Hay consternación entre los actuales dirigentes del PSOE por la línea kamikaze que ha escogido Felipe González para sus intervenciones en los mítines electorales de la campaña gallega. El ex presidente, lejos de atenerse al estilo de «oposición responsable» que propugna Zapatero, se lanza alegremente al combate mitin sí mitin también, dispuesto a no dejar títere con cabeza, y cuando no acusa a Aznar de haber convertido España en una mera delegación norteamericana, da por hecho que el dinero de Gescartera se lo embolsó el PP.
Me cuesta decidir qué me parece más deplorable, si el estilo melífluo y condescendiente de Zapatero, siempre dispuesto al acuerdo con Aznar en «las cuestiones de Estado» -y siempre dispuesto a considerar que casi todo es «cuestión de Estado»- o el subidón de demagogia de González, para quien todos los escándalos sucedidos bajo su Presidencia se concentran en la persona de Luis Roldán y no pasan de ser pequeñas anécdotas en comparación con el horrendo crimen de Gescartera.
En todo caso, los zapateristas no tienen derecho alguno a enfadarse por las patas de banco y las diatribas extemporáneas de González. No es él quien organiza los mítines de Pérez Touriño. No es él quien designa a los oradores. Tampoco es la primera vez que lo invitan a participar en una campaña electoral y se les desmanda.
El problema de la nueva dirección del PSOE es que no ha saldado cuentas con su propio pasado. Mientras siga considerando -o haga como si considerara- que el ex jefe de Gobierno es uno de los principales activos de su partido y se empeñe en reivindicar el trecenato de González como un periodo maravilloso, todo lo que le ocurra por su culpa se lo tendrá bien ganado.
La alternativa a la oposición demagógica de González no es la oposición blandengue -si es que no servil- de Zapatero. La alternativa es -sería- una oposición real, que denunciara la inexistencia de una política exterior propia, la renuncia del Estado a cumplir un papel rector de la economía, el nuevo centralismo antiautonomista del Gobierno de Madrid... en fin, que fuera al grano y se dejara de fuegos de artificio con más o menos ruido de traca.
Zapatero y González sólo representan dos modos diferentes de hacer el juego a Aznar.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (13 de octubre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de junio de 2017.
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