2005/04/26 06:00:00 GMT+2
(Desde Ciudad del Carmen, México)
En tiempos tenía una coartada para justificar mi escasísima afición por los viajes intercontinentales: «Lo siento, pero se me haría muy duro pasar diez o doce horas sin fumar».
Lo cual, además, era cierto. Para alguien que, como yo, se liquidaba tres cajetillas diarias de tabaco negro, la perspectiva de estar encerrado en un lugar en el que estuviera prohibido fumar era cualquier cosa menos deseable. De hecho, aproveché los últimos tiempos en los que aún se permitía fumar en los vuelos transoceánicos para dejarme caer por los Estados Unidos. No tuve demasiado éxito, porque aunque autorizaran a fumar en el avión, la prohibición ya estaba haciendo estragos en tierra.
Sigo sin tener alma viajera, pero ahora ya no puedo utilizar la excusa del tabaco para disimular mi falta de interés por comprobar en vivo y en directo cómo son, qué hacen, qué tienen y qué no tienen los habitantes del quinto coño. Ex fumador militante, incluso pueden cachondearse de mí ensalzando las ventajas que debería encontrarle a no oler el humo del tabaco durante el montón de horas que dura el viaje.
Yo respondo invariablemente que, para saber de un país lejano, dos o tres libros bien elegidos y media docena de documentales contemplados desde el sofá del salón del propio hogar valen bastante más que cualquier viaje de tipo turístico. La experiencia directa -cuatro recorridos, unas cuantas conversaciones, un percepción necesariamente parcial y mediatizada- tiene muchas probabilidades de resultar engañosa.
Recuerdo cuando pasé una semana en Indonesia. Constaté luego que los datos más rigurosos sobre aquella realidad no los había obtenido observando los pedazos de país que pasaron por delante de mis narices. Menos aún oyendo a las pocas personas con las que logré hilar la hebra. Mis conocimientos mejores y más solventes me los dio la lectura de un par de trabajos de notable rigor... que había estudiado antes de salir para allí.
¡Viajar, ver, conocer, disfrutar de otros paisajes, de otros mares, de otras culturas! Sí, ya. Y acarrear maletas pesadísimas (que las compañías aéreas extravían con singular devoción), y pasarte horas de espera en aeropuertos varios, y luego no encontrar un puñetero taxi que te conduzca al destino y a un taxista que no te time, y que te atiborren de comidas picantes y llenas de especias, y que te asaeten toda suerte de mosquitos o insectos de ignotas subespecies...
Decía Carlos Herrera: «Desengáñate, como fuera de casa no se está en ningún lado». Es gracioso, pero no lo comparto en absoluto. A mí, mi casa me gusta. Sé cómo funciona. Dónde está cada cosa. Y tengo miles de modos de viajar desde ella hasta los extremos más remotos del mundo -y de la propia mente humana, incluso- sin necesidad de mover el culo. Y sin que me pique ningún bicho.
Hoy, sin ir más lejos, me he pasado varias horas aquí, en el Caribe mexicano, tratando de ver como conecto mi ordenador personal (perdón, computadora) a internet, más que nada para actualizar la web con un texto que en lo esencial ya estaba escrito a las 7:00, hora española. Y ya veis a qué hora me he plantado.
-Pero tú, ¿has venido a México a escribir, o a qué? -me pregunto yo solo.
-¡A escribir, por supuesto! ¿A qué, si no? -me respondo.
Me pasa como a aquel torero, imbécil pero guapo, que ligó una noche con Ava Gardner y al que la bella actriz sorprendió cuando a las primeras luces del alba se vestía precipitadamente. «Pero ¿adónde vas, hombre?», le dijo extrañada. «¡Pues adónde voy a ir! ¡A contarlo!», respondió el botarate.
