00:00 GMT+1
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2005/01/22 06:00:00 GMT+1
La cadena Ser ha destapado lo que parece un muy grave escándalo económico que implica a Francisco González, presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria. El asunto es de tal magnitud que, de confirmarse, no tendría nada de extraño que González (al que llamaré a partir de ahora FG, para abreviar) se vea forzado a dimitir y tenga que abandonar el BBVA. (*)
La denuncia de la Ser, apoyada en documentos y hechos contrastados, ha provocado una reacción inmediata del PP y de los medios periodísticos que le son afines. Según ellos, lo que la radio de Polanco pretende es cargarse a FG, sin más, porque es hombre próximo al PP y poco dado a servir los intereses del PSOE (y, ya de paso, también los de Polanco).
El asunto tiene, sin duda, mucha trastienda.
No sé si por la calle, pero en el mundillo periodístico todo el mundo sabe que este FG llegó a la Presidencia de Argentaria -el banco que se fabricó malcosiendo los retales de la Banca pública española-, gracias a la benevolencia del PP en general y de Rodrigo Rato en particular, y pese a que sus conocimientos sobre el universo bancario eran tirando a magros.
Tutelado por el Gobierno de Aznar, FG orientó Argentaria hacia su fusión con el BBV, cosa que logró. Nació así el BBVA.
A partir de ahí, empezó la increíble historia del pez chico (Argentaria) que se come al grande (BBV). Un cuento con traca final y todo: me refiero al estallido del escándalo de las cuentas ocultas que Emilio Ybarra y otros veteranos prebostes de la entidad financiera bilbaina se habían acomodado en las islas Caimán con dinero distraído del banco, más que nada para arreglarse una jubilación sin sofocos.
Tuvieron que dimitir al alimón y, oh sorpresa, FG, el afortunado protegido de Rato, se hizo con la Presidencia del BBVA.
¿Tiene algo que ver este telón de fondo con lo que está pasando ahora? ¿Puede convenir al PSOE el escándalo que ha puesto a FG en el borde del abismo? ¿Cabe que haya intereses poco o nada confesables detrás de la denuncia contra el todavía presidente del BBVA?
La respuesta es: sí a todo.
Pero, acto seguido y sin pararme ni siquiera a respirar, añado: y qué.
No importa -importa, pero no a estos efectos- qué pretendan los que revelan tales o cuales irregularidades, o delitos incluso, que implican a personas con responsabilidades de primer orden. Si lo que denuncian es cierto y es importante, bien está: felicitémonos por lo que han hecho.
Me hace gracia comprobar que quienes dejan de lado el contenido de las denuncias contra FG y se centran en señalar las intenciones aviesas que según ellos persiguen quienes las formulan son los mismos que hace diez o doce años se enfadaban muchísimo porque el PSOE y sus amigos mediáticos hacían eso mismo frente a las denuncias de corrupción que se dirigían contra los de su bando.
Y al revés: quienes ahora rechazan los intentos de distraer la atención del público hacia asuntos laterales y reclaman que se empiece por comprobar si lo denunciado es cierto o no son los mismos que en aquel tiempo se empeñaban sistemáticamente en discutir las razones ocultas de quienes denunciaban. Se empeñaban en investigar al denunciante, despreciando lo denunciado.
Estamos, pues, ante todo un congreso de cazadores cazados.
_______________
(*) Insistiré en este punto: de ser cierto lo denunciado. Soy cualquier cosa menos experto en cuestiones bursátiles y financieras. La denuncia de la Ser parece sólida, pero carezco de la pericia que se requiere para evaluarla con la necesaria solvencia.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (22 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/22 06:00:00 GMT+1
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2005/01/21 06:00:00 GMT+1
«Ante una información que publica un diario como Gara, que no me ofrece garantías, he ordenado que se haga una investigación a fondo para ver qué ha ocurrido».
El personal del Ebro para abajo que oyera el pasado martes este comentario en boca de José Bono no sabría ni de qué hablaba. Aunque supongo que tampoco sería tanta la gente que se lo oyera: las grandes cadenas de radio y televisión obviaron esa parte de las declaraciones del ministro de Defensa.
