El portavoz del Gobierno de Aznar, Pío Cabanillas, preguntó ayer al lehendakari Ibarretxe «contra cuántos vascos quiere gobernar».
Tratándose de Ibarretxe, y dado que la pregunta se refiere a cuestiones de voluntad, la respuesta es bastante sencilla: querer, lo que se dice querer, Ibarretxe no quiere gobernar contra nadie, ni vasco ni no vasco. Entre las muchas cosas de las que carece, este hombre está desprovisto de la agresividad que se necesitaría para obrar así. Otra cosa es que, unas veces por torpeza y otras como resultado de insalvables diferencias ideológicas y políticas, acabe gobernando contra el interés o los deseos de una porción considerable de la sociedad vasca.
A cambio, quien sí ha manifestado un explícito deseo de gobernar contra una parte de los vascos, si las urnas le dan la posibilidad de hacerlo, es Jaime Mayor Oreja.
El PP ha asumido una política beligerante y excluyente contra las fuerzas que sostuvieron la declaración de Lizarra.
Hagamos cuentas.
Votos obtenidos en las últimas elecciones vascas por el bloque "constitucionalista" (PP, PSE-PSOE y Unidad Alavesa): 487.500.
Votos obtenidos por el bloque que respaldó el acuerdo de Lizarra (PNV, EA e EB-IU): 530.000.
Mayor Oreja quiere formar un Gobierno vasco abiertamente hostil hacia el segundo bloque (y todavía más hostil, claro está, hacia EH).
Con lo cual, y al margen de la variación que pueda haber en el reparto de escaños tras las próximas elecciones -en ningún caso enorme, según se desprende de todos los sondeos de opinión, incluso de los que no se publican porque contrarían los designios políticos de quienes los encargaron-, lo que Mayor Oreja está propugnando no es otra cosa que un Gobierno de la mitad de los vascos contra la otra mitad.
Haga Pío Cabanillas su pregunta al actual ministro del Interior: ¿contra cuántos vascos quiere gobernar?
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (7 de octubre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de abril de 2017.
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