2005/05/21 06:00:00 GMT+2
La sección de Opinión de El Mundo me pide que participe en el espacio dominical llamado En la Red, en la que se contraponen dos puntos de vista diametralmente opuestos. La pregunta de esta semana es: ¿Le parecería bien que el Gobierno negociara con ETA sin el acuerdo del PP? Los argumentos a favor del «No» los va a proporcionar -creo- Cayetano González, quien fuera jefe de Prensa y estrecho colaborador de Jaime Mayor Oreja. A mí me toca defender el «Sí». Éstas son las notas que he escrito en borrador para ese texto.
Las ideas clave sobre las que se asienta la posición del PP de Rajoy en relación con el problema vasco -el mal llamado «problema vasco», porque ni es exclusivamente vasco ni es el único que tiene Euskadi- son, según pudimos leer ayer bajo su propia firma, dos. La primera: no hay nada que hablar con ETA. A la organización terrorista no debe dársele otra salida que su rendición incondicional. La segunda: debe impedirse a toda costa que las posiciones políticas que abandera ETA obtengan representación institucional, cuenten con el respaldo social que sea.
Según el presidente del PP, estas dos ideas clave enmarcan «el único escenario» coherente con «los principios que fundaron la España democrática».
Deberemos suponer entonces que, según él, quienes suscribieron el 12 de enero de 1988 el Pacto de Ajuria Enea -entre ellos AP, antecesora del PP- y quienes trabajaron durante los años siguientes sobre la base de lo definido en ese Pacto -entre ellos Jaime Mayor Oreja- no actuaron en consonancia con «los principios que fundaron la España democrática», toda vez que establecieron en aquel acuerdo dos ideas básicas radicalmente diferentes.
La primera venía definida en su punto 10: «Si se producen las condiciones para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad de poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular».
Obsérvese que este punto venía a prefigurar lo que ahora se llama «dos mesas de diálogo»: una, con el Estado y ETA, para resolver los asuntos relativos al fin de la violencia terrorista; la otra, integrada por los representantes legítimos de la voluntad popular, encargada de «resolver las cuestiones políticas».
El segundo punto clave del Pacto de Ajuria Enea (el 8) era aquel en el que invitaba a los dirigentes de la izquierda abertzale radical a que «asuman las responsabilidades institucionales y defiendan desde ellas sus propios planteamientos políticos».
Recuérdese cuándo se firmó aquel acuerdo: muy poco después de la masacre de Hipercor (21 muertos) y a un mes del tremendo atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza (12 muertos). Era aquel un tiempo en el que los secuestros, las bombas y los asesinatos a tiros se producían cada dos por tres. Pese a lo cual, las fuerzas democráticas, sin temor a que se las tachara de débiles o de traidoras, ofrecieron a ETA «procesos de diálogo», siempre que se aviniera a abandonar la violencia y diera muestra inequívoca de esa voluntad.
El PP rompió de hecho con las bases de aquel Pacto, aunque nunca lo haya reconocido, y trató de seguir otra vía que -dijo- conduciría a la derrota total de ETA. No lo ha logrado, pero sigue en sus trece, afirmando que quien pretenda otra cosa «ofende la memoria» de las víctimas, dándole igual que haya víctimas que coincidan con el contenido de lo acordado el pasado martes en el Congreso de los Diputados a propuesta del Gobierno.
Va de suyo que me parecía excelente que el PP -como ha hecho el PSOE- se apeara de sus dogmas, admitiera que la vía definida en su día por el Pacto de Ajuria Enea no tuvo ocasión de ser probada en forma debida y que se sumara al actual consenso general. Pero, si bien es lamentable que haya una minoría que rehúse seguir el camino trazado por la mayoría, la solución no puede estar en que la mayoría haga lo que quiere la minoría.
El PP ya ha demostrado que, pese a sus promesas a plazo fijo, su planteamiento no conduce a la paz. Plantéese por qué y déjese de protegerse descalificando a los demás.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (21 de mayo de 2005) y El Mundo (22 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de mayo de 2010.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/21 06:00:00 GMT+2
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2005/05/20 06:00:00 GMT+2
Mi comentario de ayer sobre la conveniencia de que Rodríguez Zapatero haga algo para, en la medida de lo posible, neutralizar la beligerancia de los medios en contra de las iniciativas en pro de una solución dialogada a la violencia de ETA me ha traído no poca correspondencia. Algunos lectores que me conocen se dicen sorprendidos de que plantee la posibilidad de una intervención gubernamental destinada a influir en la línea editorial de tales o cuales empresas privadas del mundo de la comunicación.