Yo también debo de ser un botarate, porque me pasa lo mismo. Lo que más me gusta de lo que vivo es contarlo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (26 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/26 06:00:00 GMT+2
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2005/04/25 06:00:00 GMT+2
Lo que se ve aquí arriba es la reproducción de un dibujo, de dimensiones bastante considerables para tratarse de un trabajo a lápiz (65 x 40 cm.), obra de mi hermano Josemari.
Tengo este dibujo expuesto en un lugar preferente del salón de mi casa. (La fotografía que le he sacado no le hace justicia, entre otras cosas porque no he logrado evitar que el cristal que lo recubre haga un feo reflejo en el lateral izquierdo. Pero da una idea.)
Estuve reflexionando delante de él anteayer, probablemente influido por las muchas noticias que hablaban de los incontables actos que, aprovechando la celebración del Día del Libro, se estaban realizando en recuerdo de la publicación de la primera parte de El Quijote, en 1605. La idea de presentar a Alonso Quijano como picador, alanceando en el hoyo de las agujas a un Sancho cualquiera -mordido, para más inri, por un perro goyesco- con un nazareno encapirotado presto a hacer el quite, tiene tela, aunque en este caso la obra sea sobre cartulina. Cada cual puede interpretarla como le dé la gana -por supuesto, que así funciona el arte- pero algo me dice que es mejor no apuntarse a ninguna visión amable.
Mirando el cuadro, recordé que han visitado mi casa en las últimas semanas varias personas que han tenido un comportamiento similar ante el dibujo. Lo ven, se acercan, lo miran durante largo rato y acaban diciendo: «Muy bueno. Impresionante. Pero muy duro, ¿no? A mí me amargaría tenerlo constantemente delante...»
Vi de inmediato la similitud entre esa reacción y la que produjo la semana pasada la lectura dramatizada de mi obra teatral José K, torturado en Madrid. Muchos de los asistentes a la representación dijeron a su término que el texto les había parecido bueno, pero -subrayo el pero- muy desagradable. «Te deja mal cuerpo.»
No reprocho nada a nadie. No tengo derecho a hacerlo, puesto que yo mismo también huyo a veces de la visión -no del conocimiento, pero sí de la visión, y también de la representación- de los aspectos de la realidad que más me hieren o me deprimen. En el cine, por ejemplo. Me he salido muchas veces de la proyección de películas que me parecían excelentes y bien planteadas, pero cuya visión me estaba haciendo polvo. ¿Ejemplos? Días de vino y rosas, Midnight cowboy, Johnny cogió su fusil, Apocalypse Now... Muchas. Se ve que, para sufrir, ya tengo bastante con la realidad. Y con mi modo de verla.
Sin embargo, y contradictoriamente, un cuadro duro no me estorba nada. Me disgustan mucho más las pinturas bonitas. Lo mismo me pasa cuando escribo: nunca eludo el lado menos amable de la vida.
Otra cosa es cuando lo hacen otros.
«Cada cual es de su padre y de su madre», me dicen. Acepto de mil amores la explicación. Deduzco que es por eso por lo que conecto tan bien con la obra pictórica de mi hermano: según todas las trazas, somos del mismo padre y de la misma madre.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (25 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 20 de abril de 2010.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/25 06:00:00 GMT+2
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2005/04/24 06:00:00 GMT+2
En el discurso cumbre de su campaña electoral al Papado, Joseph Ratzinger, ahora Benedictus XVI -le hago la gracia del latín, porque me cae bien (el latín)-, lanzó una diatriba muy curiosa, en la que arremetió contra lo que llamó «la dictadura del relativismo».
En realidad la emprendió contra muchas más doctrinas que él pintó como altamente peligrosas para el orbe presente. Citó, entre otras, el marxismo y el colectivismo. (Me pregunto de dónde se habrá sacado el nuevo Papa que el marxismo y el colectivismo tienen mucho peso en el mundo de hoy. Para mí que a este hombre le pasa lo que algunos nos reprochan a otros: que se quedó anclado en los sesenta.)
En todo caso, la más curiosa de sus condenas es la que dirigió contra «la dictadura del relativismo».
