2005/04/17 06:00:00 GMT+2
Me interesa en particular un aspecto de la agria polémica que ha desatado la devolución a la Generalitat de Catalunya de los archivos expoliados por los franquistas y conservados en Salamanca. Me refiero al argumento que esgrimen los jefes del PP cuando dicen que ese género de cuestiones forman ya parte de la Historia y que resulta enfermizo seguir dándoles vueltas.
Es, en cierto modo, una reedición de la pelea sobre las estatuas de Franco.
Hay una parte de verdad en las alegaciones de los peperos. Es cierto que hay un momento a partir del cual los viejos agravios caducan. Por poner un ejemplo muy obvio: se entiende que las actuales autoridades egipcias renuncien a reclamar a Francia todo lo que Napoleón Bonaparte robó por aquellos pagos en el curso de la fascinante expedición que le llevó y mantuvo en tierras del Oriente Próximo durante cerca de tres años. Fue un expolio, ciertamente, pero para estas alturas es ya Historia, sin más. Otro ejemplo: ¿podría el Gobierno de Grecia reclamar al museo del Louvre la Victoria de Samotracia? Nadie se lo tomaría en serio. Le responderían que no pocas bellezas artísticas de la Grecia antigua eran ellas mismas, a su vez, resultado de expolios diversos.
Si todos los países hubieran de restituir a sus primeros dueños todo aquello que obtuvieron por la fuerza en un momento u otro, el trajín mundial sería apocalíptico.
En política es igual. ¿Cabe reprochar a Juan Carlos I el origen netamente dictatorial de su reino? Cabe. Por caber, cabría muy bien poner en solfa incluso la propia presencia en España de la saga de los Bourbon, tan interesadamente rebautizados como Borbón al cabo de los años, cuando comprobaron que ya no los querían en su propio país.
A decir verdad, la romanización de la península ibérica tampoco fue precisamente un acto de justicia.
Y así todo.
La pregunta es: ¿en qué momento los agravios dejan de tener vigencia y pasan a convertirse en meros hechos históricos?
La duda parece académica, y quizá hasta lo sea, pero la respuesta se sitúa en un terreno arrastradamente político: los agravios pasan a ser Historia cuando la gente que se siente agraviada deja de constituir un grupo social amplio y con influjo, capaz de cuestionar el orden del día establecido.
Por eso las estatuas de Franco no son Historia. Por eso la Generalitat de Catalunya se ha peleado por los archivos de Salamanca.
Son agravios que siguen vigentes. Y tanto da que a estos o los otros les parezca mejor o peor.
A mí, dicho sea de paso, me parece muy bien.
Adendum.- Para que no se diga que no hablo del suceso del día, hago mi porra particular. Así podréis reíros a gusto de mí mañana. Mi pronóstico: PNV-EA, 33 escaños; PSE, 19; PP, 14; EB, 4; EHAK, 4; Aralar, 1.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/17 06:00:00 GMT+2
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2005/04/16 06:00:00 GMT+2
Siempre me ha parecido aberrante que el Código Civil español incluya entre los deberes de los cónyuges el de «guardarse fidelidad». Un juez no es quién para decidir qué diferencia la fidelidad y la infidelidad conyugales. Cada pareja es libre de pactar sus propias reglas de funcionamiento y definir su particular idea de la fidelidad. Si una de las partes se siente traicionada, en ese terreno como en cualquier otro, ¿qué sentencia judicial podrá obligarle a avenirse a lo contrario? Hay materias que deben ser reguladas, sí, pero no por el poder legislativo, sino por las personas que las comparten.
Bueno: pues, lejos de corregir ese absurdo del Código Civil, nuestros legisladores se disponen a añadirle otro semejante. Ahora quieren que la ley obligue también a los cónyuges a «compartir las responsabilidades domésticas».
Se ha puesto de moda aprobar normas muy vistosas, pero perfectamente inaplicables. Me malicio que las legislan para que no se diga que no hacen nada para corregir la mala educación cívica imperante, que es de pena. Primero se acomodan a un modelo social en el que la chavalería es educada en el individualismo más feroz -en las normas patriarcales más chirriantes, en la división de papeles más obvia, en el autoritarismo, en la ley del más fuerte-, y luego pretenden que van a arreglar los efectos devastadores de esa espantosa educación metiendo a un juez en el pasillo de cada casa, para que evalúe, con docta imparcialidad, si hay igualdad, trato exquisito y, por supuesto, un «reparto equitativo de las funciones domésticas».
¡Cuanta hipocresía! ¿Por qué no empiezan por rechazar la obvia desigualdad de trato entre los sexos que se produce, por ejemplo, en la Iglesia católica? Han tenido ocasión de verlo en vivo y en directo: se han desplazado en masa a Roma para arrodillarse y cantar loas al «hondo contenido social» de esos santos varones que no permiten a ninguna santa hembra meter baza en sus asuntos. ¿Han constatado si hay un «reparto equitativo de las tareas domésticas» en el Vaticano?