No es nada tan brutal lo que planteo.
Puse el ejemplo de la Cope. No creo que quepa considerar la cadena de emisoras de la Conferencia Episcopal como una empresa privada del mundo de la comunicación, sin más. La Iglesia católica se subvenciona, y vive en parte, de lo que obtiene de las arcas públicas por un concepto tan definitivamente caduco como es la compensación por los bienes que le fueron expropiados hace dos siglos. Es un escándalo que con el dinero de los contribuyentes se esté pagando al menos una parte del sueldo de una recua de agitadores ultraderechistas que se pasan el día soliviantando a sus oyentes. Considero que no tendría nada de aberrante que el Gobierno hiciera saber a monseñor Blázquez que el Estado confía en que la Iglesia hará un uso menos político y menos sectario de las ayudas que recibe de las arcas públicas, a falta de lo cual se acelerará la conveniencia de discutir sobre lo adecuado o inadecuado de esa partida presupuestaria.
Un Gobierno democrático no puede violentar legítimamente la línea editorial de un medio privado mediante decisiones arbitrarias. Ejemplo típico: le está vedado utilizar la publicidad institucional como sistema de premio o castigo. Pero eso no le impide recordar a las televisiones privadas, por ejemplo, que la concesión pública que les permite emitir exige que se atengan a los fundamentos constitucionales, uno de los cuales otorga a la ciudadanía el derecho a recibir información veraz, mandato que, en ocasiones y en asuntos de primera importancia -caso del acuerdo parlamentario del pasado martes- no están cumpliendo. En cuanto a los medios de titularidad pública, estatal o autonómica, puede y debe señalarles que están obligados por ley a respetar el pluralismo de la sociedad: hay radios y televisiones públicas en las que, sencillamente, no hay nadie que defienda la necesidad de una salida dialogada al terrorismo de ETA, pese a ser ésa una opinión muy extendida.
No hablo de ejercer ninguna censura: sólo de poner a los medios de comunicación ante sus obligaciones, no ya éticas, sino estrictamente legales, haciéndoles ver, a cada cual según sus circunstancias y con toda la delicadeza que haga al caso, que la defensa militante de posiciones sectarias y de bandería no se corresponde con las necesidades de una sociedad plural.
Me consta que a buen entendedor, con pocas palabras basta.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (20 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/20 06:00:00 GMT+2
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2005/05/19 06:00:00 GMT+2
Todo objetivo político de primera línea -«estratégico», que se decía antes de que se impusiera el spanglish y se empezara a hablar de estrategia hasta para los saques de faltas en el fútbol- precisa de un trabajo sistemático de preparación de la opinión pública. Hay que explicar una y otra vez y a gran escala tanto su bondad y su conveniencia como los problemas que acarrearía a la mayoría seguir otro camino.
Un problema muy grave que afronta la opción de la salida dialogada al conflicto vasco por la que tímidamente se está asomando Rodríguez Zapatero es que no cuenta con los medios de comunicación de masas que se precisan para emprender esa tarea como es debido. Todos los grandes consorcios propagandísticos con sede en Madrid y cobertura general son -unos más, otros menos, pero todos- hostiles o, en el menos desfavorable de los casos, muy reticentes a esa apuesta.
Digo esto último con referencia, obviamente, a los medios del grupo Prisa, muy en especial a El País y la Ser. En el sanedrín ideológico del grupo hay un núcleo de gente muy influyente y con mucha capacidad de decisión -y de censura- que ve con franco disgusto el camino emprendido por Zapatero. Hablo de gente como Pradera, como Savater, como Unzueta, que tienen mano alta en la línea editorial y que están, básicamente, en las posiciones de ¡Basta Ya! y del Foro de Ermua. Me llegan noticias de intervenciones suyas decisivas para evitar que los dos buques insignia del grupo se puedan ir situando en este terreno -también en este terreno, habría que decir- al servicio de la política del presidente del Gobierno. Los muy prudentes avances realizados en ese sentido por Iñaki Gabilondo se han visto una y otra vez en apuros. Por el otro extremo, las posiciones de José Bono, de un lado, y las de los disidentes de la línea de Patxi López en el PSE, del otro, encuentran el más favorable de los ecos.
