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2005/11/29 06:00:00 GMT+1

El que rompe paga

«Que se den ellos la galleta, pero que no involucren a los demás», solía decir yo en tiempos refiriéndome a los automovilistas que conducen jugándose el tipo. Es una afirmación muy común. Un amigo me la desmontó: «Se den como se den la galleta, siempre involucrarán a los demás. Habrá que llevar una ambulancia al lugar del accidente. Si muere, habrá que retirar el cadáver. Si queda herido, la Seguridad Social deberá hacerse cargo de su recuperación, si es posible. Y si no, de su invalidez, en el grado que sea. Todo accidente de tránsito provoca un gasto social que, en tanto que tal, nos afecta a todos.»

Me convenció. Y tanto me convenció que, desde entonces, me hago esa misma reflexión cada vez que veo a alguien que se juega el tipo porque le gusta el riesgo, porque está desquiciado o porque le sale de las narices.

El pasado fin de semana hubo en Euskadi varios grupos de montañeros que, conociendo los avisos de temporal de nieve, decidieron echarse al monte para poner a prueba su pericia en situaciones de riesgo extremo. El dato me ha llegado de Euskadi, pero supongo que otras áreas del norte peninsular habrán conocido sucesos semejantes.

Querían jugársela, y se la jugaron. Tanto que, de no haber sido por las operaciones de rastreo y rescate montadas por los servicios públicos especializados en este género de emergencias, no habría tenido nada de especial que algunos de ellos hubieran perecido congelados.

Lo que yo propongo es que se cambie la ley, de modo que, una vez concluido el rescate, las autoridades tiren de impreso y hagan la factura correspondiente: «Por la utilización de tantos helicópteros durante tantas horas, tanto. Por tantas horas de trabajo de tantos especialistas y de tanto personal auxiliar, cuanto.» Y así todo. Con perfecta minuciosidad.

Algo me dice que, cuando los aguerridos montañeros comprueben que su gusto por el riesgo les ha salido a ruina por barba, perderán por completo las ganas de repetir su proeza. Y que los demás montañeros que sepan de lo sucedido tomarán también buena nota. Porque cuando el kilo de romanticismo sale por un riñón, los románticos desaparecen como por ensalmo.

Hay gente que se ve metida en líos sin comerlo ni beberlo. Estoy pensando por ejemplo -hoy precisamente- en tantos y tantos cientos de canarios que han sido sorprendidos por la furia devastadora de la tormenta tropical Delta. Los servicios de emergencia y de rescate deben estar a disposición de quienes se hallan en situaciones así. No de quienes las buscan, o incluso provocan.

Oí ayer a un montañero vasco que echaba balones fuera: «Si cobraran a los montañeros por esto, tendrían que cobrar también a muchos otros en situaciones semejantes», vino a decir. ¡Pues claro que sí! ¡A todos! También a los que se ponen delante de los toros en los encierros. Y a los que se tiran de un puente sujetos -eso esperan- por una cuerda. Y a los que toman las curvas de montaña a 150 kilómetros por hora.

¿Que les gusta el riesgo? A mí no. Pero, ya que les da por ahí, que, si provocan desperfectos, los costeen de su bolsillo.

Era un letrero que figuraba en tiempos en todos los billares: «El que rompe paga. Procurad no romper».

Javier Ortiz. Apuntes del natural (29 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de noviembre de 2017.

Nota: este apunte tuvo continuidad el día siguiente con «El que rompe paga (Sigue)».

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/29 06:00:00 GMT+1
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2005/11/28 06:00:00 GMT+1

Los árbitros, sin red

De viaje por las frías tierras del norte y centro peninsular -del norte al centro, en concreto-, ayer sólo pude poner la vista encima a un partido de fútbol, y no completo. Parece que tuve a los dioses de mi lado y que el partido en cuestión fue el mejor de la jornada, con diferencia.

Lo del Barça es, sin duda, un espectáculo de otro género.