O tal vez no nos haga falta viajar tan lejos. ¿Lo hay en el palacio de La Zarzuela?
Me pregunto si habrán previsto la posibilidad de que los tribunales juzguen, cuando se apruebe esta nueva redacción del artículo 68 del Código Civil, si en las casas bien hay un reparto equilibrado de las tareas domésticas entre el señor y la señora (una vez descontada, claro está, la labor del servicio).
Nos reímos en nuestra juventud -unos pocos, a decir verdad- de Francisco Franco, porque el dictador promulgó un decreto que prohibía la lucha de clases. «¡Qué ridículo!», dijimos. «¡Como si las realidades sociales pudieran suprimirse por decreto!».
Pues los hay que siguen en ese mismo empeño. Ellos prohíben. Y si luego los hechos no tienen nada que ver con lo legislado... pues peor para los hechos.
Javier Ortiz. Apuntes del natural y El Mundo (16 de abril de 2005), salvo el aviso inferior, el cual sólo apareció en los apuntes. Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Aviso.- Algunos lectores me han escrito para manifestarme la extrañeza que les ha producido enterarse de que he firmado, junto con José Saramago, Bernardo Atxaga y Julio Medem, un manifiesto de respaldo a la candidatura de Ezker Batua a las elecciones vascas. Un lector, en concreto, me señalaba la incongruencia que veía entre ese apoyo electoral y lo que escribí hace escasos días sobre lo que votaría o dejaría de votar.
Es lógica su extrañeza. He de aclarar que, aunque en efecto mi firma aparece al pie de ese manifiesto, yo no lo he suscrito. Me invitaron a hacerlo y respondí agradeciendo la deferencia, pero rehusando el ofrecimiento. Estoy seguro que, en el follón de la campaña, alguien del aparato de Ezker Batua confundió la lista de las personas con las que en principio esperaban contar para el manifiesto y la de quienes efectivamente aceptaron respaldarlo. Es un error que lamento, pero del que tampoco estoy dispuesto a hacer un mundo.
Tengo muy buena relación con Javier Madrazo, Antton Karrera, Oskar Matute y otros miembros de EB. Me alegraré si la votación les es favorable. También tengo buena relación con políticos que figuran en otras candidaturas pero, a estos efectos, da igual. Nunca he pedido el voto para nadie. Ni siquiera he animado a votar: quienes me conocen saben que considero la abstención como una opción tan válida como cualquier otra. En tanto que comentarista político -que es la actividad por la que cuento con algún predicamento público-, me ciño al análisis de la realidad, y no quiero que nadie pueda creer que ajusto mis comentarios a tales o cuales intereses o consignas de partido.
Confío en que con este comentario quede aclarado el asunto.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/16 06:00:00 GMT+2
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2005/04/15 06:00:00 GMT+2
El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha tomado en estas vísperas electorales dos resoluciones dirigidas directamente contra el tripartito. Dos iniciativas que, adoptadas a pocas horas de la votación, no pueden dejar de influir en la campaña electoral. En efecto, la juez Nekane Bolado, que instruye el sumario -abierto en su día, cerrado más tarde y reabierto al final- contra Juan María Atutxa (PNV), Gorka Knörr (EA) y Kontxi Bilbao (EB), ha decidido ordenar la apertura del juicio oral contra ellos. Horas antes, el TSJPV había resuelto declarar nulo un acuerdo que el Gobierno vasco adoptó en 2000 para promover la cooperación con el pueblo kurdo en materia de educación y sanidad, arguyendo que el Gobierno de Vitoria carece de autoridad para firmar pactos internacionales.
La oportunidad del momento elegido para adoptar ambas resoluciones es más que dudosa desde el punto de vista jurídico.
En el primer caso, nos encontramos ante un procedimiento dirigido contra tres representantes de un Parlamento que ha sido disuelto. Uno de ellos, Gorka Knörr, ni siquiera va a ser parlamentario en la próxima legislatura, porque su partido no lo presenta como candidato. Así las cosas, ¿no habría sido más prudente esperar a la semana próxima antes de señalar la apertura de un juicio oral que, de todos modos, no podrá iniciarse antes de diez o doce días, por razones de procedimiento? Por supuesto que sí.
El otro asunto da el cante aún más. ¡Anular, después de casi cinco años, un acuerdo adoptado por un Gobierno que ahora está en funciones! Y hacerlo, además, con un argumento tan traído por los pelos como ése. Para lo que no tiene atribuciones el Ejecutivo de Vitoria es para firmar acuerdos políticos con otros estados, pero ni éste es un acuerdo político ni el pueblo kurdo cuenta con un Estado propio. Lo que firmó el Gobierno de Ibarretxe fue, en resumidas cuentas, la puesta en marcha de un programa de cooperación. Como el que tiene para ayudar a la población saharaui. Como tantos otros emprendidos por otras comunidades autónomas.