Se trata de un enunciado conceptualmente imposible. Es -volvamos a los latines- una pura contradictio in terminis. Por las mismas podía haberse metido con el dogma del antidogmatismo. O con la dictadura de la libertad. O con la oligarquía democrática.
Quienes nos sentimos espontáneamente inclinados hacia el relativismo tendemos a considerar que no conviene considerar las ideas y los comportamientos de los humanos conforme a un patrón universal único. Muchos fenómenos que a algunos nos resultan extravagantes, o incluso aberrantes, se explican -aunque no se justifiquen- a partir de su vinculación con tradiciones culturales que nos son ajenas.
De ahí, por ejemplo, que muchos muestren un cierto grado de tolerancia con respecto a las prácticas imperantes en la estructura de poder del Vaticano, que, dada su neta oposición a la igualdad entre los sexos, a las libertades de expresión, de asociación y de culto, al sufragio universal, et cætera, no pueden por menos que ser tenidas por radicalmente opuestas a los principios teóricos que asientan las sociedades civilizadas modernas.
Benedictus XVI debería sentirse muy agradecido al relativismo imperante, gracias al cual el Estado que él encabeza se viene librando del repudio general de los demócratas.
Es cierto, de cualquier forma, que, como todo en este mundo, el relativismo también puede ser excesivo. He visto que hay opinantes supuestamente progresistas que relativizan las inclinaciones ultras del nuevo Romano Pontífice y dicen que no hay que descartar que cambie de orientación. Se apoyan en argumentos tan vaporosos como que es un hombre de temperamento modesto, tirando a cordial y poco dado al oropel. ¡Pues no habrá habido dictadores así! Son perfectamente capaces de saludarte con una mano mientras con la otra firman tu sentencia al Averno.
Lo cual me trae al recuerdo otra curiosidad digna de mención: el Vaticano sigue sin declarase incompatible con la pena de muerte.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (24 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/24 06:00:00 GMT+2
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2005/04/23 06:00:00 GMT+2
La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) ha exigido al Gobierno «actuaciones concretas» para afrontar la situación de «estancamiento» por la que, según ella, atraviesa el sector hotelero. Reclama, en concreto, una rebaja de la presión fiscal, lo que le ayudaría -dice- a mejorar su «competitividad».
Los directivos de la Cehat tienen un morro que se lo pisan.
Hacen como si no supieran, para empezar, que un sector como el de la hostelería no puede estar en expansión indefinida.
Y no sólo porque la cifra de turistas no puede crecer sin parar, de modo espontáneo y al margen de los avatares de la economía.
Los responsables políticos y empresariales de este sector decidieron, en la época de su despegue, allá por los años 60, que España debía apostar decididamente por el turismo de presupuesto bajo o medio. Eso atrajo a millones de turistas procedentes de países con rentas per capita más altas. De entonces a aquí se han ido produciendo cambios de notable importancia: los precios españoles han ido pareciéndose cada vez más a los de la Europa próspera, la masificación de las costas y su deterioro ambiental han quitado atractivo a la oferta y, para rematar la faena, han surgido en el área del Mediterráneo otros destinos con entornos aún no definitivamente degradados y mucho más baratos. Sin embargo, las pautas del modelo turístico español han variado muy poco.
En el descenso del atractivo económico de España como destino turístico ha influido, y no poco, la voracidad de los empresarios del gremio, que se distingue año tras año por ser uno de los principales responsables de la presión inflacionista.
Y, con ese panorama, se quejan no ya de que sus beneficios hayan descendido... ¡sino de que se han estancado! ¡Y se enfadan con el Gobierno!
Me saca de quicio la tendencia de algunos sectores económicos españoles -y no españoles- a pasarse el día llorando por lo mal que les va en cuanto las cosas no les van sobre ruedas. La Cehat pide (no, perdón: ¡exige!) rebajas fiscales porque su sector está estancado. No recuerdo que se ofreciera a pagar más impuestos cuando sus negocios pasaban por momentos de decidida expansión.