Pero no voy a eso, sino al asunto de los malditos penaltis y demás materia de polémica. En el Barça-Racing hubo dos faltas máximas. La primera no la vi, aunque oí comentar que había resultado muy dudosa. La segunda me pareció discutible. En realidad, casi todos los penaltis acaban resultando discutibles, porque a los árbitros se les exige que aprecien si ha habido o no «intencionalidad» en la presunta infracción. Terreno resbaloso donde los haya, porque obliga a indagar en cabeza ajena. ¿Cómo puede tener la certeza de que el jugador ha hecho tal movimiento a propósito, con desprecio voluntario del reglamento, y no para protegerse de un balonazo o con el ánimo de jugar legalmente la pelota? La mayor parte de las veces es imposible saberlo. O la norma es objetiva, y se juzga el hecho con independencia de la intención que pudiera tener quien lo ha realizado, o las posibilidades de errar son altísimas.

Oí por la radio que en otros campos también se habían sancionado penaltis «discutibles». Lo cual no tiene nada de particular, por las razones arriba expuestas.

Hace tiempo que he dejado de asombrarme por el altísimo riesgo de error que presenta el sistema de arbitraje aplicado al fútbol. Antes me pasmaba que un supuesto deporte en el que están en juego cantidades de dinero tan astronómicas se hallara al albur de tantas y tan arrastradas contingencias humanas. Se reclama de los árbitros que vean demasiadas cosas a la vez. En algunos casos, a ellos o a sus auxiliares se les exige que vean lo que es físicamente imposible ver, porque no se puede dirigir la vista simultáneamente a dos puntos distantes entre sí (ciertas jugadas de hipotético fuera de juego, muy especialmente). Considerando todo lo cual, uno -si es tan ingenuo como yo suelo serlo- se pregunta por qué no se utilizan técnicas arbitrales mucho más fiables. Por ejemplo, por qué no hay más árbitros principales sobre el césped. Y por qué no hay un equipo de árbitros de mesa que contabilicen el tiempo efectivo de juego, como se hace en el balonmano y en el baloncesto. Un equipo de jueces que, convenientemente pertrechados con aparatos de grabación, puedan también repasar lo ocurrido en determinadas jugadas, asesorando de este modo a los árbitros de campo y ayudándoles a tomar una decisión más justa.

Ya digo que antes cometía la ingenuidad de preguntarme por qué no se cambia el reglamento arbitral para sacarlo del siglo XIX y plantarlo en el XXI. Ahora ya lo sé. Me consta que prefieren que haya un sistema arbitral aparatosamente falible. Para que falle. Porque de ese modo la polémica, la pasión y la bronca están aseguradas, y eso conviene al espectáculo. O sea, da dinero. Hágase la cuenta de los infinitos espacios deportivos (o sea, de fútbol, casi exclusivamente) de la radio y la televisión y súmense los ríos de tinta de la prensa especializada. ¿Con qué iban a llenar todo eso si se les priva de las polémicas sobre los árbitros, sobre sus tonterías, sobre sus filias y sus fobias, sobre sus ataques de garzonitis (de vedetismo, quiero decir) y sobre sus constantes patinazos?

El circo tiene sus leyes. Y una de ellas es la carnaza. Desde que se generalizó el uso de redes de protección, los números de trapecio dejaron de emocionar. No quieren que les suceda lo mismo con el fútbol.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (28 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/28 06:00:00 GMT+1
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2005/11/27 06:00:00 GMT+1

Cuando la resistencia es un matiz

Ya hace años -no sé: cuatro o cinco-, el entonces presidente Aznar intentó que las Naciones Unidas suscribieran una declaración en contra del terrorismo, en general. La iniciativa topó desde el comienzo con un obstáculo infranqueable: la representación británica se negó a aprobar una definición del terrorismo que pudiera acarrearle problemas innecesarios con el IRA, con el que Blair ya había entablado conversaciones más o menos indirectas para alcanzar la paz en Irlanda del Norte. Como quiera que Blair tampoco tenía el menor interés en que la definición acordada dejara fuera al IRA, optó por negarse a definir el terrorismo, sin más.

La posición del premier británico no escandalizó a casi nadie. Otros estados estaban en las mismas. Y es que, si bien nadie tiene especiales dificultades para emitir condenas genéricas contra el terrorismo, son bastantes los que prefieren no verse obligados a concretar cuántos tipos de terrorismo abarca su condena. ¿Se incluye el terrorismo de Estado? ¿La política israelí en tierra palestina debe ser catalogada como terrorista? ¿Y el activismo palestino contra la ocupación israelí? Los mujaidines afganos que se levantaron contra el Gobierno prosoviético de Kabul ¿eran terroristas? Y si lo eran, ¿qué consideración merece el apoyo que les proporcionó EEUU? Y si no lo eran, ¿cuándo empezaron a serlo, y a raíz de qué?