De los demás medios no creo que valga la pena hablar mucho. Lo de la Cope es de pura caricatura, aunque Onda Cero no tenga mucho que envidiarle. Antena 3, lo propio. Los canales autonómicos, salvando las dos excepciones de rigor, otro tanto.
A la línea general de las empresas se une el problema de los profesionales mejor pagados de los medios, que han repetido tantas veces, durante tanto tiempo y con tanto entusiasmo el mensaje monocorde del viejo pacto PP-PSOE que ahora no ven de qué modo podrían, aunque quisieran, ponerse a decir algo sustancialmente diferente. Así que ponen pie en pared y se resisten como fieras.
Ése es un muy grave inconveniente que Zapatero tiene que abordar con realismo. Sabiendo qué significa el realismo cuando se es presidente de Gobierno. Tiene que servirse a tope de los medios que tiene a su alcance. Un ejemplo: la Cope es de la Conferencia Episcopal, ¿no? La Conferencia Episcopal recibe todos los años una pasta gansa del Estado, ¿no? Hay una demanda social muy importante a favor de que la Iglesia Católica se financie por sus propios medios, ¿no? Pues a mover esas piezas y a ver cómo cabe recolocarlas.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (19 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/19 06:00:00 GMT+2
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2005/05/18 06:15:00 GMT+2
Aznar, Acebes y Rajoy están de acuerdo: el Gobierno de Rodríguez Zapatero es pésimo.
Se trata de una acusación de apariencia terrible, sin duda, pero muy poco práctica. Porque, tras haber definido al Gobierno como pésimo, ya no pueden reprocharle nada peor.
Tienen tres años por delante y ya han gastado toda su batería de descalificaciones.
Lo peor que tiene el recurso constante y sistemático al tremendismo en la lucha política es que anula la capacidad de asombro de la ciudadanía. Si a las primeras de cambio dices de uno que es un traidor, un vendido al terrorismo, un cómplice de los asesinos, un filoseparatista, un títere de poderes exteriores hostiles a la nación, un inútil y un ignorante, todo a la vez, ¿qué podrás reprocharle mañana para impresionar a la opinión pública? Ya sólo te quedará acusarlo de pederasta, como al fundador de los Legionarios de Cristo.
Están tomando a los ciudadanos por estúpidos. Y los habrá -hay de todo-, pero son muchos los que se dan cuenta de que, con demasiada frecuencia, los dirigentes del PP condenan a Rodríguez Zapatero por decir y por hacer lo que ni ha dicho ni ha hecho. Ahora están poniendo de vuelta y media al presidente del Gobierno porque, según ellos, está dispuesto a pactar con ETA a cambio de una tregua. Pero todos oímos lo que Zapatero propuso realmente en el Parlamento: que se le autorice a dialogar con ETA en el caso de que ésta proclame su renuncia definitiva a las armas. No dijo nada de una tregua temporal.
Entre lo que el PP dice que dice Zapatero y lo que Zapatero dice realmente, media un abismo.
En realidad, lo que Acebes dijo anteayer que está haciendo Rodríguez Zapatero es, oh paradojas de la vida, exactamente lo que hizo Aznar hace unos años: iniciar un proceso de negociación con ETA a partir del anuncio de una tregua no definitiva. Sólo que, hecho por ellos, se trataba de una iniciativa tan astuta como patriótica. En cambio, atribuido a Zapatero, aunque no lo haya hecho, es una auténtica aberración.
Hay gente que tiene una memoria histórica de lo más frágil. Pretende el PP que no cabría de ningún modo invocar el interés colectivo del hoy para pasar páginas ominosas del ayer. Parece que olvidan que ésa fue la esencia misma de la Transición de la que tan orgullosos dicen sentirse. Las fuerzas políticas predominantes en la España de 1977 decidieron que cayera un tupido velo sobre los crímenes de 40 años de dictadura, renunciando no sólo a pedir cuentas a sus responsables, sino permitiéndoles incluso continuar en la vida política activa, y hasta en puestos de máxima responsabilidad.