Pasa lo mismo con algunos grandes propietarios agrícolas. ¿Que llueve más de la cuenta? ¿Que no llueve lo suficiente? ¿Que graniza? De inmediato reclaman declaraciones de zona catastrófica y ayudas del Estado. ¿Alguien les ha oído decir alguna vez: «La cosecha de este año ha sido estupenda, así que vamos a aportar más, para ayudar a la gente de otros sectores a los que les ha ido peor»?
Muchos pequeños empresarios o trabajadores autónomos españoles viven al albur de las circunstancias. Si tienen encargos, salen adelante. Si no tienen demanda, o si se les ocurre cometer el error de enfermar, van de cráneo. Nadie les concede rebajas de nada. Nadie declara su localito o su tienda «zona catastrófica».
Por hablar de un sector que me conozco algo: les enseñaría yo a los señores de la Cehat el porrón de periodistas de por estas tierras que viven «a tanto la pieza», sin nada fijo, cobrando según tarifas que en muchos casos quedaron fijadas hace ocho o diez años, y eso cuando no se las han rebajado, y eso cuando cobran. ¿Qué hace el Gobierno por ellos? Desearles suerte, como mucho.
Ah, se me olvidaba. Al Congreso de la Cehat, celebrado en Málaga anteayer, no faltó José María Cuevas, que denunció en términos muy enérgicos la «falta de implicación» de la Administración en los problemas del sector turístico. Aparte, anunció que la CEOE va a celebrar una gran cumbre empresarial en la que se dejará bien clara la preocupación del empresariado... por las reformas estatutarias que se avecinan.
Joder, qué tropa.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (23 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/23 06:00:00 GMT+2
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2005/04/22 06:00:00 GMT+2
El PP acusa a Rodríguez Zapatero de haber hecho posible que la izquierda abertzale esté en el Parlamento vasco. No tiene razón. A quien hay que achacar que el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, en euskara) lograra nueve escaños el pasado domingo es, en primer y destacado lugar, al 12,5% del electorado vasco, que dio su voto a esa candidatura. Ésa es la verdadera cuestión.
El PP sigue empeñado en ilegalizar la realidad. Lo hace apelando a argumentos de escasa consistencia jurídica (sus defensores a ultranza harían bien en repasar la sentencia 68/2005 del Tribunal Constitucional, en la que se afirma, entre otras cosas, que a ningún partido político se le puede exigir como condición para su existencia legal que condene de manera expresa el terrorismo de ETA). Pero eso es secundario, a estos efectos. Lo que me parece más digno de mención es que, además, esa política no sirve para los fines que pretende. A las pruebas me remito: tras cuatro años de esfuerzos sistemáticos para silenciar la expresión política de la izquierda abertzale, ésta ha pasado de tener siete escaños a contar con nueve.
No puede haber demostración más clara de los efectos contraproducentes que se derivan de la obsesión prohibicionista. En 2001, EH sufrió un fuerte revés en las urnas por culpa de sus propios errores políticos. En 2005, EHAK ha subido con fuerza gracias a la política errónea cuya máxima expresión ha sido la Ley de Partidos.
Rodríguez Zapatero parece haber entendido que por esa vía no se avanza en la transformación del sustrato social vasco, necesaria para asentar sobre bases firmes la pacificación y la normalización política de Euskadi. Quisiera dar un giro, y en parte lo está dando, pero tropieza con muchas dificultades. Él y su partido han pasado demasiado tiempo coreando las consignas del PP, y ahora se encuentran con que buena parte de su base social y de su electorado no entienden que explore otras vías.