De todos modos, Bono no se refería a ninguna noticia aireada por Gara. Ni siquiera hablaba de algo que acabara de pasar. Aludía a un suceso ocurrido en San Sebastián cinco días antes, del que se hizo eco el conjunto de los medios de comunicación vascos y que fue corroborado en todos sus extremos por Ernesto Gasco, concejal responsable de la Policía Municipal del Ayuntamiento donostiarra (y miembro, por cierto, del mismo partido al que pertenece el ministro de Defensa). Bono tenía que saberlo: esa misma mañana, tanto El Mundo como El País habían dado cuenta de los datos aportados por el concejal.
La historia a la que se refiere todo esto se cuenta rápidamente, y tiene poca vuelta de hoja, porque sucedió ante testigos. En la noche del pasado 13, en el centro de San Sebastián, cerca del Paseo de la Concha, unos individuos que se estaban dedicando a arrancar señales de tráfico la emprendieron contra un hombre que reprobó su actuación. Le gritaron: «¿Te parecerá bien entonces lo que hace ETA? ¿Estarás de acuerdo con el plan Ibarretxe, eh, cabrón?» y se fueron a por él. El increpado trató de huir, pero le cortaron el paso. Le propinaron una enorme paliza. Quedó tendido en el suelo, sin sentido, con numerosas heridas y lesiones. Hubo de ser hospitalizado de urgencia. Gracias a los datos aportados por los testigos, que describieron a los agresores, la Policía Municipal detuvo poco después a dos personas que resultaron ser soldados paracaidistas de Alcalá de Henares en misión temporal en el País Vasco. El herido es Mikel Martín, militante de Zutik! y de EHGAM, coordinadora vasca de gays y lesbianas.
Me hago algunas preguntas. Entre otras: ¿por qué un suceso como ése ha merecido tan escasa atención? Otrosí: ¿cómo puede ser que, cinco días después, con el asunto ya incluso en manos de la Justicia, el ministro de Defensa pretenda que carece de información fidedigna y atribuya la noticia a Gara, que ni siquiera fue el primer medio en difundirla?
Pongámonos en el hipotético y más que improbable caso opuesto: que dos miembros de la unidad de asalto de la Ertzaintza de paso por Madrid hubieran dado una paliza a un paseante al grito de «¡Seguro que apoyas la Ley de Partidos, so cabrón!» ¿Cree alguien que semejante barbaridad habría quedado al margen de los telediarios? ¿Que no habría sido mencionada en ninguna tertulia?
Javier Ortiz. Apuntes del natural (21 de enero de 2005) y El Mundo (22 de enero de 2005). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. El apunte se titulaba La actualidad asimétrica. Subido a "Desde Jamaica" el 26 de enero de 2010.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/21 06:00:00 GMT+1
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2005/01/20 06:00:00 GMT+1
Cuando consigo relajarme -y, no sé por qué, esta gripe que estoy pasando me tiene sumido en un estado de honda laxitud, lo que me está permitiendo dormir hasta diez horas: algo bueno había de tener-, me da por fijarme en asuntos de ésos que por lo normal dejo de lado para mejor ocuparme de los altos destinos de las naciones.
La gente habitual de esta página ya sabe que, en esos no muy frecuentes casos, un tópico en el que suelo recalar es el fútbol. El del periodismo futbolero, sobre todo.
Ayer oí dos intervenciones de sendos especialistas del gremio que me resultaron particularmente curiosas.
La primera, por lo risible. Avanzado el segundo tiempo del partido Real Madrid-Real Valladolid, y cuando el Madrid ganaba 1-0, uno de los comentaristas de la televisión, dispuesto a quedarse calvo detrás de la oreja, sentenció: «No se ve que el Real Valladolid pueda meter un gol, a no ser que el Real Madrid cometa un error de defensa».