La Cumbre Euromediterránea que inicia hoy sus trabajos en Barcelona ha ido a tropezar con esa misma piedra. Varios estados árabes quieren que el Código de Conducta Antiterrorista que se pretende aprobar deje claro que la resistencia armada contra la ocupación extranjera, siempre que se desarrolle conforme a las leyes de la guerra, no puede merecer condena; que es la ocupación manu militari de territorios ajenos la que debe ser reprobada. La UE, fuertemente presionada por Israel, se niega a aceptar ninguna salvedad. Sostiene que «los últimos acontecimientos» desaconsejan introducir «matices» (sic) en la condena del terrorismo y que el reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos, ya previsto en el proyecto de acuerdo -interesante reconocimiento, dicho sea de paso-, cubre las justas aspiraciones planteables en ese terreno. Sus oponentes responden que, si la intención de los miembros de la UE fuera respaldar la posición palestina, lo harían, sin más, y no pastelearían con las pretensiones anexionistas de Israel.

De modo que tampoco parece que la Cumbre Euromediterránea de Barcelona vaya a producir una definición del terrorismo que concite un mínimo consenso internacional.

Al margen del lógico escepticismo que producen sus previstos llamamientos a la unidad en la lucha contra el terrorismo -¿cómo se van a unir contra algo que no tienen claro qué es?-, resulta más que preocupante el hecho de que estados de la Unión Europea como Francia, Italia y Grecia, y otros próximos y aliados, como los balcánicos y la propia Rusia, todos los cuales rinden culto a aquellos de sus compatriotas que se levantaron en armas contra la invasión nazi, digan ahora que preconizar la exclusión de la resistencia contra la ocupación extranjera de la lista de prácticas terroristas supone meter en danza «matices» inconvenientes.

Es una muestra de su profunda degradación moral. Otra. Por si hicieran falta más.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (27 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/27 06:00:00 GMT+1
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2005/11/26 06:00:00 GMT+1

Heras, otro peón comido

Con todo lo que yo desconozco sobre el ciclismo profesional podría hacer El Mundo una colección de fascículos la mar de completa. (De hecho, no descarto que acabe haciéndola: lo mío sería perfecto para tener una idea cabal de todo lo que cabe ignorar al respecto.) De modo que este comentario debe tomarse como resultado de una reflexión hecha desde fuera de ese mundillo.

Lo primero que tiendo a pensar es que, si tanto el análisis como el contraanálisis de las muestras de la orina de Roberto Heras han detectado la presencia de EPO, será que la había. No creo que los dirigentes del ciclismo se hayan arriesgado a adoptar un método de análisis poco fiable, más que nada porque no veo qué pueden ganar mandando a los infiernos a algunos de sus deportistas más rentables. Comprendo que los abogados de los corredores acusados de dopaje pongan el acento en los puntos menos rotundos y contundentes del trabajo de laboratorio -a algo deben agarrarse-, pero mi experiencia en el comportamiento general de los abogados, sea en el ámbito que sea, me hace saber que cuando carecen de argumentos mejores son capaces de echar mano de los que sea, por peregrinos que resulten.

Sé que los ciclistas de elite tienen médicos particulares que supervisan su preparación -llamémosle así- fuera del control oficial del equipo en el que militan, aunque con su complicidad, según dicen. Lo sé porque se lo he oído decir a ellos. Oí preguntar hace un par de semanas a Heras, en concreto, quién era el médico con el que él contaba para esas funciones, y él se negó a dar el nombre del galeno en cuestión alegando que no quería «crear más problemas». Me pareció una respuesta mosqueante. Más que un lapsus; casi toda una confesión. Por lo que dijo a continuación el periodista de deportes que había formulado la pregunta, se trata de un médico que ya ha estado otras veces en el centro de fuertes polémicas sobre posibles dopajes, y no sólo de ciclistas.