Yo no puedo juzgar las intenciones, aviesas o no, de los jueces que han adoptado esas resoluciones precisamente ahora. No puedo entrar en los vericuetos de sus seseras. Lo que sí puedo decir es que sus actos tienen como efecto -y eso no pueden ignorarlo- un deterioro de la imagen del Gobierno vasco en funciones y de los tres partidos que lo respaldan, que aparecen como conflictivos, cuestionados por la Justicia y dados a invadir atribuciones que no les corresponden, tal vez impelidos por un desmedido afán separatista. Lo cual puede influir en el ánimo de algunos electores poco avisados.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/15 06:00:00 GMT+2
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2005/04/14 06:00:00 GMT+2
Como siempre que llegamos a vísperas electorales, algunos lectores me escriben para pedirme que reflexione sobre las opciones de voto (o de no voto) que se plantean.
En este caso, tengo una respuesta sencilla, que puede parecer una pata de banco, pero que no lo es: no estoy inscrito como elector en la Comunidad Autónoma Vasca, sino en Madrid, de modo que no podría votar, aunque quisiera.
Digo que no es una pata de banco y explico por qué: no estoy registrado como elector en la CAV porque no vivo en la CAV, y el hecho de no vivir en la CAV me impide hacer un balance general y fundamentado de mi experiencia como ciudadano de la CAV a lo largo de la pasada legislatura. Con lo que no reúno los requisitos necesarios -no ya legal, sino políticamente- para votar.
La mía es una mirada exterior y circunscrita a aspectos muy parciales. No sirve. Supongo que no descubro ningún secreto si digo que a mí, en particular, no me ha ido nada mal en Euskadi durante los últimos cuatro años, en la medida en que la radio y la televisión públicas vascas me han tenido de comentarista habitual, me han dejado decir lo que me ha dado la gana y me han pagado por ello. Pero no soy tan cutre como para hacer un balance político con pretensiones globales basándome en eso. Es más: precisamente en la medida en que tal implicación personal existe, he de fiarme menos de los juicios que me salen de manera espontánea. La espontaneidad es muy interesada.
Añado a ello otro aspecto subjetivo que me tengo detectado desde hace décadas: cuando estoy instalado fuera de Euskadi (en Madrid, la mayor parte del tiempo), tiendo a simpatizar más con el nacionalismo vasco. Es una reacción que me suscitan las acusaciones estrafalarias y disparatadas que oigo contra él a mi alrededor. Sin embargo, cuando paso un cierto tiempo en mi tierra natal, me voy cabreando más y más con el nacionalismo, o por lo menos con sus sectores más proclives a la autosatisfacción nacional y al ombliguismo. (Se ve que lo mío es la inadaptación al medio).
Sabiendo eso, he de repasar con doble escepticismo cuanto me brota de forma espontánea de las vísceras, puesto que ahora mismo resido en Madrid.
Todo lo cual no quiere decir que no tenga opinión ni preferencia alguna por lo que pueda suceder en las urnas vascas el próximo domingo.
El punto que más rifirrafes me crea con alguna gente próxima es el que se refiere a la posibilidad (o a la no imposibilidad, si se prefiere) de que el PSE-PSOE consiguiera un ascenso electoral tan importante que pudiera resultar viable un gobierno de coalición PNV-EA-PSE.
Quienes valoran de manera positiva esa eventualidad no lo hacen necesariamente porque sientan una viva simpatía por el PSE -ni por el tándem PNV-EA- sino, muy a menudo, porque piensan que una alianza como ésa ayudaría a propiciar soluciones de integración a los diversos conflictos que atenazan Euskadi.
Yo no lo creo. Me baso para ello en la experiencia: los nacionalistas moderados y el PSOE ya gobernaron juntos, y eso sólo sirvió para que aflorara lo peor que tienen los unos y los otros por separado. Estoy de acuerdo en que conviene que se produzca en Euskadi un diálogo constructivo entre los partidos que defienden la autodeterminación y los que la rechazan, y sé que el PSE es una pieza fundamental para tal diálogo, pero considero que ése es un asunto que ni tiene por qué condicionar ni conviene que condicione la formación del próximo Gobierno vasco.
Para lo cual, y puestos a expresar preferencias, no tengo nada en contra de que el PSE mejore posiciones a costa del PP. Pero discretamente, y a costa de nadie más.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (14 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/14 06:00:00 GMT+2
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2005/04/13 07:00:00 GMT+2
Me he tomado el trabajo de estudiarme todos los sondeos publicados el pasado fin de semana sobre intención de voto en las elecciones autonómicas vascas. El único dato que me ha llamado la atención es el que pronostica que una proporción bastante alta del electorado tradicional de la izquierda abertzale puede que no atienda la consigna de Batasuna de votar al súbitamente célebre PCTV-EHAK. En efecto, se habla de que esa candidatura obtendría tres o cuatro escaños, lo cual supondría una pérdida de algo así como el 50% con respecto a los apoyos electorales que los de Otegi congregaron en 2001. Y eso que aquellos resultados fueron ya magros, con relación a los logrados en anteriores comicios.
