–¡Son la monda, los catalanes! –brama por teléfono mi buen amigo Gervasio Guzmán.
–¿Por qué?
–Tú fijate –se explica–. Llamo a un organismo de la Administración española en Cataluña y me contestan... ¡en catalán!
–Ah, ya. Pero ¿te habías identificado?
–¡No! ¿Y qué?
–¿Cómo querías que supieran que llamabas de fuera de Cataluña y que no hablas catalán?
–¡Per-do-na– responde, dejando resbalar las sílabas–, pero el español es idioma oficial también en Cataluña!
–Claro. Y apuesto a que pudiste seguir la conversación en castellano.
–¡Sólo faltaría!
Al igual que Gervasio, mucha gente en España lleva con irritación que haya quienes, pese a vivir dentro del ámbito de nuestro excelso y nunca bien ponderado Estado, no tengan la lengua castellana por materna, y les dé por expresarse espontáneamente en otra, incluso ante testigos foráneos. Le saca de quicio: ¿qué quieren, parecer extranjeros? ¿Adónde pretenden ir con su pequeño idioma de andar por casa, renunciando a los beneficios de una lengua fantástica como la española, vehículo de comunicación entre cientos de millones de personas all over the world?
Hace unos días, un comentarista de un medio público pontificó que los vascos hablamos fatal el castellano, y lo explicó: la culpa la tiene, según él, la influencia del euskara, que describió como «una lengua monosilábica» que utiliza los verbos «sólo en infinitivo, como los indios» (sic!) y «no tiene preposiciones». Se quedó tan ancho.
Algunos se toman casi como una afrenta el uso normalizado del catalán y del euskara en la vida pública. Hace algunas semanas, el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma Vasca mostró visiblemente su disgusto porque Ibarretxe habló en vascuence –y luego en castellano– en un acto de solidaridad con las víctimas del terrorismo. Todo eso hay que darlo por normal.
Lo que no es normal, sino verdaderamente extraordinario, es el elevadísimo grado de tolerancia que están mostrando los medios informativos con sede en Madrid ante la avalancha de gallego que se les ha venido encima con lo del Prestige. La población marítima de Galicia habla gallego y tanto le da que se le pregunte en castellano para medios audiovisuales que se expresan en castellano de cara a un público mayoritariamente castellanohablante, que ella responde en gallego. Y los medios recogen sus declaraciones y las difunden sin protesta alguna. Con subtítulos, si hace falta.
¿Será que están empezando a tomar conciencia del carácter plurilingüístico de nuestra sociedad? No. Es más bien que saben que en lo de tocar las narices, como en todo, también hay límites que no conviene sobrepasar.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (3 de enero de 2003) y El Mundo (4 de enero de 2003). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 7 de enero de 2010.
Comentarios
Pasa lo mismo con la religión (La católica es la RELIGIÓN, lo demás son sectas) que con la lengua: el ESPAÑOL es la lengua por excelencia, es el idioma redondo, claro, rotundo... lo demás son dialectuchos...
Unido al nacional-catolicismo... ¿Vendrá de ahí aquello que tantas veces nos han dicho de ... "Habla en cristiano" ?
Escrito por: miren.2010/01/07 20:06:37.871000 GMT+1