Pero hete aquí que, al cabo de dos o tres minutos, va el Valladolid y mete gol. Ante lo cual, el comentarista apostilla: «Lo que decíamos. Un error de la defensa del Madrid ha propiciado el gol».
Son de un humor involuntario verdaderamente genial.
La otra cosa tiene más miga. En este caso se trata de un teórico de los asuntos del balompié, que pontifica en una emisora de radio. Comenta la discutida decisión del Comité de Competición -creo que se llama así, no me hagáis mucho caso-, que ha optado por no sancionar una violenta entrada del jugador madridista Luis Figo al zaragozista César Jiménez, por culpa de la cual este último estará fuera de la competición unos seis meses (o sea, el resto de la temporada, más o menos). Nuestro teórico se refiere al fallo del Comité y afirma: «Es lógico. Porque sólo podría haber sancionado a Figo de haber llegado a la conclusión de que el portugués quiso lesionar a César, y eso, ¡Señor mío!, no podemos ni pensarlo».
Cualquiera con un nivel cultural de tipo medio ha oído hablar en alguna ocasión de la imprudencia temeraria. Sabe que las leyes no sólo castigan a quien causa daños cuando los ha provocado a propósito, sino también cuando el daño se ha producido en razón de su conducta imprudente. Pero hay algunos a los que no se les ocurre que lo que es sensato en la vida, en general, lo es también en los campos de fútbol. Si el periodista en cuestión -y tantos otros- pensaran en ello -si pensaran, en general-, se darían cuenta de que entrar a un contrario del modo en que lo hizo Luis Figo es una grave imprudencia. Un acto punible, por lo tanto.
Oí el otro día a un entrenador una propuesta que me resultó curiosa. Decía que las entradas imprudentes que provoquen lesiones deberían ser sancionadas apartando de la competición al jugador que las cause durante tanto tiempo como esté en las mismas el jugador lesionado. Una variante balompédica de la Ley del Talión. En lo que sí estoy de acuerdo es en que sólo un endurecimiento muy considerable de las sanciones podría desanimar definitivamente a los muchos jugadores que se calientan y sueltan los tacos -o los codos- como quien no quiere la cosa.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (20 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de enero de 2010.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/20 06:00:00 GMT+1
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2005/01/19 06:00:00 GMT+1
No sé qué ha pretendido decir ETA con la explosión del coche-bomba que saltó anteayer por los aires en Getxo. En realidad, no parece saberlo nadie y, cuando alguien dice algo que nadie entiende, la comunicación no sirve de nada. Y para no decir nada, mejor no decirlo.
La interpretación del suceso del pasado martes se ve particularmente dificultada por el hecho de que el coche-bomba contenía una carga muy potente –nada que ver con los petardos del pasado verano–, que fue colocado a una hora de bastante movimiento de personas, que el aviso de su colocación lo hicieron sin dejar tiempo para un desalojo en condiciones de la zona y que, para más inri, el anunciante lo situó en una calle en la que no estaba, no se sabe si a propósito o por directa incompetencia.
He oído interpretaciones para todos los gustos. Los hay que dicen que la bomba iba probablemente dirigida contra la vivienda de un empresario que no paga a ETA y que trataba de dejar claro a la gente de dinero que, con tregua o sin tregua, deberá seguir pagando. Otros consideran que intentaba herir o matar ertzainas -uno resultó con lesiones menores- para que el Gobierno del lehendakari Ibarretxe sepa que no hay connivencia posible.
También me ha llegado otra hipótesis más, no imposible, pero sí poco verosímil: que haya sido obra de gente de ETA que no está de acuerdo con la evolución que están siguiendo los acontecimientos.
La más probable, en mi criterio -que fundamento no en nada que sepa sobre lo que se cuece ahora mismo en ETA, sino en el conocimiento de sus querencias a lo largo del tiempo- es que esté tratando de demostrar que, si en un futuro más o menos cercano entra por la vía de la tregua y la negociación, no lo hará porque no tenga la fuerza necesaria para liar la de Dios, sino porque elegirá no hacerlo, por razones políticas.