¿Cabe que se produzca ese bajón? Cabe. Podría ser resultado de la conjunción de diversos factores. Hace algunos días le oí decir a Joseba Azkarraga que hay votantes de la izquierda abertzale que no darían jamás su voto a un partido que se proclama comunista. Eso no lo sé. Más probable me parece que los haya que no vean nada clara la maniobra que ha hecho Batasuna escudándose en ese partido y que no se fíen del papel que pudieran hacer en el Parlamento de Vitoria sus representantes, a los que no conocen de nada. Hay también bastante gente que antaño votó a Batasuna, con unas u otras siglas, y que rechaza la deriva que han seguido Otegi y los suyos en los últimos años, no sólo por sus paseos por la cuerda floja cada vez que ETA se ha metido de por medio, sino también por las supuestas astucias parlamentarias que han desplegado durante la pasada legislatura votando repetidamente lo mismo que el PP y el PSOE, con resultados prácticos harto problemáticos.
Hay un desánimo importante en amplios sectores de la izquierda abertzale, y eso tendrá su reflejo en las urnas. Reflejos, en plural: se pronostica un ascenso de PNV-EA, Aralar, Ezker Batua ...y la abstención.
El fenómeno de la decadencia electoral de HB merece un análisis específico. No representa al 5% o el 6% del electorado, como tal vez pueda parecer tras las elecciones del próximo domingo. Su magma social es bastante más amplio; muy probablemente superior al 15%. Pero, con sus torpezas, con sus anuncios de mucho y sus avances de nada, se las está arreglando para que ese magma, del que forman parte decenas y decenas de miles de nacionalistas vascos que se sienten más radicales que el PNV (más radicales en su nacionalismo, más radicales en sus planteamientos sociales o en ambos terrenos a la vez), se vaya disgregando, sea en favor de opciones con más posibilidades de hacer algo práctico, sea fondeando en las apacibles aguas de la abstención.
Eso podría dar lugar a un debate realmente profundo y clarificador en Euskadi, si no fuera por el empeño que ponen muchos en tratar los problemas políticos vascos como meros asuntos de orden público.
Javier Ortiz. El Mundo (13 de abril de 2005). Basado en el apunte Con los sondeos a cuestas, más extenso y publicado unos días antes. Subido a "Desde Jamaica" el 1 de mayo de 2018.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/13 07:00:00 GMT+2
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2005/04/13 06:00:00 GMT+2
De todas las razones que pueden explicar que Rodríguez Zapatero haya decidido no impugnar la candidatura de EHAK, la primera que descarto es la que ha hecho pública: que, en este caso, no había pruebas suficientes de la vinculación entre EHAK y Batasuna. En la Audiencia Nacional hay abiertos procedimientos penales que pretenden la vinculación con Batasuna de asociaciones culturales, como la Fundación Joxemi Zumalabe, cuyos lazos orgánicos con el partido ilegalizado son inexistentes. Y quienes sostienen la existencia de esa relación no son sólo los jueces instructores, como Garzón, sino también los fiscales, que dependen jerárquicamente del Ejecutivo.
En el caso de EHAK, de haberlo deseado el Gobierno, el fiscal general del Estado podía haber echado mano de lo que fuera. He oído en Radio Euskadi que EHAK acaba de encargar de sus relaciones con la Prensa a dos personas muy relacionadas con las viejas relaciones públicas de Batasuna. Entre eso, la petición de voto y la cesión de medios materiales y humanos para el desarrollo de la campaña, el fiscal habría podido montar un papeleo igual de sólido -igual de endeble- que el que puso en marcha para la ilegalización de Aukera Guztiak.
Sencillamente, no han querido hacerlo.
¿Y por qué? ¿Por razones electorales? Zapatero no puede dar por hecho que los votos de los que EHAK prive a los tres partidos del anterior Gobierno vasco les vayan a dejar sin la mayoría absoluta. A cambio, la izquierda abertzale volverá a estar presente en el Parlamento de Vitoria, lo que no encaja con los designios que venía haciendo suyos.
¿Será entonces eso? ¿Será que ha cambiado de designios? ¿Estará tratando de desmarcarse de la política de la que la Ley de Partidos fue máxima expresión para adoptar otra más flexible hacia la izquierda abertzale, más propicia a vías de diálogo y negociación? De ser así, este podría ser un primer paso para ir escenificando ante la opinión pública española su progresivo distanciamiento del PP y de la política de patadón y tente tieso que éste abandera. Si es ese el giro que quiere dar, no puede ignorar los riesgos que corre, tras tantos años aleccionando a su base social con las ventajas del mayororejismo a ultranza, que cuenta en su propio partido con fervientes paladines, tales como Rodríguez Ibarra, Bono y Francisco Vázquez.
