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2004/01/29 06:00:00 GMT+1

Ferrat - Ferré

Mientras en un ordenador me pegaba ayer con el archivo index.html de mi página web -con el que suscribí una especie de armisticio al cabo de muy largos y penosos forcejeos: él me abrió un hueco para que pudiera funcionar provisionalmente y yo renuncié a domeñarlo, a la espera de que me lleguen refuerzos informáticos-, dejé otro ordenador trabajando para que acabara de bajarme la obra completa de Jean Ferrat y Léo Ferré.

Y lo logré. Pasé el resto del día escuchando de fondo la amplia discografía de ambos.

Como no tenéis ninguna obligación de saber quiénes son, os lo explicaré brevemente.

Jean Ferrat fue durante muchos años -desde 1961 y hasta mediados los noventa, más o menos-el cantante oficial del Partido Comunista de Francia. Era un buen mozo que hacía canciones a todo lo que convenía a la línea del partido: a favor de la Resistencia, contra Franco, en defensa de la clase trabajadora, contra Pinochet, en alabanza de Fidel, en pro del patriotismo democrático, frente al imperialismo norteamericano, de respaldo a la Unidad de la Izquierda, a favor de la igualdad jurídica de las mujeres, contra el clero católico...

Sinceramente: a día de hoy, sus canciones tienen un inequívoco olor a naftalina. Los versos son por lo general fáciles, predecibles; su defensa de determinadas causas, superficial y burocrática; sus melodías suenan, ya que no a déjà vu, a déjà entendu; los arreglos orquestales son deudores -muy deudores- de cada una de las modas del pop con las que les tocó convivir...

Ferrat era un hombre de talento. Algunas de sus piezas no dejan lugar a la duda. Pero son las más raras: alguna música evocadora que enfunda tales o cuales versos de Louis Aragon o de Paul Éluard, esta o aquella licencia de amargura dejada caer en medio de la obligatoria exhibición de optimismo histórico, tal o cual brizna de duda que tiembla en el aire empañando las mil y un certezas de rigor...

Ferré es... ¿todo lo contrario? Sí, en realidad: todo lo contrario. Genial, anárquico, seguidor implacable de sus intuiciones, mil veces músico, cien mil veces poeta, valiente, iconoclasta de todos los iconos (empezando por los suyos propios), creativo, trasgresor, imaginativo, capaz de los mayores excesos y de las contenciones más ascéticas... Anarquista convicto y confeso.

Algunos de los discos de Ferré que escuché ayer («Amour, anarchie», «Poète, vos papiers!») arrastran cerca de medio siglo. Qué más da: conservan una frescura impresionante. Podrían aparecer mañana, que tanto daría: provocarían -me provocarían- idéntico entusiasmo, la misma sorpresa, igual emoción.

Recuerdo que, allá por mis veinte años, me sentía a gusto con las canciones de Ferrat. Admiraba a Ferré, cómo no, pero desconfiaba de su carácter imprevisible. Con él no ganábamos para sorpresas. O para heterodoxias. Todavía me acuerdo del día que salió diciendo que su mujer, con la que había convivido años y más años, era una perfecta gilipollas. ¡El viejo cascarrabias, el impertinente, el deslenguado!

Ferrat nunca habría dicho eso. Aunque lo pensara. Porque era políticamente correcto.

Ferré se limpiaba el culo con lo políticamente correcto.

Y ahora lo escucho, y me doy cuenta de que era mucho más correcto, sin pretenderlo, que la mayoría de los que lo pretendían.

Pero bueno, vale. Ya paro.

Qué pesados somos los afrancesados, ¿verdad? Con razón nos odia Aznar.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (29 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/29 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: léo_ferré jor música apuntes 2004 ferrat | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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