Es algo muy habitual en su práctica: que sus ofertas de diálogo y sus declaraciones de tregua se vean precedidas por algunos atentados sonados. Lo que pasa es que los tiempos han cambiado, y un atentado con víctimas mortales, como podía haber sido el de anteayer, lo más probable es que hubiera neutralizado en buena medida durante mucho tiempo los efectos de cualquier oferta de diálogo y de cualquier tregua.
Dice Otegi que el proceso de paz que ellos desean «no puede responder a una política de grandes titulares». Eso demuestra que, en efecto, no hay en marcha por ahora ningún proceso de paz. Porque es difícil que atentados como el de ayer no den origen a grandes titulares.
Sucede, de todos modos, que los avisos de este tipo que lanza ETA suelen verse correspondidos una y otra vez por avisos opuestos del Estado, que también quiere hacer que se sepa que, si alguna vez negocia, tampoco lo hará porque tire ninguna toalla.
Círculos viciosos. Viejos y viciosos.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (19 de enero de 2005) y El Mundo (20 de enero de 2005). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 20 de junio de 2009.
Nota del autor: Es copia del artículo publicado por El Mundo el 20 de enero de 2005. Se trata de un artículo de los que Ortiz suele publicar, a petición del periódico, para sustituir a algún otro columnista que, por las razones que sean, no ha enviado ese día su colaboración. Como ocurre siempre en esos casos, el cintillo de la columna es "El Horno" y no "Zoom".
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/19 06:00:00 GMT+1
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2005/01/18 06:00:00 GMT+1
Afirma Ibarretxe: «Mientras yo sea lehendakari, no permitiré que la voluntad de la mayoría de los vascos y vascas se vea sustituida por la voluntad del PP y el PSOE».
Es un mal planteamiento.
Lo es, en primer lugar, por razones lógicas. En efecto, si la suma de los votos del PNV, EA, EB y tres diputados de Sozialista Abertzaleak, al constituir la mayoría absoluta del Parlamento Vasco, se convierte en el voto de la institución como tal -y, por vía de consecuencia, de la representación mayoritaria de la población de las tres provincias de la comunidad autónoma-, el voto conjunto del PSOE y el PP en el Congreso de los Diputados, abrumadoramente mayoritario, deberá ser tenido también por lo que es: la decisión del Parlamento central y, en tanto que tal, la de la mayoría de los electores españoles. De modo que, para ser justo, Ibarretxe hubiera debido decir: «No permitiré que la voluntad de la mayoría de los vascos y las vascas sea sustituida por la voluntad de la mayoría de los españoles y los españolas».
Esa afirmación, además de resultar más exacta, tendría la ventaja, no menor, de que señalaría con precisión el problema central que se está encarando.
La cuestión no es el plan Ibarretxe. La cuestión no es si se planteó así o asao, si fue discutido por más o por menos, si su articulado recoge tales o cuales aspectos... La cuestión central, y en cierto modo única, es si las nacionalidades o naciones minoritarias que coexisten dentro de España (el propio Rodríguez Zapatero ha admitido que se hable de España como «nación de naciones») tienen derecho a decidir por sí mismas su futuro o si no lo tienen, porque se entiende que ese derecho radica exclusivamente en el Parlamento central, como representante de la soberanía única del conjunto de los españoles.
Siendo ése el meollo del problema, tanto da que se hable del plan Ibarretxe o del nuevo Estatut catalán, una vez que la mayoría catalana ha puesto sobre la mesa la afirmación de que es al pueblo de Cataluña a quien corresponde decidir su propio futuro.
Dan igual todos los malabarismos que haga el Gobierno socialista. O reconoce ese derecho a Cataluña (y, en tal caso, ¿por qué no también a Euskadi?) o no se lo reconoce a nadie.
Y no se lo reconoce a nadie. Anteayer, Ángel Acebes reveló que Zapatero y Rajoy han acordado que no se reformará ningún estatuto de autonomía -ninguno-, si la reforma no recibe la bendición de las direcciones centrales de sus dos partidos.