No sé a qué está jugando Rodríguez Zapatero. Quizá a todo a la vez. Es el problema que plantean los políticos que no tienen una línea definida. No es fácil saber a qué juegan, porque sucede a menudo que juegan tantas partidas simultáneas que al final ni ellos mismos saben en qué punto se encuentra cada una.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/13 06:00:00 GMT+2
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2005/04/12 06:00:00 GMT+2
Dicen algunos comentaristas políticos próximos al tándem PNV-EA que la presencia electoral de Batasuna a través de la fórmula EHAK va a «dispersar el voto abertzale», lo que puede tener como resultado que el actual tripartito gobernante no obtenga la mayoría absoluta en el nuevo Parlamento de Vitoria.
Es una reflexión que, francamente, me deja pasmado.
Es obvio que lo mejor para la coalición PNV-EA sería que todos los nacionalistas vascos le dieran su voto. ¡Todos, como un solo hombre y una sola mujer! Y si también se lo concediera una parte del electorado no nacionalista, todavía mejor. No te jode. Pero para lo que se supone que están las elecciones es para dar cuenta de la pluralidad de opciones que existen en la sociedad.
Dentro del campo nacionalista vasco hay posiciones muy diferentes. El PNV y EA, que proceden del mismo tronco, han decidido pasar por alto sus diferencias en aras de la eficacia electoral. Es su decisión. Nada que objetar. Pero los demás no tienen por qué plegarse a ello. Aralar se presenta por su cuenta, porque lo tiene a bien, sólo faltaría, y Batasuna ha decidido llamar a sus seguidores a respaldar las candidaturas de EHAK, porque quiere que sus posiciones políticas tengan una plasmación parlamentaria propia. Con todo el derecho del mundo.
Eso no se llama «dispersión del voto». Se llama pluralismo.
La «lógica» de esos comentaristas me recuerda a la que suele poner en marcha el PSOE cada vez que se aproxima una cita con las urnas. Siempre dice que las candidaturas de IU y otras de ámbito local «dispersan» el voto de la izquierda. Como si «la izquierda» fuera un bloque monolítico. Digo más: como si se supiera qué es «la izquierda». O aún más: como si estuviera claro que el PSOE es de izquierdas.
«¡Que florezcan cien flores y rivalicen cien escuelas de pensamiento!», clamó Mao Zedong un día que se sintió tolerante (o creyó conveniente parecerlo).
Pues así lo veo yo, sólo que con el alma en la mano. No temo la dispersión; temo el agrupamiento. Me horrorizan los parlamentos como el de Madrid, en el que dos partidos que sólo discrepan en lo accesorio se lo pueden guisar y comer todo al alimón.
¡Diversidad, divino tesoro!
¿Que la mayoría absoluta de la coalición PNV-EA corre peligro? Mejor que mejor. He conocido ya muchas más mayorías absolutas de las que hubiera querido.
Post Data.- Ayer fue el estreno de mi pieza de teatro José K, torturado. La cosa se produjo en una sala de la preciosa sede modernista que tiene la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en Madrid. (De sobra son conocidas mis malas relaciones con algunos de los directivos de esa asociación y con la línea que siguen, pero la vida tiene estas cosas.)
Algunos amigos y amigas me han pedido que haga una crónica del acontecimiento. No puedo, y juro que no es por modestia, ni falsa ni real; es que no tengo los datos necesarios. Ni siquiera pude constatar si el local se había llenado. Me dijeron que sí, pero yo ni me enteré. Sentado en la primera fila y con la iluminación propia de una representación teatral, no pude apreciar cómo se lo tomó el público; si se creyó lo que estaba oyendo; si le pareció que aquel mitin de casi una hora era interesante o una pasada propia de un mediocre agitador anti-sistema...
(c) Diego Sinova / El Mundo
A mí, como autor, me gustó cómo declamó el texto Ramón Langa. Mucho. Ramón (en la foto de arriba, durante una de nuestras sesiones de trabajo) se ha ido identificando con el papel más y más, y se le nota: le sale de las vísceras. Lo dijo tan bien que a veces me costaba creerme que aquello fuera cosa mía. La dirección de Sandra Toral, tenaz como ella sola en la promoción del proyecto -en el que ha puesto mucha más fe que yo mismo-, merece algo más que mi aplauso: mi abrazo. El respaldo del productor del ciclo, Robert Muro, y del productor de la obra, Luis Lorente, la labor de Jorge del Cura, tan inteligente y eficaz como discreto... Mi lista de muy sinceros agradecimientos -parece mentira: para una cosa tan modesta- podría y debería prolongarse, pero tampoco es éste el sitio ni el momento.
