Más que nada para teneros al tanto de mis pasos.
La novedad principal que va a experimentar mi errática existencia en el futuro inmediato será mi abandono del puesto de trabajo que tan amablemente me proporcionaron el pasado marzo en el grupo editorial Akal.
Va a ocurrir con esto tal cual sucedió hace dos años cuando me fui de El Mundo: que apenas tendrá consecuencias prácticas que se trasluzcan al exterior. Entonces, lo único que el público veía de mi labor como subdirector del periódico eran mis dos columnas semanales, que es lo mismo que siguió viendo a partir de entonces. Ahora, lo único que se sabía de mi presencia en el grupo editorial de Akal es que estaba encargado de la dirección de Foca Ediciones. Y eso va a seguir siendo cierto. Voy a encargarme de seleccionar los títulos para Foca y supervisaré su edición. Sólo que desde fuera.
Ése es el único parecido entre ambas situaciones.
De El Mundo me fui porque me parecía absurdo ejercer de jefe de Opinión de un periódico cuya línea editorial me disgustaba profundamente. Era una situación esquizofrénica, insostenible.
Dejo la plantilla de Akal Ediciones, en cambio, sin la menor discrepancia ideológica, puesto que he tenido plena libertad para trabajar a mis anchas (y, de hecho, voy a seguir haciéndolo, aunque no esté en nómina).
En este caso, el abandono se debe a que, con el paso de los meses, me he dado cuenta de que mis muy numerosas y muy variadas ocupaciones extra-laborales me impiden cuidar la edición material de los libros con el mimo que se requiere. Es un trabajo al que hay que dedicarse a tiempo completo, y a mí eso no me es posible. Hay días, incluso, en que no puedo dedicarle ni una sola hora, porque salgo de viaje, a conferenciar por esos mundos del diablo, y me descuelgo casi por entero de las tareas editoriales.
En esas condiciones, por elemental autoexigencia -si es que no por honradez-, tenía que tomar una decisión: o bajar drásticamente el listón de mi faceta pública para dedicar el tiempo necesario a mi trabajo de editor, o renunciar a ser editor a jornada entera y proponer a Akal Ediciones el nuevo estatus al que antes me he referido, pasando a dirigir -a supervisar- Foca Ediciones desde fuera. Mi propuesta ha sido aceptada, cosa que agradezco.
De modo que el 1 de diciembre volveré al caos de la autonomía laboral, dependiendo económicamente del albur de las colaboraciones. On the road again, que decía el otro.
Gracias a lo cual, podré abarcar mis demás tareas y obligaciones sin agobios, e incluso tendré la posibilidad de aceptar invitaciones a charlas que he venido rechazando en los últimos meses por imposibilidad material de hacerles un hueco en la agenda.
Y a lo peor hasta me decido a materializar un nuevo libro que me anda rondando por la sesera desde hace días.
En fin: que soy culo de mal asiento. Qué voy a hacerle.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (10 de noviembre de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de enero de 2018.
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