José Blanco trata de tranquilizar a los partidos catalanes, y también a IU, asegurándoles que la posición del Gobierno del PSOE ante el plan Ibarretxe no va con ellos. Tranquilícense, si quieren, pero lo que Zapatero y Rajoy han acordado les afecta de lleno. Les han dicho: «O lo hacéis a nuestro modo o no lo hacéis». Así de claro.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (18 de enero de 2005) y El Mundo (19 de enero de 2005). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/18 06:00:00 GMT+1
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2005/01/17 06:00:00 GMT+1
Pretender que la reunión celebrada ayer entre el rey, el presidente del Gobierno y el presidente del PP se sitúa «dentro de la normalidad democrática», como se ha afirmado oficialmente, es tomar al personal por memo.
Ese género de encuentros no sólo no son habituales, sino que tampoco tienen nada de normales. Es normal que el rey despache con el presidente del Gobierno (aunque no a escondidas, desde luego). Tampoco es extraño que reciba al jefe del principal partido de la oposición. Lo que resulta sorprendente es que convoque a ambos a la vez. Un encuentro así sugiere la voluntad del monarca de que el PSOE y el PP se pongan de acuerdo para actuar conjuntamente en una serie de asuntos, que la propia agenda del encuentro sugiere: las reformas estatutarias de Euskadi y Cataluña, con el plan Ibarretxe como primer plato, y los movimientos subterráneos iniciados tras las proclamas epistolares de Batasuna y ETA. (Se han mencionado otros dos asuntos como parte del orden del día: la reforma constitucional y el viaje del rey a Marruecos. Ambos parecen traídos a cuento nada más que para rellenar el temario de cara a los medios de comunicación, porque ninguno de los dos habría justificado la cita: la mínima reforma constitucional propugnada por el PSOE no es un asunto urgente y el viaje a Marruecos tenía que estar ya más que planificado para ayer.)
Doy por hecho que la idea de la reunión partió del propio rey. Tal como es, con las querencias ideológicas que son las suyas y los miedos históricos que padece, lo imagino preocupado por las relaciones de Zapatero con los nacionalistas -con ERC en especial- y por la orientación que están siguiendo el PSC y -más tímida y más recientemente- el PSE. Seguro que simpatiza con los sermones de algunos gurús opinantes de la Villa y Corte, que se pasan el día vaticinando males terribles para «la unidad de España» por culpa de «las hipotecas políticas» de Zapatero. Apuesto doble contra sencillo a que el rey quiere que el PP eche una mano al presidente del Gobierno para que éste no se vea forzado a ceder a la presión de las «fuerzas centrífugas» en el Parlamento. Una ayuda que, dada la dificultad que presenta escenificarla en el propio Parlamento, debería sellarse en algún tipo de pacto extraparlamentario, del tipo del llamado Pacto Antiterrorista.
La otra preocupación que tiene que estar rumiando el rey, en parte concomitante con la anterior, es la posibilidad que Batasuna y ETA puedan dar pasos serios y efectivos por la vía de la pacificación de Euskadi y que, para favorecer esos pasos y alcanzar una solución final, el Gobierno se sienta inclinado a tomar iniciativas que puedan debilitar las posiciones de las fuerzas más «firmes en la defensa de la unidad de España». Un miedo de ese estilo es de una mezquindad importante, sin duda, pero cabe entenderlo. Téngase en cuenta que el punto en el que se encuentra ahora mismo el conflicto vasco resulta perfecto para algunos: lo suficientemente tenso como para servirse de él como amenaza, pero lo bastante inactivo como para que no constituya una preocupación práctica de primer orden.
Ésas pueden ser muy bien las razones que mueven al rey. Pero ¿en qué medida convienen a sus dos interlocutores de ayer? Es difícil saberlo. Seguro que la gente del PP simpatiza con las ideas de fondo, pero dudo que se entusiasme ante la perspectiva de bajar el listón de la oposición. Peor aún debe de ver la cosa Zapatero. Supongo que será consciente de los estragos que puede causar en su base electoral la decisión de ir de la mano del PP. Y la rebelión interna que se le puede montar, especialmente en Cataluña.