Cuando acabó, se me acercó bastante gente para felicitarme, pero supongo que eso es lo típico. Imagino que a la gente a la que una obra le parece una mierda no es tan sádica como para ir a espetárselo al autor. (Lo digo por propia experiencia: cuidado que he visto mierdas y sólo me he pronunciado al respecto en voz baja y en petit comité.)
Sé que hubo por allí algunos amigos y amigas de esta página. A algunos incluso los vi y pude saludarlos. Si cualquiera de ellos se anima a hacer una crónica del acto -espero que todo lo crítica que se le ocurra-, la incluiré por aquí con gusto. (*)
Para mí, si he de ser sincero, lo que más me divirtió es alargar el ciclo del dicho tópico: he publicado ya ocho libros, he plantado un puñado de árboles, he tenido dos hijas -una de ellas estuvo ayer en la representación para darme su respaldo, como siempre- y ya, incluso, he estrenado una obra de teatro. Hubo un amigo que me dijo, bromeando: «Ya sólo te falta una novela». Le respondí la verdad: que confío en no perder la conciencia de para qué no valgo.
Ayer me arriesgué a pasear un rato por esa problemática frontera. Veremos si he salido indemne.
__________
(*) Belén Martos ya ha escrito su particular crónica, que agradezco de corazón.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (12 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/12 06:00:00 GMT+2
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2005/04/11 06:00:00 GMT+2
Generosa crónica previa en M2, el suplemento madrileño de El Mundo, sobre el estreno hoy de mi pieza teatral José K, torturado.
No tengo nada que objetar -todo lo contrario: mucho que agradecer- a quienes se han tomado el trabajo de anunciar con semejante despliegue, más propio de un estreno hecho y derecho, la lectura dramatizada de la obra.
Pero hay un aspecto del texto de la crónica que me ha fastidiado de verdad, porque frustra uno de los puntos esenciales de mi planteamiento: afirma que la obra se refiere a ETA.
José K, torturado no habla ni de España ni de ETA, sino del terrorismo y de la tortura en donde sea. De hecho, el terrorista que protagoniza la obra, que más bien cabría tomar por latinoamericano, no se interesa en ningún momento por cuestiones nacionales. Habla en todo momento de conflictos sociales e internacionales. Por decirlo gráficamente: está muchísimo más cerca de Iván Ilich, Carlos, que de Urrusolo Sistiaga.
La obra no habla de tal lugar, sino del mundo. No se refiere a tales hombres, sino a los hombres. No pone en cuestión tal violencia terrorista, sino el terrorismo. No denuncia la tortura y la guerra sucia de este o de aquel Estado, sino la tortura y la guerra sucia practicadas desde el poder de cualquier Estado.
No aparecen en ningún momento las siglas de ETA, ni falta que hacen.
Ha sido un malentendido.
Me queda un consuelo: como el estreno no va a tener la más mínima repercusión, el error tampoco.
Ésta es la crónica de referencia:
Ocio
Los márgenes del sistema
Teatro. La SGAE presenta 'José K., torturado', un monólogo escrito por Javier Ortiz sobre las torturas policiales a los presos de ETA
BEATRIZ PULIDO
Cuatro o cinco años lleva este texto esperando el momento de ser representado. José K., torturado es el monólogo escrito por el periodista Javier Ortiz que narra las desgarradoras reflexiones de un terrorista de ETA que acaba de ser detenido por la policía y los métodos que utilizan para sacarle información. La obra ha encontrado, por fin, su momento (hoy mismo) y su espacio escénico en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
La reflexión en torno a la tortura es el tema principal del texto, que también habla de la incongruencia del sistema, de la ceguera de la sociedad que prefiere no saber lo que ocurre en algunas dependencias policiales y del silencio de la mano que administra la tortura. Ortiz, en este sentido, escribía en el prólogo del libro Escritores frente a la tortura: «Detesto el miedo, el dolor y la sangre... pero escribir sobre la tortura es un deber social».
Tiene el peso de una lógica aplastante que puede despertar cierta polémica. «Asusta porque todo lo que se cuenta ha pasado en realidad y, lo que es más grave, sigue pasando», comentaba Ramón Langa, el encargado de darle vida a José K. Al leer el texto, el actor se sintió inmediatamente atraído por todo lo que dice su personaje. «Aparte de la dureza tiene también una gran dosis de sensibilidad, de ternura y de impotencia. Todo eso me despertó una complicidad con el personaje y, fundamentalmente, con el texto».
José K., torturado, ha sido apadrinada por José Saramago. La muerte ronda todo el monólogo. La muerte de las personas que circulan por la plaza en la que el terrorista ha puesto la bomba y la muerte del propio José K., de cuya detención no se ha informado a nadie, lo que otorga cierta impunidad a sus captores.