Durante años ha contribuido a que algunos tópicos hueros pasen por principios incontrovertibles y ahora no sabe cómo orillarlos. ¿Por qué, cada vez que los del PP proclamaban que con Batasuna no se podía ni hablar, no les contestó que ellos bien que lo habían hecho, y al más alto nivel, aunque fuera en Burgos y a escondidas? ¿Por qué llegó a rivalizar con los del PP, presumiendo de que él, por no hablar, no hablaba ni siquiera con el presidente del PNV? ¿Por qué no recordó que Aznar envió a sus emisarios a negociar con la dirección de ETA? Y, sobre todo, ¿por qué no explicó a la ciudadanía que nada de eso tenía nada de infamante, porque un Gobierno debe moverse en todos los terrenos cuando están en juego intereses superiores?
Maleducó a sus seguidores y ahora es rehén de lo que dio por bueno, sabiendo que no lo era. Va a costarle contrarrestar tantos años de demagogia.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (22 de abril de 2005) y El Mundo (23 de abril de 2005). Hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/22 06:00:00 GMT+2
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2005/04/21 06:00:00 GMT+2
El lehendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, anunció ayer que va a repetir la fórmula del tripartito, porque cuenta con los apoyos necesarios para ello. Tan seguro se mostró de tener el suficiente respaldo parlamentario para materializar su designación que avanzó que no incluirá a Aralar en el Gobierno. Se propone alcanzar «un acuerdo especial» con ese partido, pero dejarlo fuera del Ejecutivo.
Para llevar a cabo ese designio, necesita algún tipo de apoyo exterior. Él cuenta con 32 escaños. Si Aralar le respalda, 33. En el caso de que los socialistas y los populares sumaran sus votos, empatarían. ¿Cómo sabe que romperá ese empate?
Primera posibilidad: tal vez los socialistas le hayan informado de que no unirán sus votos a los de los populares. Pero para evitar esa suma tendrían que renunciar a presentar en el Parlamento la candidatura de Patxi López, porque, de materializarla, no podrían evitar que el PP la respaldara. Si hiciera eso, el PSOE se llevaría una bronca fenomenal a escala estatal. Improbable.
Segunda posibilidad: a día de hoy, Ibarretxe sabe ya que EHAK hará lo necesario para facilitar su elección. Me parece más factible. En esa dirección apunta algo de lo que dijo ayer: que no pondrá más limitación a los acuerdos con EHAK que las que ha planteado Zapatero a ese partido para permitir su presencia electoral. O sea, ninguna.
Pero, aunque así fuera -que no es poco suponer-, necesita algo más que eso para saber que, una vez reelegido como inquilino de Ajuria Enea, va a estar en condiciones de gobernar. Porque, si se encontrara con que PSE, PP y EHAK coinciden sistemáticamente en el rechazo a sus propuestas, no sacaría ni una adelante. Y así no hay quien gobierne. ¿Le consta que no va a ocurrir eso? Ayer, en el curso de una entrevista que concedió a Radio Euskadi, Arnaldo Otegi minimizó la importancia de las ocasiones en las que su grupo parlamentario coincidió durante la pasada legislatura con el PSOE y el PP. Me pareció una actitud muy significativa. (Entre otras cosas, porque él sabe de sobra que esa coincidencia se produjo en relación a asuntos realmente importantes.)
En suma: que creo que se está cociendo algo. Algo de trascendencia.
Y no sólo por el lado de Batasuna, EHAK, etc. Y de ETA, que por primera vez en muchos años no ha hecho nada por estar presente en la contienda electoral. También es digno de mención que Zapatero esté aguantando el tirón del PP y siga sin dar instrucciones al fiscal general para que promueva la ilegalización de EHAK. Y no hay que desdeñar tampoco las distancias que el PSE insiste en marcar con respecto al PP. Como resultado de todo ello, está la actitud de Ibarretxe, que no se muestra nada abrumado por el resultado de las elecciones del domingo, sino todo lo contrario: se le ve con ilusión, animado, confiado. Y no finge.
Me huelo algo. Pero no sé qué, porque uno sólo distingue los olores que conoce.