Tristes cálculos, por parte de todos. Cálculos que me ratifican, por cierto, en lo que escribí en el último párrafo de mi apunte de ayer: con dirigentes como éstos en la cúpula del Estado -empezando por el propio rey-, se ve mal qué grandes movimientos políticos puedan encararse.
Nota.- La indisposición que ha motivado el retraso en la confección del apunte de hoy -a la que hacía mención hasta ahora una advertencia en la página de inicio- no tiene mayor importancia. Seguramente una de esas gripes que andan sueltas y que a mí me ha pillado por el lado gástrico. Agradezco la amabilidad de cuantos han enviado correos interesándose por mi salud.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/17 06:00:00 GMT+1
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2005/01/16 06:00:00 GMT+1
La respuesta de Rodríguez Zapatero a la carta abierta que le ha dirigido Batasuna y al comunicado paralelo de ETA era esperable. No podía decir nada muy diferente.
La cuestión no está en lo que dice, sino en lo que piensa. Y en lo que esté dispuesto a hacer.
Suele afirmarse que, para predecir los movimientos de alguien, lo mejor es imaginar qué haría uno mismo si estuviera en su lugar. Y es cierto. Pero también lo es que para ponerse en el lugar de alguien hay que calibrar sus muchas circunstancias concretas, incluidas sus ambiciones, sus miedos y hasta -qué remedio- su nivel de inteligencia. Tratándose de Rodríguez Zapatero, no estoy muy seguro de saber a qué atenerme, pero doy por hecho que en sus oídos estará sonando la voz de la tentación: «Eh, José Luis: ¿y si acabaras pasando a la Historia como el Líder Providencial que logró la pacificación de Euskadi?» Incluso Aznar llegó a oír esa voz y se dejó seducir por ella durante unas cuantas semanas (pocas, ciertamente).
Una vez deducido que Zapatero tratará de ir por ahí, porque es lo lógico, supongo que tendrá que plantearse dos cuestiones elementales: la primera, en qué puede ceder (porque en algo tiene que ceder, y lo sabe); la segunda, cómo hacerlo sin que la mayor parte de la población española se le eche encima con el hábil concurso del PP.
Zapatero necesita que ETA le dé una baza con la que presentarse ya con un activo inicial ante las dos opiniones españolas -la pública y la publicada- y esa baza no puede ser de menor peso que una tregua indefinida.
Pero los del otro lado también tienen sus necesidades, y no menos perentorias. ETA no puede decir ahora que se rinde, sin más, después de cuatro décadas de enfrentamiento armado. Entre otras cosas porque hay sectores de su propia organización y de su clientela que son partidarios de seguir en las mismas y, si algunos de sus jefes les dieran una orden que les sonara a rendición vergonzosa, no la acatarían.
Huelga decir que los cientos de presos -y sus miles y miles de familiares- también se pondrían enfrente.
Ese panorama es extensible a la propia Batasuna, cuya dirección -supongo- estará tomando buena nota de los actos de kale borroka que se están produciendo en las últimas horas, como para servir de música de fondo.
Unos y otros deben calcular sus movimientos, pues, con mucha prudencia, cuidando no sólo de abrirse paso, sino también, y a la vez, de no cerrar el paso a los demás. En esa línea, cada cual debería obrar de modo que la otra parte pueda decir a los suyos que ha sido el de enfrente el primero que ha empezado a ceder.
Tanto más pienso en ello, tanto más me invade el desánimo. Porque lo que veo por delante es una tarea que sólo podría ser culminada por gente generosa, hábil, discreta, sutil y paciente. Y ya me diréis de dónde sacamos aquí gente de ese tipo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (16 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/16 06:00:00 GMT+1
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2005/01/15 06:15:00 GMT+1
1.- Cuando Juan María Atutxa se personó ayer en el Congreso de los Diputados para hacer entrega oficial del proyecto de reforma estatutaria aprobado en el Parlamento vasco, se encontró con una mini-manifestación falangista que clamaba en pro de la unidad de España, sea eso lo que sea en la cabeza de esa gente.