«O matas o no matas, la decisión viene antes. Luego ya no tienes elección», grita el personaje, quien durante su vida ha ido cimentando ese odio al poder establecido. Lo interesante de su visión es que ha tenido mucho tiempo para reflexionar, la detención le ha llegado ya en su madurez y conoce al otro, al contrario y sus métodos, casi como a los suyos, como a sí mismo. «Es alguien que está absolutamente convencido de que hace lo que tiene que hacer», explicaba Langa. «Es su forma de luchar contra el sistema y dice unas verdades como puños. Al final de la obra dice: 'y no me arrepiento de nada', y momentos más tarde reflexiona y concluye 'que tontería, claro que me arrepiento'. Eso es lo que me conmocionó del personaje».
El terrorista desde su madurez reconoce la ingenuidad del idealismo que albergaba en sus inicios: «Mi error era pensar que una revolución es algo constructivo. Y no. Lo de construir viene luego. Un revolucionario sólo debe pensar en destruir. En destruir, destruir, destruir, lo más a fondo posible. Y, una vez lograda la destrucción del viejo orden, entonces, lo que sea».
Durante la lectura dramatizada se proyectarán cuadros de Francis Bacon, asomarán voces de policías cuando es detenido y la música del bereber Idir, de Lluís Llach y de Pete Seeger. Las voces en off, que interrumpen la lectura, corresponden a Andoni Ferreño, Juan Jesús Valverde, Francisco Merino y Jesús Cabezón. La batuta de la dirección la lleva Sandra Toral.
José K., torturado en la sala Manuel de Falla de la SGAE (Fernando VI, 4), a las 19.30 horas. Entrada libre hasta completar el aforo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de abril de 2010.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/11 06:00:00 GMT+2
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2005/04/10 06:00:00 GMT+2
Me he tomado el trabajo de estudiarme los resultados de los cuatro sondeos sobre intención de voto en las elecciones autonómicas vascas que he encontrado en los periódicos de hoy: el de El País, el de El Mundo, el del grupo Vocento y el de La Razón. Todos me han dado la sensación de responder, en lo esencial, a un trabajo de campo previo a saberse que Batasuna pide el voto para EHAK y que han sido retocados a toda velocidad para incluir ese factor, lo que es poco probable que redunde en favor de su solvencia.
Esa impresión se vuelve casi certeza en el caso de los sondeos de Vocento y La Razón, que divagan con bastante descaro en los aspectos clave.
Por lo demás, no se ponen de acuerdo: El Mundo pronostica que en el nuevo Parlamento de Vitoria habrá mayoría absoluta de las fuerzas del tripartito saliente, El País lo deja en el alero y los otros dos hacen cálculos diversos, pero no se definen.
Pocas veces habrán tenido los periódicos una conciencia tan clara de haber tirado el dinero encargando sondeos, porque dicen muy poco realmente novedoso sobre lo que no se sabe y casi todo lo que afirman con un mínimo de rotundidad ya se sabía de sobra.
El único dato que me ha llamado la atención en los sondeos de El País y El Mundo es que, según ambos, puede haber una proporción bastante alta del electorado tradicional de la izquierda abertzale que no atienda la consigna de Batasuna de votar a EHAK. En efecto, de cumplirse los pronósticos de Sigma Dos y el instituto Opina publicados por El Mundo y El País respectivamente, EHAK obtendría entre dos y cuatro escaños, lo cual supondría una pérdida de algo así como el 50% con respecto a los apoyos electorales que los de Otegi tuvieron en 2001. Y eso que aquellos resultados fueron ya de por sí mucho más modestos que los logrados en anteriores comicios.
¿Cabe que suceda eso? Cabe. Podría ser resultado de la conjunción de diversos factores. El pasado jueves le oí decir a Joseba Azkarraga que hay votantes de la izquierda abertzale que no darían jamás su voto a un partido que se proclama comunista. Eso no lo sé. Más probable me parece que los haya que no vean nada clara la maniobra que ha hecho Batasuna escudándose en ese partido y que no se fíen del papel que pudieran hacer en el Parlamento de Gasteiz sus candidatos, a los que no conocen de nada. También me consta que hay bastante gente que antaño votó a Batasuna, con unas u otras siglas, y que está en total desacuerdo con la trayectoria que han seguido Otegi y los suyos en los últimos años, no sólo por los repetidos paseos por la cuerda floja que han emprendido cada vez que ETA se ha metido de por medio, sino también por las supuestas astucias parlamentarias que han desplegado durante la pasada legislatura con resultados prácticos más que discutibles.
Hay un desánimo importante en amplios sectores de la izquierda abertzale y eso tendrá su reflejo en las urnas, con toda seguridad. Pero ¿qué reflejo? O, mejor dicho: ¿qué reflejos, en plural? Porque las posibilidades son varias: la abstención, el voto útil a Ibarretxe, el voto a Aralar, el voto a EB... No me parece nada casual que las encuestas pronostiquen un crecimiento significativo del respaldo a las cuatro opciones mencionadas, incluida la de la abstención. Se nutren, en no poca medida, de lo que Batasuna pierde.