Roberto Heras jura que él nunca se ha servido de ninguna sustancia dopante. Si lo que quiere decir es que nunca lo ha hecho conscientemente, estoy dispuesto a creerle. Pero ¿cómo puede pretender que tiene un conocimiento cabal y preciso de la composición de todos los medicamentos, compuestos vitamínicos y demás brebajes que le van proporcionando en cada momento? ¿Tiene su propio laboratorio personal, en el que analiza cada sustancia antes de ingerirla o de permitir que se la inyecten? Es la suya una afirmación que carece de valor.

Tampoco le veo mucho fuste al otro argumento que esgrime, cuando señala que la prueba de orina se la hicieron cuando ya tenía la Vuelta a España en el bolsillo, prácticamente ganada. Por lo que tengo oído de otros deportes, el rastro de EPO se mantiene en la orina durante bastantes días. Y bastantes días antes del día en que le tomaron la prueba Heras no tenía ganado nada.

Dicho todo lo anterior -y dicho a expensas de que gente con más conocimiento que yo en estas materias no me lo refute, insisto-, sigo pensando que Roberto Heras y todos los Roberto Heras del ciclismo son peones en el juego de gentes mucho más responsables, que sacan incluso mucho más beneficio que ellos sin arriesgar nada, que los fuerzan a estirar la cuerda de la preparación física mucho más allá de las puras fuerzas naturales y que cuentan con médicos que no paran de investigar para lograr nuevas sustancias dopantes (aún no prohibidas porque aún nadie las conoce) que consigan elevar todavía más el listón del espectáculo.

Luego, cuando un ciclista es pillado en falta, se dicen escandalizados, se lavan las manos y se preparan para la siguiente.

Ahora que tanto se vuelve a hablar de Bob Dylan, os aconsejo que, si no la conocéis, leáis la letra de una canción suya llamada Who Killed Davey Moore? No tenéis más que pinchar en el hipervínculo. Si estuviera en Madrid, os incluiría la traducción. Supongo que andará también por la Red. Contiene todo lo que hay que decir en relación a los juguetes rotos de los sedicentes deportes de alta competición.

______________

P.S. Lamento lo tarde que actualizo hoy esta página. No lamento nada que el retraso se deba a que he dormido a pierna suelta hasta las 11:00. Más de 10 horas de sueño ininterrumpido. (Qué delicia, de verdad. Si dormir es morir un poco, creo que voy a pasármelo como Dios cuando me muera.)

Javier Ortiz. Apuntes del natural (26 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/26 06:00:00 GMT+1
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2005/11/25 06:00:00 GMT+1

Calatrava y la arquitectura

Radio Nacional de España ha concedido su premio Especial El Ojo Crítico al arquitecto Santiago Calatrava.

El presentador a quien oí anunciar la noticia afirmó que Calatrava es «sin duda el mejor arquitecto español actual». Concluí que los conoce a todos y los ha estudiado a fondo. Me siento orgulloso de que RNE cuente en su nómina con expertos de tanta categoría.

Yo no la tengo y, probablemente por eso, me permito disentir. A mí la arquitectura de Calatrava no me gusta. Y no porque las formas estéticas que elige me desagraden (que también, pero ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito, salvo que hay gustos que merecen palos), sino porque creo que incumple el primer mandamiento al que debería atenerse toda construcción arquitectónica: ser útil a quien debe servirse de ella.

Me toca convivir con cierta frecuencia con dos obras de Calatrava, ambas en Bilbao. Una es el puente de Zubi-Zuri, sobre la ría. Su peculiaridad más interesante es que, en cuanto caen dos gotas de lluvia -cosa no del todo infrecuente en Bilbao- se convierte en una estupenda pista de patinaje, gracias a su suelo de vidrio. Calatrava debió de creer que ese inconveniente se solventaba dando al vidrio una pintura antideslizante transparente. Pero la pintura en cuestión, que ignoro si recién dada es antideslizante, deja de serlo echando mixtos. Admito que el arquitecto tuvo la prudencia, digna de loa, de poner barandilla a su puente, de modo que puedes recorrerlo bien agarrado, con lo cual no te caes muchas veces y, caso de caerte, no te precipitas a la ría. Pero ese detalle, con ser importante, no sé si justifica un premio de tanto ringorrango.