Si alguien no tiene derecho a condenar inapelablemente esas amnesias políticas interesadas es el PP, heredero de Alianza Popular, ella a su vez heredera... en fin, de lo que todos sabemos.
Y los gallegos mejor que nadie.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (18 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/18 06:15:00 GMT+2
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2005/05/18 06:00:00 GMT+2
PREGUNTA.- ¿Tiene derecho el PNV a presidir la Mesa del Parlamento vasco?
RESPUESTA.- La candidatura PNV-EA fue, con gran diferencia, la más votada en las pasadas elecciones autonómicas y la que tiene un mayor número de escaños. Siendo así, parece lógico que sea un diputado o diputada de esa candidatura quien ocupe la Presidencia de la Cámara.
Ahora bien, derecho, en sentido estricto, no tiene. No hay ninguna norma que diga que la Presidencia debe recaer en el grupo parlamentario más nutrido.
PREGUNTA.- Todos los grupos parlamentarios vascos, excepto el del PP, admiten que es lógico que la Presidencia de la Cámara recaiga en el PNV. Si es así, ¿por qué no se la dan, y asunto concluido?
RESPUESTA.- Lo uno no conlleva lo otro. Respetar los resultados electorales no obliga a apoyar al vencedor.
PREGUNTA.- El PSE ha comunicado al PNV que, si designa un candidato que no sea Atutxa y negocia la composición de la Mesa, respaldará que la Presidencia sea para el PNV. ¿Es justo eso?
RESPUESTA.- No. El PSE no es quién para dictarle al PNV qué candidatos debe o no debe presentar. A lo que sí tiene derecho, por supuesto, es a no votar a los candidatos que le parezcan mal. Puede volver a presentar su propio candidato y bloquear con ello la elección de la Mesa, lo que verosímilmente acabará forzando al PNV a presentar otra candidatura. Pero una cosa es situar al partido de Imaz ante las limitaciones que le impone la actual realidad política y otra inmiscuirse en sus decisiones internas.
El caso de EHAK es parcialmente diferente. Sus diputadas han dejado claro que no apoyarán en ningún caso la candidatura de Atutxa, pero no han pretendido que el PNV pacte con ellas el nombre del candidato o candidata que le sustituya.
PREGUNTA.- El PNV dice que no ha tenido, no tiene y no tendrá ningún candidato a la Presidencia de la Mesa que no sea Atutxa. Dado que el Reglamento del Parlamento vasco no prevé qué hacer en caso de reiterado empate a votos entre dos candidatos, ¿cómo podría evitarse que eso se convierta en un callejón sin salida?
RESPUESTA.- La única salida que no obligaría al PNV a desdecirse es que fuera el propio Atutxa el que, apelando a su sentido de la responsabilidad, renunciara motu proprio a ser candidato.
De todos modos, lo sucedido demuestra que el Reglamento del Parlamento vasco presenta graves insuficiencias. Hay muchos reglamentos semejantes que prevén que, en caso de producirse un empate reiterado de votos parlamentarios, sea designado el candidato que tenga detrás una cantidad mayor de votos populares. Parece una solución correcta. De ser así, Atutxa sería ya presidente de la Cámara.
PREGUNTA.- El PNV se queja de «la pinza» que en este caso le están haciendo entre el PSE-PSOE y EHAK y afirma que es injusto que un grupo que tiene sólo nueve parlamentarios, como es EHAK, pueda convertirse en árbitro de la realidad política.
RESPUESTA.- El PNV sabe muy bien que no es raro que los avatares electorales conviertan en árbitros de los parlamentos a grupos mínimos, e incluso a un solo diputado. Conviene no olvidar en este mismo caso que, si el PNV ha logrado empatar a votos con la suma PSE-PP, ha sido por el apoyo que le ha prestado la diputada de Aralar. Sin ella, el candidato del PSE habría obtenido un voto más.
Ahora se especula con la posibilidad de que una diputada del PNV que acaba de salir de cuentas se vea obligada a ausentarse del Parlamento de Vitoria para dar a luz. ¿Qué ocurriría, de ser así? El PSE dice que no se aprovecharía de esa circunstancia. En todo caso, EHAK podría ceder un voto al PNV, según la tradición iniciada por Sozialista Abertzaleak en diciembre, para que la situación no derivara por un camino indeseado.