El fenómeno de la progresiva decadencia electoral de HB (EH, Batasuna o como quiera llamarse) merece un análisis específico y a fondo. No representa al 5% o el 6% del electorado, como tal vez pueda parecer tras las elecciones del domingo próximo. Su magma social es bastante más amplio; tal vez superior al 15%. Pero, con sus torpezas, con sus anuncios de mucho y sus avances de nada, con sus marrullerías políticas y su politiqueo sin horizonte definido, se las está arreglando para que ese magma, del que forman parte decenas y decenas de miles de nacionalistas vascos que se sienten más radicales que el PNV (más radicales en su nacionalismo, más radicales en sus planteamientos sociales o en ambos terrenos a la vez), se vaya disgregando políticamente, sea en favor de opciones que parecen estar más cercanas a la realidad, con más posibilidades de hacer algo práctico, sea retirándose a las tranquilas tierras de la abstención.
Se podría decir que no es que el electorado les esté dando la espalda; que son ellos los que se empeñan en dar la espalda al electorado.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (10 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/10 06:00:00 GMT+2
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2005/04/09 07:00:00 GMT+2
De todas las muertes que se han producido en los últimos días -de las que he tenido noticia- la que más me ha impresionado es la de don José Quiroga López.
No sabía que se apellidara así. Regentaba una tienda de frutos secos y chuches enfrente de mi casa, en el barrio de Ventas, en Madrid.
La calle en la que vivo tiene dos aceras, como casi todas las calles. Pero en nuestro caso las dos aceras no marcan sólo la existencia de un lado derecho y un lado izquierdo, según se mire, sino también la frontera entre la parte bien y la parte más modesta, las más castiza y, hoy en día, también la más cosmopolita de nuestro barrio. De un lado, las casas nuevas, con grandes ventanas e imponentes galerías. Del otro, las típicas de ladrillo visto, con balconcillos llenos de tiestos y cachivaches.
La tienda de don José estaba de ese lado.
Solía visitarla para comprar patatas fritas, almendras, pipas con sal y gajos de naranja y limón, mayormente. Aprovechaba para charlar un rato con él. Tenía un conocimiento enciclopédico del barrio. Seguro que se sabía toneladas de maldades de todo pichichi, pero nunca hablaba mal de nadie.
Me fascinaba la paciencia con la que atendía a los críos, que entraban en su local con cuatro perras y querían comprar un poco de todo. Les sonreía sin pizca de malicia y les aconsejaba con aire de experto, cómplice de sus gustos: «Casi coge dos de éstos y uno de estos otros, y así tienes para pillar este chicle, que es buenísimo». Y los chavalines, lo mismo los oriundos de Ventas que los venidos del Ecuador, se dejaban aconsejar por él, porque sabían que les hablaba un entendido.
Tiempo ha, un día me preguntó:
-Y usted ¿a qué se dedica?
-Escribo -le respondí.
-Ah, ¿sí? ¿Y qué escribe? -se interesó.
-Soy periodista -suspiré mirando hacia la calle, a través del escaparate.
-¡Vaya por Dios! -dijo el buen hombre.
Y cambió de tema. Se lo agradecí. Hace un par de semanas entré a comprarle pipas con sal, porque con tanto fútbol se me estaban agotando las existencias, y le vi con unas bolitas de algodón en los agujeros de la nariz. Me explicó que estaba fastidiado porque sangraba espontáneamente, sin razón aparente.
-Hipertensión, tal vez -le dije, por decir algo.
-Algo así.
No era tan mayor.
Anteayer me acerqué para comprarle patatas fritas -él sabía con qué cantidad de sal me gustan- y me encontré con que la tienda tenía la persiana echada. Y sobre la persiana, un cartelito: «Cerrado por el fallecimiento de José Quiroga López».
Entré en la farmacia de al lado.
-¿Es Pepe el que ha muerto?
-Sí, el pobre. Una pancreatitis.
Me quedé hecho polvo. Pepe. ¿Y por qué él?
Karol Wojtyla no formaba parte de mi vida. Rainiero de Mónaco, aún menos (o igual, no sé). Pero José Quiroga López -Pepe, el de los frutos secos-, sí.
Lo que más lamento es no haberle dicho nunca que me parecía un tipo estupendo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural y El Mundo (9 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de febrero de 2010.
(Nota del propio Javier.- El diario El Mundo me publica hoy como columna este texto. Pero no tal cual, porque, por necesidades de edición -por falta de espacio-, hubo que comprimirlo, recomponer los párrafos, suprimir varios puntos y aparte... Aquí, como no tengo problemas de espacio -de eso que alguna vez he llamado «la dictadura del maquetariado»-, puedo copiarlo tal como lo concebí al redactarlo, con sus inflexiones y su cadencia propias.)
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/09 07:00:00 GMT+2
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