Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2001/10/25 06:00:00 GMT+2

Fox y Aznar

Durante su reciente visita a España, el presidente de los Estados Unidos de México, Vicente Fox, denunció que su Gobierno había recibido presiones del PNV para que no concediera la extradición de Lázaro Galarza, a quien la Audiencia Nacional española acusa de pertenecer a ETA. La denuncia de Fox fue acogida sin reserva alguna por José María Aznar, que se lanzó rápidamente a sacar conclusiones políticas bastante poco halagüeñas -francamente deshonrantes, más bien- para el PNV.

El Partido Nacionalista Vasco emitió de inmediato un rotundo mentís y exigió al Gobierno de México que probara la acusación de su presidente.

Pues bien, ayer, el responsable del Instituto Nacional de Migración mexicano, un tal Felipe Jesús Preciado, convocó a los medios de comunicación para presentar las supuestas pruebas que respaldarían la afirmación de Fox. El político ultramarino exhibió unas cuantas cartas de petición de no extradición rubricadas por varios ayuntamientos navarros... regidos por Batasuna. Ningún concejo con alcalde del PNV (cosa por otra parte esperable, entre otras cosas porque el PNV apenas cuenta con organización en Navarra, donde se quedó con lo puesto ya hace años tras la escisión de EA).

Si el mentado señor Aznar López se atuviera a las normas de uso obligado en un Estado de Derecho, aprovecharía la primera conferencia de Prensa oficial que celebre para presentar de manera oficial sus excusas al PNV, retirando todas las descalificaciones que formuló apoyándose en la imputación de Fox. ¿Apuesta alguien conmigo a que no lo hará? Como no lo harán los medios de comunicación que glosaron aquella acusación con toda suerte de anatemas editoriales y que hoy se limitan a dar cuenta del patinazo de Fox y Aznar -sin calificarlo de tal, por supuesto- en perdidos sueltos de páginas interiores.

La legislación española sobre rectificación explicita que ésta debe realizarse en condiciones equivalentes a aquéllas en las que se efectuó la imputación sin fundamento. Cosa lógica, para que la reparación sea proporcional al daño causado. Pues que si quieres arroz, Catalina.

Pero quizá lo más preocupante de este incidente no sea lo que indica sobre la malevolencia del jefe del Gobierno español y sus acólitos periodísticos, sino lo que pone de relieve sobre la apabullante frivolidad de sus métodos de trabajo. El uno y los otros se tiraron a la piscina de cabeza sin tomarse el trabajo previo de comprobar si había agua. Le oyeron contar la historieta a Fox -que no debe de saber ni dónde pilla Navarra- y la dieron por buena, sin más, renunciando a pedirle pruebas que la refrendaran.

Los periodistas de la vieja escuela tenemos por norma desconfiar de los cuentos con los que nos vienen, especialmente cuando se trata de cuentos que coinciden con nuestros deseos. Es aquello de «demasiado bueno para ser verdad». De ahí la norma, que figura en todos los Libros de Estilo, de comprobar las imputaciones en dos fuentes diferentes antes de asumirlas como propias. Y, si no se pueden comprobar, o no se publican o se publican con atribución de fuente: «Según Fulano, tal... De ser cierto lo afirmado por Mengano, cual».

Esto, que debería seguir valiendo para los periodistas, habría de ser doblemente obligatorio para los altos responsables políticos. Pero ya veis. La deontología no está de moda. Ni en la política ni en la Prensa.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (25 de octubre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/10/25 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)