La casa fabricante del whisky Chivas Regal, que está de celebraciones bicentenarias, ha organizado una curiosa subasta: los ganadores podrán elegir con qué famosos quieren mantener una charla cara a cara, dentro de una lista en la que figuran desde el Papa a Gorbachov.
Doy por hecho que si Chivas puede sacar al mercado esos encuentros es porque ha llegado a un acuerdo previo con los famosos de la nómina que presenta.
No me parece demasiado sorprendente que Kenneth Branagh acepte conversar sobre Shakespeare con un desconocido, que Julio Boca se avenga a marcarse un tango con una señora cualquiera que ha pagado por ello o que Jeremy Irons soporte durante una hora a un pelma pujador. A fin de cuentas, los tres –presentes en la lista de los famosos subastables– son miembros de la farándula, o mercenarios del arte, si se prefiere.
A cambio, me deja perplejo lo de Gorbachov y lo del Papa.
Por motivos diametralmente opuestos.
En el caso de Gorbachov, me resulta inaudito que haya quien esté dispuesto a pagar un montón de dinero por tomar un café con él. Como presidente de la URSS moribunda, que él tanto contribuyó a rematar, el Gorby de las narices demostró de manera fehaciente dos cosas: que analizando la realidad no tiene precio, porque no hay unidad monetaria lo suficientemente pequeña como para pagar sus continuos patinazos, y que es un señor intrínsecamente aburrido. Hace falta ser un mitómano irrecuperable para meterse a pujar por tomar un café con él. A mí, si me plantearan una charla con Gorbachov, tendría que ser al revés. Exigiría que me pagaran, por la vía que fuera: dejándome publicar la entrevista... o en especie, con botellas de Chivas.
Lo de Karol Wojtyla es, en mi caso particular, parecido –tampoco tengo el menor deseo de conocer personalmente al anciano en cuestión–, pero comprendo que socialmente cobra un sentido muy diferente: se supone que quien pretende ejercer de representante de Dios en la Tierra no debería dedicarse al trapicheo de audiencias, y menos por encargo de un fabricante de bebidas espirituosas.
Me pregunto a qué trato habrán llegado. ¿Se estará planteando el Vaticano cambiar por whisky añejo el vino de las misas?
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (10 de septiembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de junio de 2017.
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