Ví ayer el partido de fútbol entre la Selección de Euskadi y Ghana.
Poco puedo decir sobre los aspectos estrictamente deportivos del encuentro. Bueno, sí: que hubo goles, lo cual siempre es menos aburrido. Ganó Euskadi por 3 a 2. Dado el potencial futbolístico de Ghana, tampoco es como para echar cohetes (cosa que, a la vista de lo sucedido en Lima, pues casi que mejor).
Lo que me ha parecido llamativo del asunto, de todos modos, no sucedió en el partido mismo, sino luego, en los medios de comunicación. Porque, según me vi la alineación del equipo de Euskadi, me dije: «Se va a armar una buena».
Y no se ha armado ninguna, ni buena ni mala.
¿De qué hablo? Pues de que aquélla era la Selección de Euskadi y allí había varios jugadores navarros. Yo contabilicé dos, pero no soy experto en partidas de nacimiento, así que lo mismo había más.
Por mi parte, ninguna objeción. Al contrario. Tengo clarísimo que Navarra, como entidad histórica y cultural, es parte de Euskal Herria. De lo cual, sin embargo, no saco ninguna conclusión política. Considero que Navarra -su gente- debe ser libre de decidir qué relaciones desea tener con el resto de los territorios vascos. Preferiría que decidiera tener una relación muy estrecha, pero hace ya mucho que he renunciado a imponer a nadie mis preferencias. Soy partidario del derecho de autodeterminación. También del de Navarra.
Y también del de los navarros, a título individual. ¿Que hay futbolistas navarros que se reconocen vascos y quieren jugar con la Selección de Euskadi? Perfecto. ¿Que hay otros que no se consideran vascos y, en consecuencia, se niegan a enarbolar la bandera bicrucífera? Pues que no lo hagan.
Pero ése no es el punto de vista de Miguel Sanz y sus huestes de UPN. Ni tampoco el de muchos medios de comunicación. Ellos sostienen -en contra de la ley, dicho sea de paso- que Navarra no tiene nada que ver con Euskadi. Lo lógico sería, entonces, que pusieran el grito en el cielo por la presencia de navarros en la Selección de Euskadi, que le armaran la de dios a la Federación Vasca de Fútbol por alinearlos y que declararan a los futbolistas navarros en cuestión, qué se yo, personas no gratas, o hijos malditos, o algo así.
Pero, que yo haya visto u oído, nadie ha dicho ni pío al respecto.
¿Por qué? ¿No se han dado cuenta? Imposible. ¿No quieren enfrentarse a esos jugadores, por temor a que el prestigio agraviado de los futbolistas dañe el suyo propio? Tendría narices.
En todo caso, el fenómeno es curioso.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (30 de diciembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de junio de 2017.
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