El otro engendro de Calatrava con el que convivo casi todas las semanas es el aeropuerto de Loiu. No me entretendré quejándome de minucias tales como que el techo presente goteras (¿qué culpa tiene él de la fijación de Bilbao por la lluvia?) y me concentraré en lo esencial: a don Santiago no se le ocurrió la posibilidad de que los aviones con salida y llegada en Bilbao sufrieran atrasos, por lo que diseñó unos asientos para las salas de espera que es imposible utilizar durante más de diez minutos sin que el culo del usuario/a empiece a cobrar una coloración amoratada característica de los potros de tortura. Por supuesto carecen de nada en lo que apoyar los brazos y el respaldo es de una rigidez que compite ventajosamente con las opiniones de Ángel Acebes. Todo eso cobra relevancia muy especial en un recinto en el que hace un frío que para sí quisieran las más altas cumbres pirenaicas. Lógico: ¿cómo va a pensar un arquitecto valenciano en las cosas propias de las orillas del Cantábrico?

Lo que más me llama la atención es que el premio que le han concedido se llame El Ojo Crítico. No me imagino qué habría podido ocurrir si en vez de crítico el ojo en cuestión hubiera sido papanatas.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (25 de noviembre de 2005) y El Mundo (28 de noviembre de 2005). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 25 de noviembre de 2009.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/25 06:00:00 GMT+1
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2005/11/24 06:00:00 GMT+1

Los duelos con pan

A la ultraderecha mediática española le ha dado últimamente por el victimismo. Se queja sin parar de lo muy acosada que está (de lo muy acosada que se siente, habría que decir). Hace pucheros quejicas cada día (en prensa), cada tantas horas (en televisión) o todo el rato (en radio) porque le sabe a cuerno quemado que haya quienes descalifiquen su modo de entrar en liza política, tan dado al insulto, a las alusiones personales difamantes, a las acusaciones estrafalarias y, por encima de todo, a la mentira pura y dura. Pensando en ello escribí la columna que hoy me publica El Mundo, titulada «Sin tregua, pero con ley». La idea de fondo del artículo es la que le expresé hace más de diez años a Pedro J. Ramírez en cierta ocasión en la que se quejó amargamente de la mala uva de los ataques que le dirigía el grupo empresarial de Jesús Polanco: «Es absurdo exigir al enemigo que no dispare, o que, si dispara, no tire a dar». Los Jiménez Losantos y otros César Vidal se escandalizan de que aquellos a quienes ellos califican de ladrones vomitivos compinchados con los terroristas para acabar con España (etc., etc., etc.) respondan que ellos son unos mentirosos calumniadores empeñados en provocar el enfrentamiento civil. Piden para sí total impunidad en la utilización de la palabra como arma arrojadiza pero les parece un escándalo que los demás osen ejercer su libertad de expresión o incluso el sempiterno derecho a responder por alusiones.

Lo que más me divierte de esta banda de quejumbrosos iracundos es lo mucho que todos ellos presumen del éxito (incluso económico) que les proporciona su actividad de soliviantadores profesionales. Y no mienten en eso: es verdad que están forrados. Entre vaticinio de catástrofe y augurio de apocalipsis, ingresan los miles de euros a raudales.

Estos cazadores de brujas -inquisidores con el aval de la Iglesia de Roma- tienen el infinito rostro de presentarse como víctimas de la persecución, cual si no supieran que lo primero que siempre hacen los maccarthistas es estrangular económicamente a sus víctimas. Y lo segundo, hacer el vacío a su alrededor.

Nunca me he quejado de mi suerte personal, por la razón ya antes aducida: jamás he pedido a mis enemigos que no disparen sobre mí. Pero eso no quita para que sepa muy bien que los motivos por los que he sido apartado una y otra vez de los medios radiofónicos y televisivos asentados en Madrid son estrictamente político-ideológicos, y no profesionales. Sólo conservo un vínculo con los medios periodísticos capitalinos -que si tuviera que vivir de él aviado iría- y no desde luego porque los cazadores de brujas no hayan pedido a coro, a veces hasta en público, que me priven de él. ¿Quieren saber cómo hacen? No me voy a remitir a tiempos pretéritos. Les pongo una muestra tan obvia como reciente: va uno y edita un libro al que nadie niega el interés -el Así fue de Arzalluz- y ni un solo medio informativo importante de la capital del Reyno lo reseña. Ni siquiera para denostarlo. En algún caso -me consta- por prohibición expresa de los dirigentes del medio en cuestión.

