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2004/02/28 07:00:00 GMT+1

Impúdica desidia

El coronel Mammar, responsable de la coordinación -de la descoordinación- del aeropuerto de Alhucemas, ha respondido a las crecientes críticas sobre la pésima distribución del material de ayuda que se agolpa en las instalaciones aeroportuarias: «La recepción es perfecta, pero lo estamos mejorando», ha dicho. Es difícil imaginar una contestación más cínica (y más absurda: ¿cómo cabe mejorar lo perfecto?).

Pero el coronel Mammar no es una excepción. La pauta ya se la había marcado el ministro de Sanidad, Mohamed Cheik Biadillah, quien, sin preocuparse por la evidencia de los hechos, proclamó a las pocas horas del terremoto que la situación estaba «perfectamente controlada» en la provincia de Alhucemas. Idéntico camino siguió ayer Mohamed Benzian, director general de Protección Civil de Marruecos, que justificó que no se haya aprovechado el potencial de los equipos de rescate enviados por otros países alegando que «las operaciones estaban ya bien hechas por nuestros propios equipos».

Entretanto, el rey Mohamed VI sigue en Tánger, porque quiere -dice la agencia oficial- «estar cerca» de sus súbditos. (Tánger se encuentra a 330 kilómetros de Alhucemas). Ayer volvió a aplazar su viaje a la zona siniestrada. Hasta ahora, el único intento de explicación que se ha dado a semejante lejanía es que se trataba de evitar que la comitiva real pudiera entorpecer el tránsito de los vehículos de ayuda. Se ve que el monarca no dispone de ningún helicóptero.

No hace falta ser un experto en cuestiones marroquíes para dar por hecho que semejante despliegue de altiva indiferencia y de reiterada desidia oficiales -ratificada por la televisión marroquí, que no ofreció información sobre el seísmo hasta 12 horas después del desastre- sólo puede explicarse porque se trata del Rif, una zona por la que la monarquía alauí nunca ha tenido el menor afecto, por la tradicional rebeldía de sus gentes y por el persistente apego que han demostrado a sus singularidades étnicas y lingüísticas. No han hecho más -y no lo han hecho más rápido y mejor- porque no han puesto interés en ello.

«Es que las comunicaciones son muy malas, sobre todo en las áreas montañosas», apuntan como justificación. Pues bien, con esas mismas comunicaciones, las autoridades y las organizaciones cívicas locales están trabajando de manera infatigable y haciendo maravillas con los recursos que les llegan, razón que justifica sobradamente que persista el esfuerzo de solidaridad. En todo caso, la excusa de las comunicaciones no sería sino otro motivo de denuncia: el Estado apenas ha invertido allí en infraestructuras. Lo mismo puede decirse de la mala calidad de las viviendas, hechas de adobe.

Una explicación complementaria: el Rif es muy pobre. Los rifeños no tienen apenas nada. Eso los vuelve aún menos dignos de interés para Rabat. No hay gran cosa que sacarles.

Javier Ortiz. El Mundo (28 de febrero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de abril de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/02/28 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: el_mundo terremoto marruecos 2004 tragedia rif mohamed_vi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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