PREGUNTA.- Ayer apareció en Gara un artículo de Joxemari Olarra, miembro que fue de la Mesa Nacional de HB y dirigente reconocido de la izquierda abertzale, que ha sido muy comentado. El artículo, titulado «El PNV a la oposición. Hipótesis de trabajo ¿o tal vez más?», pone a parir al Partido Nacionalista, afirma que no ha hecho realmente nada digno de aplauso en ningún terreno y se pregunta si no sería más útil que el Gobierno de Vitoria pasara a manos de los socialistas. Tras asegurar que la prioridad para la izquierda abertzale es «la solución del conflicto», se pregunta: «¿Quién haría más en este recorrido, el que mendiga con Madrid o quien dispone de línea directa con el Gobierno español?». Visto el artículo de Olarra, la pregunta es: ¿está abierta la posibilidad de que la izquierda abertzale respaldara la llegada de Patxi López a Ajuria Enea?
RESPUESTA.- Contesto a la gallega, con otra pregunta. Según Olarra, ¿en qué mayoría podría apoyarse López para convertirse en lehendakari y obligar al PNV a pasar a la oposición? Descartada la posibilidad directamente surrealista de que el PSE se ganara el apoyo simultáneo del PP y EHAK, la única hipótesis que parece ofrecerse es que el PSE-PSOE aglutinara los votos de EHAK, EA, Ezker Batua y Aralar. Ni creo que el PSE-PSOE pudiera permitirse el lujo de pasear por las tierras de España el apoyo de EHAK ni me parece probable que EA, Ezker Batua y Aralar estuvieran por la labor de marginar al PNV.
Lo único que me parece digno de mención del artículo de Olarra es que crea que un Gobierno vasco presidido por alguien con «línea directa con el Gobierno español» -es decir, sometido a la disciplina del partido del gobierno central- pueda ser preferible.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (18 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/18 06:00:00 GMT+2
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2005/05/17 06:15:00 GMT+2
Hace hoy justamente diez años, El Mundo publicó un editorial sobre la muerte de Lola Flores que no me parece ocioso reproducir. Por muchos motivos.
No creo que revele ningún secreto de Estado si digo que aquel editorial fue escrito por quien entonces era jefe de Opinión de ese diario. Es decir, este servidor de ustedes.
Podría decir como César Vallejo: «En suma, no poseo para expresar mi vida sino mi muerte». El modo en que buena parte de los medios de comunicación y del mundo del espectáculo, con eco popular innegable, se han puesto a llorar la muerte de Lola Flores es fiel reflejo del espíritu que animó la peripecia vital y vitalista de esta artista singular.
En ese sentido, no resulta exagerado decir que el fenómeno se vuelve sociológico.
¿En dónde estaba el «gancho» de Lola Flores? ¿Por qué tantos españoles han experimentado durante años -y muchos siguen experimentando- una tan intensa corriente de simpatía hacia el modo de ser y de expresarse que le eran propios? Sólo hay una posible respuesta: porque era su reflejo. Porque se sentían representados por ella.
Y los representaba muy bien. Lola Flores ha sido durante varias décadas el ajustado retrato de una cierta España. La que sustituye el trabajo cerebral por la improvisación ingeniosa. La que identifica «lo español» con el pastiche folklórico. La que ríe las gracias de la picaresca y se aburre con la ciencia, la industria y la ley. La que comparte con total desenvoltura las mañanas de misa mayor y las noches sin sexto mandamiento. La que abraza la política del «ande yo caliente» y rinde pleitesía a quien está en el Poder, sea quien sea -y si hoy es Franco, pues viva Franco y arriba España, y si mañana es Felipe, pues qué guapo Felipe, y venga la rosa, y el capullo también, y lo que haga falta.
No se trata de restarle méritos. Gentes a su aire ha habido y sigue habiendo legión. Si ella ha estado en la cumbre durante décadas y décadas, pese a sus reconocidas limitaciones artísticas, es sólo porque tenía un nervio y un genio de aquí te espero.
De lo que se trata es de decidir en qué espejos se mira este país. Y el de Lola Flores, dicho sea con todo el respeto que merece su incontrovertible humanidad, debe considerarse ya, decididamente, un espejo retrovisor. La España del siglo XXI no puede seguir regodeándose en su rancio pasado de espíritu burlón y de alma quieta.
