Nuevo chorreo a Julio Anguita. Ahora dicen que se ha pasado en su carta abierta a González, publicada ayer. De toda la catarata de reproches que llovió de inmediato sobre el coordinador general de IU, dos me llamaron muy especialmente la atención. El primero lo oí por la mañana en una radio: su misiva -dijo el crítico de turno, en plan admonitorio- está «repleta de reproches». Me entró la risa. Pero ¿qué quería? ¿Que rebosara de piropos? ¿Que dijera que la idea de enterrar a la gente en cal viva le parece cada vez más sugestiva? ¿Que admitiera que arde en deseos de aliarse cuanto antes con el grupo parlamentario de Narcís Serra y Pepe Barrionuevo?
Más fascinante aún es la crítica que descargó ipso facto sobre Anguita el veterano Antoni Gutiérrez Díaz. Este otro Gutiérrez -un carrillista confeso reconvertido en eurodiputado de concepciones pasmosamente escurridizas- dice que el coordinador de IU se ha colocado una vez más «fuera de la política» (sic!). Gutiérrez sostiene que IU debería encarar la realidad política actual «sin dejarse llevar por verdades fundamentales». Una propuesta intrigante, dicho sea en todos los sentidos de la expresión. Porque, si no ha de dejarse llevar por verdades fundamentales, ¿por qué deberá guiarse? ¿Tal vez por mentiras fundamentales? ¿O quizá por verdades no fundamentales? Gutiérrez afirma que IU debe replantearse su orientación, y aporta lo que a él le parece una razón irrefutable: la coalición no tiene los votos suficientes. Ya ven ustedes cómo son las cosas: a mí me parece que tiene la tira. No me creo que haya por estos pagos 2.600.000 personas que estén en contra del sistema social vigente. No las veo por ningún lado. Y Gutiérrez Díaz me lo confirma: él mismo, que supongo habrá votado al semi-socio catalán de IU -lo supongo, digo-, es obvio que no está nada en contra del modelo de organización social imperante. Al contrario: llega a sentenciar que los que nos oponemos al Tratado de Maastricht carecemos «de cultura política internacional», lo que nos vuelve incapaces «de dialogar con los dirigentes europeos actuales», objetivo que debe figurar, como es bien sabido, entre las expectativas vitales de todo espíritu crítico. (Yo, de hecho, todas las mañanas, según me arreglo la barba, me pregunto angustiado: «¿Serás hoy capaz de dialogar con un dirigente europeo actual, tipo Craxi o Papandreu, sin ir más lejos? ¡Ten cultura política internacional, hombre! ¡Qué va a ser de Schengen, si no!»).
Ahora que todo el mundo da consejos a Julio Anguita, me voy a permitir darle yo uno: déjalo, tío. Ya te lo han dicho: estás «fuera de la política». Ellos saben muy bien qué es hacer «política». Tú no. Tú te empeñas en tener principios. Verdades fundamentales.
Paul Simon lo escribió en The Sound of Silence allá por 1963: «Las palabras de los profetas se escriben ahora en las paredes del metro». Y son palabras muy sencillas, nada electorales. Dicen cosas como: «A la mierda con todos vosotros».
Javier Ortiz. El Mundo (23 de marzo de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de marzo de 2011.
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