La ha hecho buena el presidente electo de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, nombrando comisario de Justicia al italiano Rocco Buttiglione*. El italiano es un carca redomado que se ha descolgado declarando que la homosexualidad es pecado y que el matrimonio sirve para que las mujeres tengan hijos bajo la protección de los hombres. (De la primera afirmación no sé qué me deja más perplejo, si la mala opinión que tiene este individuo sobre la homosexualidad o su convencimiento de que a los europeos en general nos preocupa qué cosas son pecado y qué cosas no.)
Estamos en lo de siempre: lo grave no es que haya un italiano ultracatólico que dice sandeces propias de su condición, sino que tengamos un presidente de la UE que cree que alguien así es la persona adecuada para asumir la cartera de Justicia del Gobierno comunitario. O peor aún: que los dirigentes de toda Europa hayan considerado que la persona más apta para presidir el Gobierno de la UE es un individuo capaz de creer que un reaccionario redomado como Buttiglione puede ser un buen comisario de Justicia.
Dice Durão Barroso que las convicciones personales de Buttiglione no importan, porque sabrá dejarlas de lado cuando ejerza de comisario. Ésa sí que es buena. O sea, que el tipo acepta ejercer un cargo que va a violentar sus principios. Y se compromete a actuar en contra de sus creencias más profundas.
¿Estará seguro de que eso no es pecado?
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* Alguien debería decir a quienes leen las noticias en radio y televisión por estos pagos que la "gl" italiana equivale a la "ll" castellana. Es decir, que el apellido de este menda debe pronunciarse Butillone. Alguien debería ocuparse, en general, de supervisar no sólo lo que lee esa gente, sino también cómo lo lee. El fin de semana pasado Radio Nacional nos deleitó con una exhibición de las múltiples posibilidades de pronunciación que pueden encontrar sus locutores y locutoras al nombre vasco Mikel. La mayoría optó por pronunciarlo a la catalana: "Miquel", con el acento en la "e". Pero los hubo incluso que, en un alarde imaginativo, se inclinaron por decirlo a la inglesa: "Máikel". Todo con tal de no decir Mikel, con el acento en la "i", que es como es.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de octubre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de julio de 2017.
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