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2002/02/23 06:00:00 GMT+1

¡He crecido!

Hasta hace 24 horas escasas, yo medía 1 metro 69 centímetros.

No es que la cosa me angustiara demasiado, pero tampoco se puede decir que no me importara lo más mínimo.

Ya sé que ser bajito es todo un detalle ecológico: uno gasta menos cantidad de tela -aunque el precio de la vestimenta sea el mismo-, puede arreglárselas en camas relativamente cortas, consume menos oxígeno, necesita menos alimento... Desde el punto de vista social, todo son ventajas. Ahora: reconozco que, si se mira el asunto desde una perspectiva puramente individual -egoísta, si se quiere-, ya no es tan chollo.

«¿Y por qué narices mido yo sólo 1,69?», me he preguntado una y otra vez. Y he culpado, alternativamente, a la deficiente alimentación que era corriente en los tiempos en que transcurrió mi infancia y a las elevadísimas -e imprudentísimas- dosis de Calcigenol que nos colocaban por entonces a los niños, producto con el que forzaban una calcificación prematura de nuestra osamenta.

Hasta ayer. Ayer me di cuenta de que, si en mis papeles -militares, médicos, etcétera- se hace constar que yo mido 1,69, es pura y exclusivamente por culpa del metro. Sin más. Bastaría con que el metro midiera un 15% menos para que se me asignara oficialmente una altura de casi 2 metros.

Constatado lo cual, procedí a comprobarlo sobre la marcha: saqué del cajón de la costura el metro y le di un enérgico tajo allá por el centímetro15. A continuación lo coloqué en la pared, hice una marquita, lo volví a colocar por encima, hice otra marquita, me puse por delante y asistí al milagro: ¡prácticamente 2 metros!

La magnífica idea me la dio el Gobierno de Aznar y no quiero perder la ocasión de agradecérselo.

Me inspiré en lo que él ha hecho con el Índice de Precios al Consumo. Como se veía venir que la entrada en vigor del euro (con los consiguientes redondeos) y el encarecimiento de los productos energéticos en medio del frío invierno iban a provocar un alza importante del IPC, lo que no conviene nada a sus cuentas del Gran Capital -perdón: quería decir del Gran Capitán-, decidió cambiar los criterios con los que hace el cálculo. Este mes, las prendas de vestir y el calzado han contado tanto como la calefacción, el combustible para vehículos, el transporte, la hostelería y no sé cuantas cosas más juntas. Y como ha sido mes de rebajas, y los precios de las rebajas han entrado en el cómputo... ¡alehop, ya tenemos IPC a la baja!

En Alemania ha subido, en Francia también. ¡Pobres diablos! Ellos han mantenido los mismos criterios de antes.

Me dirán ustedes que hacemos trampa, el Gobierno y yo. Que él puede cambiar cuanto quiera los criterios de cálculo del IPC y yo recortar cuanto me dé la gana el metro, pero ni que los precios habrán subido menos por ello ni yo podré meterme a jugador de baloncesto.

Pero es que no nos entienden: ni él ni yo estamos hablando de realidades. Sólo nos importan las cifras que figuran en los papeles.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (23 de febrero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 4 de marzo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/02/23 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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