Eso es hacer el vacío. Eso es tratar de ahogar económicamente para mejor ahogar la voz.

Entretanto, los inquisidores de nuevo cuño claman contra la terrible persecución de que son objeto.

No siempre. Sólo cuando no están ocupados contando el pastón que se están llevando.

Este país se está llenando de víctimas millonarias.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (24 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/24 06:00:00 GMT+1
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2005/11/23 06:00:00 GMT+1

Un juicio grotesco

Incluso una vista judicial injusta, de ésas que resultan de la aplicación del Derecho Penal del enemigo al que me referí ayer, puede realizarse manteniendo las apariencias y haciendo como si se tratara de una actuación judicial ortodoxa. La que está teniendo lugar en la Casa de Campo de Madrid no guarda las más mínimas formas. Aparte de demostrar a cada paso que los magistrados que juzgan son tan chapuceros como el que instruyó la causa -ha resultado ejemplar al respecto el episodio de las cajas de cartón numeradas en las que supuestamente se guardaban algunas pruebas, que fueron sacadas a pasear anteayer y no hubo manera de encontrar en ellas lo que se buscaba, y reaparecieron ayer con el contenido deseado y la misma numeración... ¡sólo que no eran las mismas!-, es realmente escandalosa la animosidad que evidencia la magistrada que preside la vista oral, que no se corta un pelo a la hora de mostrar su desprecio por las personas sometidas a juicio. «El declarante no va a decir nada más porque no tenemos ningún interés en oír nada más», zanjó ayer varias veces con un tono de chulería inaudito (empleando siempre un "nos" mayestático que no podía referirse al conjunto de los miembros del tribunal, porque no les consultaba nada).

Y luego, los momentos estelares, como la lectura del informe policial incriminatorio que aportaba como prueba de la maldad de uno de los acusados su participación en una coral que, según la Guardia Civil, «actuaba con una concepción de Euskal Herria similar a la defendida por KAS». Como si cantar tales o cuales composiciones de autores tan definitivamente rojo-separatistas como Guridi y Sarasate pudiera hacerse desde concepciones de Euskal Herria muy variadas... y como si tener tal o cual concepción de Euskal Herria pudiera constituir delito. Puestos a superarse a sí mismos, también llegaron a exhibir como pieza de convicción contra un acusado el hecho de que guardaba mapas turísticos de varios países latinoamericanos.

Todo lo cual podría tomarse como motivo de chirigota si las peticiones fiscales basadas en la más pasmosa endeblez y montadas sobre unas construcciones ideológicas disparatadas no corrieran el riesgo de convertirse en años de cárcel para los acusados.

Un dato que no ha sido suficientemente valorado: ayer, en una entrevista que le hicieron en Euskadi Irratia, Arnaldo Otegi dijo con bastante claridad que, mientras sigan produciéndose juicios como éste, que revelan que la izquierda abertzale es perseguida haya o no haya armas de por medio, que nadie espere que ETA declare ninguna tregua. No aplaudo esas palabras, ni mucho menos. Me limito a decir que convendría tenerlas en cuenta.

Zapatero está hablando mucho, pero está haciendo muy poco. Casi nada. Y eso es importante.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (23 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/23 06:00:00 GMT+1
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2005/11/22 06:00:00 GMT+1

«Mamá, yo no he roto el jarrón de la sala»

Alguien lo contó en mi presencia cuando aún deambulaba yo por la infancia: Tontín de Agirregomezkorta, pijín famoso de mi vecindario donostiarra, se había presentado ante su amatxo diciendo, con cara de asustado: «¡Mamá, yo no he roto el jarrón de la sala!».

Nadie sabía que en la sala de su casa se hubiera roto ningún jarrón.

Alguien relató la tontería de Tontín y todos se rieron mucho.

«¡Ha metido la pata! ¡Se ha acusado él solo, sin que nadie le diga nada!», dije, para dejar patentes mis dotes deductivas.

Los adultos que me rodeaban dejaron resbalar sobre mí una mirada displicente.