La copla, los tablaos y la grasia tienen todo el derecho a continuar su andadura. Pero ya no pueden seguir siendo el símbolo de España. La promesa de modernidad que formularon quienes llegaron al poder en 1982 se ha quedado en las vías del AVE: no ha hecho el recorrido que debía, llegando hasta la estación del espíritu, hasta el alma colectiva.
Que Lola Flores haya podido ser «la Lola de España» igual ahora que hace veinte o treinta años obliga a la reflexión. Por debajo de esta corteza de informática que nos recubre, algo hay que sigue conectándonos con la España eterna. Esa España que, como el sepulcro del Cid, deberíamos cerrar ya de una vez con siete llaves.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/17 06:15:00 GMT+2
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2005/05/17 06:00:00 GMT+2
Dicen quienes se tratan más con los máximos dirigentes del PSOE que sienten un desasosiego cierto por el grado de distanciamiento al que están llegando con los de Rajoy. No se reprochan haberse excedido en sus críticas al PP -de hecho, están convencidos de haber hecho un notable esfuerzo de comedimiento-, pero ven con preocupación la situación que se ha creado. Porque entre sus proyectos clave se cuentan varios que prevén reformas constitucionales y esas reformas no serán posibles si no las apoya el PP.
Las inquietudes del PSOE tienen no poco de vanas. Porque es cierto que les haría falta el voto del PP para cambiar la Constitución -por ejemplo, a la hora de aprobar el nuevo Estatut catalán-, pero no menos cierto es que el PP de Aznar y Acebes nunca le daría su voto en el Parlamento de Madrid para sacar adelante un Estatuto que reconociera los derechos de Cataluña como nación. Con lo que estamos ante la tópica pescadilla que se muerde la cola.
Mientras el PP sea el que es y esté cómo está, es muy de temer que los proyectos de reforma de la estructura territorial del Estado que impliquen cambios en el texto de la Constitución estén abocados al fracaso. De modo que, si Rodríguez Zapatero quiere avanzar realmente por esa vía, convendría que fuera pensando en la búsqueda de otros senderos que no impliquen la reforma de la Constitución. Senderos obligatoriamente más retorcidos, desde luego, pero eficaces en la práctica.
En el caso de Euskadi la cosa está relativamente clara. Debe apoyarse en la Disposición Adicional Primera de la Constitución, que reconoce la validez de los derechos históricos de los territorios forales (derechos que admite, por lo tanto, como previos a los sancionados por la propia Constitución).
En el caso de Cataluña -y de otras comunidades autónomas que reclamen una fuerte ampliación de sus atribuciones-, el artículo 150.2 de la Constitución atribuye al Gobierno una amplia capacidad para «transferir o delegar... facultades correspondientes a materia de titularidad estatal». En la medida en que esas facultades se transfieran y el tiempo consolide las situaciones de hecho así creadas, el retroceso a estadios anteriores se volverá prácticamente imposible.
Ya sé que la cuestión no es sólo el huevo; que también importa, y mucho, el fuero, entre otras cosas porque no tiene la misma solidez aquello que se adquiere como efecto de un derecho que lo que se obtiene como resultado de una concesión. De lo que estoy hablando es tan sólo de cómo ir avanzando, de no quedarse cruzados de brazos mientras el PP siga en sus trece. Es harto posible que los cambios producidos en las situaciones de hecho, una vez que demuestren que no representan ningún cataclismo y que conducen a un mejor funcionamiento de las instituciones y a unas relaciones más fluidas entre los pueblos, acaben por segar la hierba bajo los pies de los Acebes y compañía.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/17 06:00:00 GMT+2
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2005/05/16 06:00:00 GMT+2
El PNV va a presentar como candidato a la Presidencia del Parlamento Vasco a Juan María Atutxa. Si no hay sorpresas -que puede haberlas-, no saldrá elegido. Tanto el PSE-PSOE como EHAK le han hecho saber que, cada uno por sus muy contrapuestas razones, no apoyaran la reelección del de Areatza. Ambos partidos han dado a entender que estarían dispuestos a favorecer que el PNV se hiciera con la Presidencia de la Mesa, pero siempre que el cargo no recayera en Atutxa, al que tienen entre ceja y ceja.
