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1992/10/23 07:00:00 GMT+1

Estamos tan bien como con Franco

El PSOE apela, por fin sin tapujos, a los resortes del «franquismo sociológico». Lo único que puede explicar razonablemente el folleto-cómic(o) que el PSOE ha elaborado para festejar su década gobernante es que la Ejecutiva Federal haya encargado su elaboración a una agencia publicitaria compuesta de ciudadanos normales, conscientes de que se les pedía un objetivo imposible: pintar los diez años de Gobierno socialista con los tonos triunfales de un Edén redivivo, de una especie de Nirvana en la que todos, tras 10 años de paz -aún no 25, qué lastima-, somos por fin felices: los niños, porque pueden jugar libremente en la calle gracias a la gran seguridad que hay; los parados, porque son capaces de aportar su contribución al mantenimiento del hogar paterno -es bien sabido que todos los parados viven con sus padres- gracias a lo que cobran del Estado; las mujeres, porque están tan asistidas que no se puede aguantar; de chavales en edad militar, porque ahora se hace la mili con ordenadores; de viejos -de muchos, de muchísimos viejos- porque... uf, de ellos por todo: porque al fin bien cuidados, porque sanísimos, porque cobran unas pensiones de aúpa, porque han conocido el mar después de tantos años... Y todo -¿no es fantástico?- gracias al PSOE.

Es de temer que los de la agencia publicitaria, como no se creían lo que hacían, han sido incapaces de hacerlo con el debido sentido de la medida. Y así les ha quedado: un fresco -y tan fresco- en el que resulta físicamente imposible reconocer la España actual: la que cae hacia un abismo de tres millones de parados, la de las Filesas y los juanesguerra, la de los fastos desinflados, la de la peseta al pairo, la de la fuga de capitales en busca de algún marco salvador, la de... la del Gobierno de Felipe González.

Es un puro disparate. Pero lo peor es que el disparate está hecho a posta.

Su carácter consciente se aprecia, para empezar, en los objetivos sociológicos a los que se dirige: personas de la tercera edad -su frecuencia de aparición en las viñetas es pasmosa, de bajo nivel cultural -los mensajes están redactados en un lenguaje que, de puro simplicísimo, resulta insultante, escasamente informadas -se llega a poner la prohibición de construir en las costas turísticas (sic!) como un ejemplo de la preocupación ecologista del Gobierno- y con el centro de atención del discurso fijado obsesivamente en la paz y la seguridad. Para quienes tengan edad y memoria, los perfiles del mensaje les resultarán familiares: es el mismo en el que insistía machaconamente la propaganda del franquismo. La conclusión es obvia: el público al que el PSOE se dirige es al más atrasado, desde el punto de vista cultural, de la sociedad. Se ve que los dirigentes socialistas han tomado nota de lo que dicen todas las encuestas, según las cuales su electorado se parece cada vez más al tradicional de toda formación política de derechas -más rural que urbano, más viejo que joven, más ignorante que culto- y están dispuestos a profundizar en esa línea cuanto sea necesario. Y más, si se tercia.

La explicación de los logros del PSOE se inicia con una viñeta que representa -no está mal, como comienzo- un perfecto insulto para el sistema democrático: «Sí, vamos a votar a los socialistas», dice un personaje de 1982. Y otro le contesta: «Vamos a asegurar la democracia». Estupendo: se ve que, según el PSOE, votar a otros partidos no es asegurar la democracia.

Pero pronto se descubre que ese comienzo, entre naif y mesiánico, no es sino un intento de ir habituando al lector a lo que le espera. Porque sigue a continuación con los estupendos weekends que tienen ahora todas las familias españolas -no pretenda negármelo, usted lo sabe-, con las becas que cual maná permiten a los jóvenes hacer su carrera gratis -no me hable de derechos de matrícula ni de libros de texto, so agorero-, con una explicación del Estado de las autonomías que incluye un mapa de España en el que Navarra ocupa la mitad de Guipúzcoa - perdónenme, soy donostiarra-, con una aún más indignante disertación sobre cómo el PSOE está acabando con los atascos de circulación -perdónenme, esta mañana he pasado hora y media en uno-, de un canto a lo baratos que salen los pisos hoy en día -perdónenme, estoy pagando un crédito hipotecario al 17%, con el chollo que es el turismo social, la formación profesional, la protección del consumidor -los de la colza se aparcaron ante la sede socialista de la madrileña calle de Ferraz por puro vicio...

De tanto mirarme el folleto, he acabado por cogerle cariño. Me encanta, en particular, esa viñeta estupenda -inspirada, barrunto, en las reflexiones de Ludolfo Paramio y el Programa 2001-, en la que un padre comenta a su hijo, mientras una pantalla de TV muestra una imagen del Hispasat: «Estoy tan emocionado como cuando el hombre pisó la luna». Y el niño le contesta: «Con el Hispasat ya somos espaciales». ¿Cuál es la ventaja de ser espaciales? Quizá la de estar en la luna. Aunque tampoco le hago ascos a esa otra en la que una joven pregunta a otra qué es la planificación familiar, demostrando con ello cómo la juventud, gracias al PSOE, vive en Babia. La elección es difícil: ¿qué no decir de esa otra imagen en la que dos niños, balón en mano y coche de la Policía al lado, manifiestan su entusiasmo por lo bien que se puede jugar en la calle gracias a que «ahora se está más seguro»? Pero la traca la guardan para el final: Madrid cultural, Juegos Olímpicos, Expo. «iLo mejor del mundo!», clama la masa, extasiada ante tanto éxito.

«Nos toman por gilipollas», me asegura un compañero de trabajo, mientras echa un vistazo, anonadado, al folleto. Nacho -de Ricardo & Nacho, Sociedad Limitadísima- me declara su impotencia: «Son mucho mejores que nosotros haciendo chistes».

Aunque la tentación sea grande, el error sería tomárselo a broma. A mí, por lo menos, me da miedo. Me da miedo vivir en un país en el que manda el Gobierno de un partido que considera que este mensaje es creíble. Y que, a lo peor, incluso él mismo se lo cree. Me da miedo que el socialismo se haya convertido en una apelación a los valores que primaban cuando hace veinte, treinta años, nuestra sociedad era invitada por una feroz dictadura a sentirse especial/espacial, culo del mundo, envidia de propios y extraños, cien dólares per cápita, polo de desarrollo y Congreso Eucarístico.

Me repugna comprobar que, si el envase ha cambiado, el mejunje -la droga- sigue siendo exactamente el mismo.

Javier Ortiz. El Mundo (23 de octubre de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de noviembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1992/10/23 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1992 franco el_mundo felipismo | Permalink | Comentarios (2) | Referencias (0)

Comentarios

El tebeo del que hablaba Javier,. lástima no haber encontrado un enlace donde se pueda leer entero.

http://www.todocoleccion.net/comic-por-futuro-todos-psoe-politica-nacional-felipe-gonzalez-alfonso-guerra~x33478964

Escrito por: Josep M. Fernández.2012/11/01 14:12:57.539000 GMT+1

Gracias por el enlace, Josep. La portada promete.

Escrito por: iturri.2012/11/01 15:42:10.276000 GMT+1

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