Éste es nuevo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (22 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/21 06:00:00 GMT+2
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2005/04/20 07:00:00 GMT+2
Buscado o no, fruto de una conspiración planificada o resultado de un caprichoso giro del destino -en su momento habrá que volver al análisis de cómo se ha gestado esto-, el hecho es que Euskadi se ha metido en un brete.
Empecemos por el diagnóstico.
Los tres partidos que respaldan a Ibarretxe han logrado el 44% de los votos. En cualquier otro lugar y momento, eso se consideraría un éxito total. De contar con el apoyo -factible- de Aralar, el porcentaje se elevaría al 46,3%. Tómese como referencia, por el aquel de comparar: Zapatero llegó a la Presidencia del Gobierno de España con el 42,6% de los votos. Aznar obtuvo la mayoría absoluta en 2000 con el 44,5%. En 1998, el propio PNV consiguió la victoria con el 28%.
Dicen: «Pero Ibarretxe había pedido un respaldo masivo para su plan, y no lo ha obtenido.»
Claro que no lo ha logrado, pero no porque el electorado lo haya considerado extremoso, sino porque el 12,5% lo ha tenido por demasiado tibio. Hagan cuentas los que se dicen constitucionalistas: sumados quienes han apoyado a Ibarretxe y los que no lo han hecho porque lo querían más audaz, estamos ante casi al 60% del electorado.
Otra cosa es que las matemáticas parlamentarias den de sí lo que dan y que se vea mal qué gobierno podría trenzarse con los mimbres resultantes del domingo.
Hay desde hace tiempo una disputa sorda -no demasiado sorda, en realidad- dentro del PNV, que enfrenta a quienes consideran que la primacía nacionalista en la comunidad autónoma precisa de un acuerdo con el PSOE, semejante al que funcionó en los tiempos de Ardanza, y quienes entienden que eso supondría retornar a un pasado no muy glorioso de reparto de prebendas y de conchabanzas varias, que dejaría intacto el conflicto nacional y no permitiría avances reales ni en la pacificación ni en la normalización de la vida política vasca. Estos últimos prefieren intentar una ampliación de las alianzas dentro del campo abertzale, propiciando el acercamiento al trabajo institucional de la gente de Batasuna -se llame como se llame- y favoreciendo por esa vía el destierro de la violencia política.
Es una tensión interna que ya se hacía notar en el pasado, pero de modo más tenue, debido a que la autoridad moral de Ibarretxe dentro del PNV se tenía por indiscutible. Pero parece que desde el domingo ya no lo es. O eso creen algunos.
El PNV es el PNV y su circunstancia. Al margen de sus disensos internos, ha de contar con que una parte de sus diputados electos no son suyos, sino de EA, que tiene sus propios criterios. Igual que EB. Igual que Aralar. Supongo que sabrá que hacer nuevos amigos está muy bien... siempre que no sea a costa de quedarse sin los de siempre.
Los buenos montañeros lo tienen asumido: nunca hay que ceder a las prisas de quienes sólo piensan en llegar a la cumbre para hacerse la foto.
Javier Ortiz. El Mundo (20 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de mayo de 2018.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/20 07:00:00 GMT+2
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2005/04/20 06:00:00 GMT+2
San Anselmo se hizo célebre por su formulación de la llamada «prueba ontológica de la existencia de Dios». Según nos contó en su Proslogium, la propia idea de un ser perfecto exige su existencia, porque, de carecer de existencia, el tal ser no sería perfecto. Dicho sea de otro modo: sólo piensa realmente en Dios quien cree en su existencia.
Mi difunta madre, que no creo que conociera la obra de aquel benedictino tirando a platónico que llegó a arzobispo de Canterbury a finales del siglo XI, me formuló en cierta ocasión un razonamiento que bien podría llamarse «la prueba ontológica de la inexistencia de Dios». Dijo mi madre que, de existir Dios, en efecto, debería concentrar en sí la suma de todas las perfecciones, cosa que lo convertiría en poseedor de la máxima bondad, la máxima piedad y la máxima misericordia. Pero alguien capaz de crear la Humanidad -algo tan terrible, tan desigual, tan cruel, tan injusto, tan aberrante- no podría de ningún modo ser infinitamente bueno, compasivo y misericorde. Sería un ente contradictorio, con sus más y sus menos. En cuyo caso, no sería Dios. Luego Dios no existe.