«Vale, Javier, qué perspicaz», me respondió alguno, en plan sardónico.

Tardé años en enterarme de que mi descubrimiento era una simpleza más vieja que mear contra la pared, y que incluso estaba sancionado por un refrán latino: «Excusatio non petita, acusatio manifesta».

Éstos de ahora son mayorcitos, y bastante versados en latinajos, pero caen en lo mismo. «El juicio que ha iniciado la Audiencia Nacional contra "el entorno de ETA" [las comillas son mías] respeta escrupulosamente los principios del Estado de Derecho».

«Por supuesto, nadie duda de la imparcialidad del Tribunal», añaden.

O sea, que no han roto el jarrón de la sala.

¿Que nadie cuestiona la imparcialidad del Tribunal? Falso. Yo la cuestiono. Muchos lo hacemos. A decir verdad, no es que la pongamos en duda. No le concedemos tamaño beneficio: la excluimos, directamente. ¿A cuento de qué los integrantes de este Tribunal iban a ser diferentes a los miembros de las demás salas de la Audiencia Nacional, vista la composición de la tribu que ha sobrevivido a las sucesivas purgas políticas experimentadas por esa jaula de grillos?

Están aplicando «el Derecho Penal del enemigo», que con tanto y tan meritorio ahínco denunció ayer en Radio Euskadi el profesor Lacasta Zabalza. Porque en la España de hoy -como en tantas otras «democracias de baja calidad», según la expresión de Arzalluz-, hay un Derecho más o menos presentable, hecho para los propios, y un Derecho (un no-Derecho) fabricado a la medida del enemigo, que viene a ser la arbitrariedad convertida en Ley.

-¿Pretendes decirme que si yo compré hace seis años una participación de Lotería de Navidad a un chaval que las vendía por cuenta de una Herriko Taberna, es posible que, dado que el juez considera que las Herriko Tabernak son parte del entramado de financiación de HB, que a su vez es tenida por parte del tinglado de financiación de ETA, yo mismo acabe siendo acusado de colaboración con banda armada? -me pregunta asustado mi ex vecinín Tontín, que ya no cumple los 50.

-¡Pues claro, hombre de Dios! -le respondo-. ¿Qué te creías? No sólo tú. También pueden acusar a todos los integrantes de cualquier asociación de la que tú puedas ser directivo. ¡Ándate con ojo y que no te pille el Derecho Penal del enemigo! ¡Lo mismo te condenan a muerte y tienes que lograr que te trasladen a Filipinas para que no te fusilen!

Ya sé que está feo hacer chanza con estas cosas tan terribles. Pero una cosa es despreciar a la tropa esa que fagocita las leyes y otra tomarla en serio.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (22 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/22 06:00:00 GMT+1
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2005/11/21 07:00:00 GMT+1

30 años de Transición

Afirmar que no conviene insistir en la abominación neta y sin paliativos del franquismo arguyendo que eso crea problemas a la actual convivencia entre los españoles tiene tanto sentido como el que tendría sostener que mejor harían los alemanes en prescindir de la condena del nazismo, no vayan a sangrar otra vez por sus viejas heridas.

Las sociedades acceden a la categoría de libres cuando sus ciudadanos aprenden a distinguir claramente la libertad de la tiranía, cuando saben apreciar tanto la primera como repudiar la segunda y cuando son capaces de examinar desde esa perspectiva, sin complacencias ni paños calientes, su propio pasado.

En la Alemania de hoy se puede denostar abiertamente el nazismo porque, salvo un puñado de nostálgicos de Hitler, todo el mundo está de acuerdo en que el III Reich fue un horror, y bien que lo lamentan.

No cabe decir lo mismo de España. Aquí quedan todavía sectores sociales de importancia a los que les incomoda que se coloque al régimen franquista en la larga y sangrienta relación de las tiranías que enlutaron la Historia del siglo XX.

No hay más que echar un simple vistazo a la actualidad para comprobar que incluso algunos órganos del propio Estado son incapaces de trazar la necesaria línea divisoria entre las arbitrariedades de la dictadura y las leyes del régimen parlamentario.

