Convencional que soy, me escandalicé ayer cuando comprobé que los principales noticiarios abrían con la noticia del fichaje de Ronaldo por el Real Madrid. «¡Es el colmo!», exclamé para mí. Me indignaron tanto la deferencia como la diferencia: la deferencia informativa concedida a una contratación deportiva, en un día nada falto de noticias relevantes, y la diferencia de trato otorgada al Real Madrid, una vez más convertido en bien público de obligada pleitesía.
Pero, así que recuperé mi habitual ponderación –cosa de segundos–, me di cuenta de que carecía por completo de motivos de queja. Por fin, después de largas, onerosas e interminables semanas, pude ver y escuchar un buen rato de noticiario sin tener que soportar las aburridas y machaconas repeticiones gubernamentales a propósito –a despropósito– de la ilegalización de Batasuna.
En vez de Aznar, Ronaldo. En lugar de Rajoy, Valdano. A cambio de Arenas, Florentino Pérez.
No es que éstos de ahora sean estupendos, precisamente. Pero son otros.
No pido que cese el suplicio. Mi ambición es más modesta. Me doy por satisfecho con que cambien de instrumento de tortura cada tanto.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (2 de septiembre de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de septiembre de 2009.
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