Mirémoslo por el lado positivo: entre los manifestantes no estaba Rajoy. ¡Ni siquiera Acebes!
2.- Hablando de Rajoy: su cargo sí que es anticonstitucional. La Constitución sostiene que el funcionamiento de los partidos debe ser democrático. Él fue designado presidente del PP por un procedimiento palmariamente antidemocrático. Lo eligió Aznar. La posterior ratificación de su nombramiento por los órganos colegiados de su partido fue una pura farsa (una fictio iuris, que dicen los del ramo).
Una farsa patética, además, porque todo el mundo sabía que los presentes no tenían más remedio que decir amén, pensaran lo que pensaran.
En el supuesto de que se atrevieran a pensar.
3.- Deambulando el pasado miércoles por las calles de Bilbao con un buen amigo, a la espera de acudir a la tertulia del Pásalo, de ETB2, nos topamos con una valla publicitaria en la que se veía a Emilio Butragueño incitando a votar Sí en el próximo referéndum sobre la mal llamada Constitución Europea.
¡Butragueño en Bilbao! Estuvimos de acuerdo: si lo que pretenden es promover el No, están en la buena vía.
Una sugerencia: en la siguiente valla, ¿por que no sacan a Salva Ballesta, que lleva escrito en las botas «¡Arriba España!» a modo de consigna vital?
Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/15 06:15:00 GMT+1
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2005/01/15 06:00:00 GMT+1
Las oficinas centrales de los grandes partidos políticos suelen proporcionar cada poco a sus portavoces -a aquellos de los suyos que les toca estar a diario en el escaparate- determinados argumentos que consideran que les pueden ayudar a defender su causa. Es ésa la razón por la que algunos días les oímos decir prácticamente lo mismo a todos ellos en todas partes.
Me da que los cerebros del PSOE acaban de aconsejar a su gente, dentro de uno de esos argumentarios, que insista en la idea de que, cuando se examine el plan Ibarretxe en las Cortes de Madrid, habrá más diputados vascos que votarán en su contra que a su favor.
No paran de decirlo.
Pero el secretario de organización de los socialistas, José Blanco, que es hombre de iniciativa, decidió ayer llevar ese argumento algo más lejos, como para perfeccionarlo, y dijo que, cuando se lleve a cabo esa votación en el palacio de la Carrera de San Jerónimo, el plan Ibarretxe será rechazado por «los diputados que representan a la mayoría de los vascos».
Con lo cual metió el cuezo.
Porque no es verdad.
Hay en el Congreso de los Diputados más electos del PSOE y del PP procedentes de la Comunidad Autónoma Vasca que partidarios del plan Ibarretxe. Eso es cierto. Pero no representan a más ciudadanos de las tres provincias que sus oponentes. Cualquiera que coteje los resultados de las últimas elecciones generales comprobará que el PSOE y el PP obtuvieron -entre ambos- 575.536 votos, en tanto que los partidos favorables al proyecto de reforma del Estatuto -PNV, EA y Ezker Batua- lograron 604.227. Bastantes más. Y no digamos si a esa cifra añadimos los 38.560 que respaldaron en la CAV las candidaturas de Aralar-Zutik! (no muy partidarios del tándem PSOE-PP, me temo).
Lo peor del torpe argumento de Pepiño Blanco -lo peor para sus intereses- es que incita a formular una pregunta que ni a él ni a los suyos les conviene gran cosa que se ponga en circulación: ¿cómo pudo suceder que un número inferior de electores obtuviera una representación superior en el Congreso, y que la mayoría hubiera de conformarse con menos escaños? Respuesta: por mor y gracia del sistema electoral español.
Lo cual abre un amplio campo de reflexiones que no creo que ayuden precisamente a desanimar a los soberanistas vascos.
Supongo que Blanco se pensó que utilizaba un argumento ingenioso. Le resultó más bien una confesión.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/15 06:00:00 GMT+1
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2005
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