El PSE tuvo enfrentamientos muy duros con él durante la pasada legislatura. No sólo por los asuntos relacionados con la ilegalización de Batasuna. Hubo bastantes más. Recuérdese, a modo de ejemplo, el incidente del no-voto de la diputada socialista que permitió la aprobación de los presupuestos del Gobierno vasco.
EHAK no tiene cuentas directas pendientes con Atutxa, pero la izquierda abertzale sí. Cuando fue consejero de Interior de Ardanza, se enfrentó a HB con extrema dureza. Y al revés (ETA llegó a preparar un atentado contra él, que se frustró en el último momento). Luego, como presidente del Parlamento, promovió y logró que se retirara el sueldo a los parlamentarios de HB, como castigo por su absentismo. (Se dijo entonces, y con razón, que, si la inasistencia de un diputado al Parlamento fuera razón suficiente para no pagarle el sueldo, el diputado Felipe González de la época de Aznar no hubiera debido cobrar ni un duro. Con la diferencia de que la inasistencia de los de HB era una decisión política, y la de González, aristocraticismo de la peor especie).
El PNV ha admitido -entre otras cosas porque es evidente- que el resultado de las últimas elecciones autonómicas le ha dejado en una posición difícil. Su coalición con EA sigue siendo la más votada, y con diferencia, pero no está en condiciones de imponer sus propias soluciones sin negociarlas con los unos y los otros.
Asegura que no quiere dejar de lado a Atutxa cuando aún sigue procesado por su negativa a disolver el grupo parlamentario de Sozialista Abertzaleak. Es un argumento que vale lo que vale. Gorka Knörr también está encausado en ese mismo sumario y la coalición PNV-EA ni siquiera lo presentó como candidato en las pasadas elecciones.
El PNV debería empezar a dar cuenta de su adaptación a las nuevas realidades aviniéndose a negociar otra candidatura a la Presidencia del Parlamento Vasco. Tal vez no esté mal -más que nada para que no se diga- que presente de entrada a Atutxa. Pero, en el caso de que no pase la prueba, convendría que se resignara a buscar otro candidato. O candidata. He oído que Idoia Zenarruzabeitia podría valer muy bien para el caso.
Todo montañero lo sabe: en muchas ocasiones, para marchar hacia la cumbre hay que seguir caminos sinuosos, que a veces incluso obligan a descender algún tramo. No pasa nada. Son gajes del oficio.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (16 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/16 06:00:00 GMT+2
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2005/05/15 06:00:00 GMT+2
Nunca he ocultado la viva antipatía que siento por el Real Madrid C. F. como institución.
Para mí que se trata de una reacción instintiva de tipo pavloviano. Todos los seguidores del Real Madrid a los que conocí de crío en San Sebastián eran franquistas, de modo que ambas condiciones se me asociaron de modo tan inextricable como -según pude comprobar después, pero ya tarde- parcialmente injusto. De ese modo, me pareció de lo más comprensible la anécdota que, según me relataron, se produjo por aquel entonces en el palco del estadio de Chamartín durante un Madrid-Barça. Se contó que la esposa del presidente madridista, Santiago Bernabéu, le preguntó al presidente del F. C. Barcelona (Agustín Montal, supongo):
-Oiga, dígame: ¿ustedes hablan también catalán en casa, o sólo en la calle, para que no se les entienda?
A lo que el del Barça, tras hacer una pausa para tragar saliva, parece que respondió:
-Ande, no me joda, señora.
Hago esta declaración inicial nada más que para que se vea en qué sentido debe entenderse lo que viene a continuación.
El Barça se proclamó ayer justísimo vencedor de la Liga de la Federación Española de Fútbol, de lo que, por las razones ya expuestas y alguna otra suplementaria, me alegré mucho.
De lo que no me alegré es de cómo se desarrolló la última media hora del partido que le enfrentó al Levante. Sabedores los dos equipos de que, en el caso de empeñarse en ganar, podían salir perdiendo, se dedicaron a perder el tiempo con el mayor de los descaros para que la contienda acabara en empate. Fue un espectáculo penoso. Y un aburrimiento mayúsculo. Un insulto para los espectadores o, por lo menos, para los muchísimos que no éramos seguidores de ninguno de los dos clubes y que estábamos delante de la pantalla del televisor esperando ver a dos equipos compitiendo.