Tómese el ejemplo que acaba de proporcionarnos la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que ha considerado, a instancias de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que la manifestación en recuerdo de los cinco últimos fusilados por la dictadura que se celebró el sábado podía ser constitutiva de un delito de «enaltecimiento del terrorismo». El fiscal en cuestión, con el respaldo del titular del Juzgado Central de Instrucción número 2, partió del sobreentendido de que levantarse en armas contra un régimen tiránico es terrorismo, y a correr. (Hay otra posibilidad: que piense que el franquismo no fue un régimen tiránico. Cualquiera sabe.)

Con todo, lo que más me ha llamado la atención en este asunto es que a ninguno de los implicados en la iniciativa (AVT, fiscal y magistrado) se le pasara siquiera por la cabeza la posibilidad de medir con su particular rasero la otra marcha que ha tenido lugar este pasado fin de semana, y que fue desde Moncloa al Valle de los Caídos para homenajear a Francisco Franco. Ni se les ocurrió pensar que ese acto sí que estaba explícitamente dedicado a enaltecer a un criminal de tomo y lomo. Así que ni lo denunciaron ni lo catalogaron ni nada: vía libre para los fascistas.

Curiosa situación: los antifranquistas bajo vigilancia y los franquistas a su aire.

Dicen algunos que nuestra realidad no lleva la impronta del franquismo. Descartado que se lo crean -no son tan obtusos-, imagino que lo dicen para disimular. Pero algunos parecidos son indisimulables.

Javier Ortiz. El Mundo (21 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de mayo de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/21 07:00:00 GMT+1
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2005/11/21 06:00:00 GMT+1

Una carrera de fondo

El PP se ha metido en una campaña frenética de descrédito del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Tal como la ha emprendido, tiene todo el aspecto de una campaña electoral: la misma urgencia, la misma crispación, la misma tosquedad demagógica de los mensajes...

Sólo que no hay ninguna votación importante en el horizonte inmediato.

Ése es un factor clave.

Si vencer en las encuestas de opinión sirviera de algo, el PP podría estar moderadamente satisfecho: va recortando la distancia que le separa del PSOE en cuanto a expectativa de voto. Pero, satisfacciones aparte, los éxitos demoscópicos sólo proporcionan más madera para el fuego de la agitación. Y se consumen con él. Al propio PP le consta el valor más que relativo de esos sondeos: los ciudadanos no opinan lo mismo a mitad de una legislatura -cuando saben que pueden expresar sus estados de ánimo sin mayor problema porque carecen de trascendencia política práctica-, que cuando atisban la cercanía de las urnas.

No resto importancia al intenso trabajo de agitación que está desarrollando el PP con la colaboración impagable -aunque no necesariamente impagada- de diversos medios de comunicación y de algunos lobbies sociales, entre los que destacan por méritos propios la jerarquía católica y el empresariado más reaccionario. Merece mucha atención, particularmente por el estado de agresividad y crispación que está generando en amplias capas de la ciudadanía española.

La utilidad que le discuto es la electoral. Me da que el PP se ha lanzado al sprint sin tener en cuenta que la meta está todavía a demasiados kilómetros. Mantener cierta tensión y llevar un buen ritmo de marcha está bien, y resulta incluso muy conveniente -hubo un tiempo en el que los políticos llamaban a eso «gimnasia»-, pero el corredor que exagera en el entrenamiento comete un grave error. Llega a la competición oficial sin la necesaria reserva de fuerzas.

¿No lo saben Rajoy y los suyos? Puede que no: no es fácil estar en el fragor de la pelea y a la vez verla con distancia. Tampoco descartaría que las propias pendencias internas del PP y los problemas de liderazgo de Rajoy tengan algo que ver con esta especie de alocada fuga hacia adelante.

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Nota.- Por el Cocidito madrileño que cocina todas las semanas Javier Vizcaíno en Radio Euskadi me he enterado de las lindezas que dicen sobre mí en la Cope. Me ha hecho gracia escucharlas y comprobar con qué descaro mienten. En concreto, he oído a una señora que afirma con mucho énfasis que yo «jamás» me he opuesto a los crímenes de ETA. Ella sabe de sobra que sí lo he hecho, y desde hace muchísimo, y en su propia presencia (aunque no, desde luego, en los términos que ella quisiera).

Javier Ortiz. Apuntes del natural (21 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/21 06:00:00 GMT+1
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