La estupidez del que es tonto de suyo, de natural, no me resulta nada irritante: qué le va a hacer; fueron otros los que lo nacieron. La bobería que no soporto es la del que, teniendo sus neuronas en aceptable funcionamiento, se empeña en usarlas mal, y encima se cree un genio, y además da por hecho que los demás no sabemos qué hacer con las nuestras.
Me topé hace unos días con un tontín de ese estilo. «Así que te opones a la acción de la OTAN en Yugoslavia, ¿eh?», me soltó en cuanto me vio. Y siguió: «¡Cómo sois los progres! ¿Y qué se supone que deberíamos hacer? ¿Dejar que el genocida Milosevic destroce todo lo que le dé la gana?».
Satisfecho, se quedó mirándome sonriendo, como si su argumento resultara demoledor.
¿«Deberíamos»? ¿En primera persona del plural? ¿El y yo juntos? ¿En calidad de qué?
Hay personas que pasean de superficialidad en superficialidad, sin verle las vueltas a nada, y a eso lo llaman razonar.
«¿Y cuál es tu alternativa a la actual crisis?», me insistía. ¿Y de dónde se sacará esta gente que uno ha de contar siempre con una alternativa prêt-à-porter?
Sales de casa de madrugada. De repente, te aparece un menda que te enfila con un pistolón. Te obliga a acompañarlo. Te conduce al monte. Te mete por un camino escarpado, al borde de un terrible abismo. De repente, cede el suelo. El tío resbala, se agarra a ti y ambos os quedáis colgados de una rama. Y te suelta muy enfadado: «¿Y ahora qué hacemos?».
Lo más normal es que te cabrees y le contestes: «¡Y a mí qué narices me cuentas! ¡Eres tú el que me ha traído hasta aquí a la fuerza!».
Pues tal cual con lo que pasa en Yugoslavia ahora. Y con el plasta de las alternativas. Fueron él y sus amigos los que permitieron -o incluso propiciaron- que los Milosevic de toda laya -por no hablar de los Yeltsin- se hicieran con el poder en el Este europeo. Fueron ellos los que dijeron que la OTAN era estupendísima y que debíamos meternos a escape en su seno. Son ellos los que bendicen el nuevo orden internacional. No nos pidan que les señalemos una salida a su desesperante embrollo: no tenemos nada que ver con él.
Algunos no somos de ningún bando: ni del de Milosevic, ni del de Clinton, ni del de Schröeder, ni del de Blair, ni del de Aznar. Ni podemos ni queremos hacernos cargo de una partida de ajedrez que ya tiene en su historial veinte movimientos mal hechos.
¿No saben qué hacer con el engendro que han creado? Allá ellos. Pero no pretendan hacernos cómplices de su estupidez.
Javier Ortiz. El Mundo (31 de marzo de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 4 de abril de 2011.
Comentarios
Genial el artículo y genial la elección, como siempre.
Escrito por: .2011/04/04 06:19:48.808000 GMT+2
Escrito por: xosé.2011/04/04 15:33:30.191000 GMT+2
Qué suerte haberte leído y escuchado.
Escrito por: Miguel.2011/04/04 21:58:42.266000 GMT+2