Yo, que no soy muy dado a la teología, me descubrí ayer, mientras fregaba los platos -una de mis ocupaciones favoritas-, reflexionando sobre el Paraíso, que llamamos Cielo. Y me puse a pensar en las almas de aquellos que, liberados ya de su pobre envoltura mortal, acceden a la visión y el conocimiento de todo lo pasado y presente.
¡Saberlo todo! ¡Qué horror! ¿Y quién cree que eso puede ser un Paraíso?
Me imaginé un alma cándida que, llegada al Cielo, se entera de golpe y porrazo, por ejemplo, de que su cónyuge, cuando le decía que se iba a trabajar, aparcaba en una casa vecina para mantener relaciones carnales con otra persona. Y que constata que, encima, se lo pasaba de cine haciéndolo. O el sofoco de aquella otra que descubre que sus bienamados hijos la estafaron a lo largo de toda su vida a base de mal. Me acordé de una mujer que nos contó que de joven pasó bastantes años incapacitada para tener relaciones sexuales porque no podía eludir la idea de que su difunto padre la estaba viendo allí, desnuda y dispuesta a hacer esas marranadas. Ella pasó por un infierno, desde luego. Pero no creo que su padre, si estuviera viendo desde el más allá la situación, se sintiera realmente en el Paraíso.
Me pongo un poco ontológico yo también y deduzco que el Paraíso no puede existir. Sencillamente porque algo como eso que dicen que sería el Paraíso no sería ningún Paraíso.
Nota bene (y ya que estamos en esas materias).- Algunos de mis amigos se felicitan por el nombramiento como papa de Ratzinger Zeta. Son de los que creen que cuanto peor, mejor. No comparto su criterio. La experiencia me ha demostrado muchas, muchísimas veces, que cuanto peor, peor.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (20 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/20 06:00:00 GMT+2
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2005/04/19 06:00:00 GMT+2
De haberse propuesto alguien imaginar el más endiablado de los resultados posibles en las elecciones vascas, habría dibujado poco más o menos el que se ha producido.
Desde un cierto punto de vista, lo que ha cambiado es poco. Si apelamos al gran debate de siempre (partidarios del derecho de autodeterminación versus contrarios al reconocimiento de ese derecho), las distancias vienen a ser las mismas que ya había: los primeros siguen manteniendo una mayoría electoral clara (el 59%, frente al 40% de los segundos), diferencia que encuentra poco más o menos su correspondencia en el reparto de escaños parlamentarios (42 frente a 33).
Pero el Parlamento vasco no se pasa la vida votando sobre la autodeterminación. De hecho, lo hace sólo de ciento en viento. En los asuntos que aborda a diario, las contradicciones entre los partidos del Gobierno y los representantes de la izquierda abertzale radical han sido siempre constantes. En la pasada legislatura, los diputados de Sozialista Abertzaleak coincidieron decenas de veces con el PP y el PSOE a la hora del voto, aunque sus argumentos fueran opuestos. No hay en principio ninguna razón para imaginar que los diputados de EHAK se dispongan a tener un comportamiento diferente.
Con lo cual, no hace al caso imaginar el Parlamento vasco dividido en dos bloques. Hay, por lo menos, tres. Y si las contradicciones entre el PSE y el PP se acentúan, tal vez cuatro.