¿Hubiera podido evitarse ese bochorno? Por supuesto que sí. Habría bastado con que la Federación que preside ese genio del fúbol que es Ángel Villar hubiera determinado que los dos partidos de ayer, el Sevilla-Real Madrid y el Levante-Barça, se jugaran al mismo tiempo. Pongamos que hubiera sido así y que el partido de Sevilla se hubiera desarrollado tal cual fue. El Barça no habría tenido más remedio que pelear hasta el último minuto para vencer (puesto que el Madrid fue ganando al Sevilla hasta que, casi al final del encuentro, se produjo el empate).
¿Y por qué no se hizo así, como se hace a escala internacional cuando se producen situaciones semejantes? Porque, en ese caso, la práctica totalidad de los aficionados habría visto por televisión el Levante-Barça, que era gratis, conformándose con saber cómo iba el partido de Sevilla a través de los comentaristas. Con lo cual, Polanco se habría quedado sin los millones de su partido de pago.
Oí anoche a mucha gente que se quejaba del comportamiento de los jugadores del Barça y el Levante. La crítica estaba mal enfocada. Los jugadores se limitaron a sacar partido de una situación que les pusieron en bandeja unos señores que, cuando hay mucho dinero de por medio, se ciscan en el fútbol, en la competición y en sus propias mamás, si se tercia. Gentuza.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/15 06:00:00 GMT+2
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2005/05/14 07:00:00 GMT+2
A quienes seguimos día a día la actualidad política, los debates del estado de la Nación nos suelen servir sobre todo para constatar qué trato se conceden los partidos entre sí, porque augura las alianzas y los distanciamientos -circunstanciales o de fondo- que cabe esperar para los tiempos siguientes. Valen también de paso, claro está, para ver en qué medida los planteamientos de unos y otros sintonizan mejor o peor con ese magma que llamamos «opinión pública».
En esta ocasión, sin embargo, muchos situábamos el centro principal de interés, con diferencia, en este último aspecto. Y no por capricho.
Durante años, tanto el PP como el PSOE coincidieron en presentar como auténticos dogmas de fe -como «cuestiones de Estado»- un conjunto de planteamientos fijos en relación con la llamada «cuestión vasca» y, más en general, con la organización territorial del Estado. Supongo que no hará falta que los enuncie in extenso: el nacionalismo como aval del terrorismo, los estatutos actuales como límite máximo de las aspiraciones autonómicas, etcétera. Tanto, de manera tan machacona, tan en sintonía y con tantos recursos propagandísticos lo hicieron que una amplia mayoría de la población, fuera de Euskadi y Cataluña, asumió esos principios como si, efectivamente, fueran las mismísimas Tablas de la Ley, imposibles de discutir y hasta de matizar.
Desde su nombramiento como presidente del Gobierno, sin embargo, Rodríguez Zapatero ha ido dejando ver su disposición a introducir cambios de cierta importancia en esos enunciados políticos, primando el diálogo y la negociación y no cerrándose a un cierto replanteamiento de la actual organización territorial del Estado. Ese nuevo talante ha encolerizado al PP, que ha tratado de movilizar no sólo a su propio electorado, sino también a una parte de los seguidores del PSOE, animándolos a lanzarse a la yugular del blasfemo. Esa y no otra fue la reacción que pretendió azuzar Mariano Rajoy con su discurso apocalíptico del miércoles.
Empero, y para sorpresa de bastantes, los sondeos realizados tras el debate indican que fue Rodríguez Zapatero el que más convenció a la audiencia. Y con diferencia. Eso ha hecho las delicias de los propagandistas del Gobierno, que presentan el dato como prueba indiscutible de que la gran mayoría de la opinión pública española rechaza ya los discursos crispados y excluyentes.
Ni creo que sea así ni doy tanta importancia a esos sondeos. La proporción de quienes reconocen no haber seguido en absoluto el debate es muy alta. Otros muchos admiten que apenas le prestaron atención. No me extrañaría que bastantes otros lo hayan juzgado como quien puntúa un ejercicio de esgrima.
La gente no cambia sus filias y sus fobias de un mes para otro y en masa. Y menos cuando hay tantos que le incitan a diario a mantenerse en ellas erre que erre.
Javier Ortiz. El Mundo (14 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de mayo de 2018.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/14 07:00:00 GMT+2
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