Y qué bloques. Porque si los socios del tripartito, con el posible añadido de Aralar, lo tienen más que difícil para pactar con EHAK, tampoco puede decirse que cuenten con facilidades para hacerlo con el PSE, cuyos jefes de la capital del Reino ya han fijado los límites de la política de alianzas de Patxi López, afirmando que el PSE nunca entrará en un Gobierno presidido por el PNV. Ya se sabe que en esos ambientes políticos «nunca» quiere decir «por ahora», pero su declaración de principios ha sido demasiado rotunda. Y comprensible, además: después de haberse pasado años y años presentando por toda España a los nacionalistas vascos como la hez del universo, ¿cómo podrían contar ahora a sus electores que han decidido marchar de la mano con esa gente? Argumento reversible: para el PNV, EA y EB también sería una papeleta fina vender a sus bases la alianza con un partido que no ha parado de agraviarlos en los términos más feroces desde que Redondo Terreros les declaró la guerra.
Descartada también la hipótesis de un gobierno PSE-PP -aparte de que los socialistas no lo quieren, tendría a la mayoría de la Cámara en contra-, sólo parece quedar la posibilidad de una coalición PNV-EA-EB-Aralar que buscara acuerdos concretos para cada asunto, ora con el PSE, ora con EHAK. Pero, francamente, no veo que esa fórmula pudiera durar cuatro años. Gobernar en esas condiciones sería lo más parecido a un infierno.
¿Cómo se puede gestionar ese galimatías? No lo sé. Tal vez no se pueda. En todo caso, lo que sí parece es que los partidos políticos vascos, tan entrenados en la confrontación y en las diversas posibilidades de cerrarse en banda, se van a ver obligados esta vez a hacer un buen esfuerzo de comunicación mutua. Lleguen finalmente a algo concreto o a no, el ejercicio seguro que no les vendrá nada mal.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (19 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/19 06:00:00 GMT+2
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2005/04/18 06:00:00 GMT+2
Acababa mi comentario de ayer con este añadido: «Para que no se diga que no hablo del suceso del día, hago mi porra particular. Así podréis reíros a gusto de mí mañana. Mi pronóstico: PNV-EA, 33 escaños; PSE, 19; PP, 14; EB, 4; EHAK, 4; Aralar, 1».
Cometí un error de bulto: fui incapaz de detectar el trasvase de votos que se iba a producir dentro del campo nacionalista a favor de EHAK. De hecho, pensé que podía suceder lo contrario. O los contrarios, en plural. Creí que una porción significativa del electorado tradicional de HB optaría por no votar y que otra se inclinaría por candidaturas con más posibilidades de llevar sus ideas a la práctica. Ni se me pasó por la imaginación que Batasuna-HB-EH-EHAK pudiera mejorar los resultados que obtuvo EH en 2001.
Acerté en lo de los vasos comunicantes de los dos bloques. El bloque españolista se ha llevado sus 33 escaños y el bloque autodeterminista, los 42 restantes. En proporción de votos tampoco erré: seguimos con el 60-40 de siempre, más o menos.
Mi fallo fue no apreciar la importancia de dos factores. Uno: que los votos que Ibarretxe se llevó prestados en 2001 de la izquierda abertzale, procedentes de gente que lo respaldó ante el riesgo de que Mayor Oreja pudiera convertirse en lehendakari, eran eso: prestados, y que cabía esperar que volvieran a su lugar de origen. Dos: que el gran cabreo producido en el campo abertzale por la política de prohibiciones y acoso de los gobiernos de Madrid iba a reforzar muy mucho la candidatura de EHAK, más allá de lo afortunado o desafortunado de las siglas y de lo conocido o desconocido de sus candidatos.
El resultado arrojado por las urnas refleja bien la sociología vasca (también dije que si la izquierda abertzale se quedaba en un 6% sería un error atribuirle esa influencia social: que lo suyo está más cerca del 15%, y se ha visto que apunta por ahí).
Lo que me gusta menos de lo sucedido ayer, y con diferencia, es que no faltarán quienes digan que la suma parlamentaria más fácil de hacer es: PNV-EA, 29 + PSE-PSOE, 18. Con lo cual, los restantes dan igual. Y ZP presidente.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (18 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/18 06:00:00 GMT+2
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